COVID-19: Crónica de una pandemia


Foto tomada de Quo
A muchos se les pasaron un par de indicios:

  1. Desde diciembre se hablaba del COVID-19, pero nunca se presentó ninguna imagen del "bicho".
  2. Tan tardíamente como la primera semana de marzo y ante la curiosidad de algunos medios de comunicación, los chinos "revelaron" las primeras y únicas imágenes conocidas del villano de la película, sin que se hayan producido más "avistamientos" fuera de las simulaciones digitalizadas.

Ese "vacío" informativo explica por qué muchos consideraron que el virus o era una creación humana en tanto "arma biológica" o simplemente como un recurso narrativo con el potencial suficiente para generar miedo y unidad internacional frente a un enemigo común con miras al control social y el allanamiento del espacio y tiempo necesarios para la "instauración de un nuevo orden mundial".
Entre que son peras, manzanas o virus, los sucesos ya están corriendo y el fin de una era es indiscutible con todo lo que implica, guste o no a liberales, conservadores, chairos, fifís, creyentes o incrédulos, apocalípticos o integrados. Aquí, una crónica puntual elaborada por los colegas de Badabun y publicada en su espacio de Facebook

Hacia el nuevo orden mundial y la verdadera Cuarta Transformación


DE LA MANO de mis contenidos compartidos recientemente en Facebook y que he incluido también más abajo en esta entrega, todos relacionados como se puede colegir, está un tema fundacional, transaccional, transformador.

Más de una vez he dicho allá y aquí en mi blog que la verdadera transformación no es la que han mencionado y prometido a través de sus discursos el presidente mexicano o Trump o quien tú, amable lector, quieras mencionar. Es mucho más profunda y de mayor alcance. Estamos experimentando un tiempo sin precedentes por donde se lo quiera ver e interpretar. Y cada punto de vista, perspectiva y lectura, atendida de manera suelta, sin considerar el contexto, abona a la confusión. A la confusión de las creencias basadas en la literalidad de los paradigmas. A la confusión del descrédito a que mueven sus contrapartes paradójicas basadas, como lo establece la misma etimología de la palabra, en el dogma y la dotrina. A la confusión de los datos secos y multifacéticos.

Para proteger a la familia es necesario ascender a otro nivel de familia

Muchos de ustedes y yo hemos criticado con dureza al presidente Andrés Manuel López Obrador como a otros gobernantes sobre todo por lo que salta a la vista, la evidencia; por causa de lo que suponemos verdad lacerante de nuestros populares intereses en contraposición de los otros intereses, los de quienes detentan alguna forma de poder; y puede que tengamos más de una razón para ello. Sin embargo, en parte de la aparente indolencia de nuestro mandatario hay también razones de peso que justifican su proceder; hay motivos detrás del discurso que, cuando se lo pone en el contexto planteado por los videos que muestro acompañando estas líneas, cobra otro significado. Y esto que digo no implica una apología o claudicación de lo que pienso y siento, sino más bien ofrece un atajo distinto desde el cual abordar los acontecimentos con sus dichos y sus hechos.

No hay un líder mundial que no esté hoy, más o menos, trazando mensajes en la misma idea conservacionista y aun así deslizando una postura neowdarwinista con toques de naturalismo rousseauniano para la que la evolución humana, en el siguiente estadio, habrá de ser subsumida dentro del orden planetario. El hombre debe ser uno con la Naturaleza, sufrir del miedo a la propia extinción por efecto de su estupidez, para hacer conciencia de su verdadero rol como especie y actuar consecuentemente y en la medida de su responsabilidad.

No se trata de promover ni de prohijar temas o planteamientos eugenésicos, aunque estos se hallen implícitos en la necesidad misma de conservar cierto orden. Pero, así como la riqueza generada por un sistema de capitalismo real –contraparte del ya rebasado, extinto en 1989, socialismo real– ha sido mal distribuida por motivo de la codicia no por fuerza de unos cuantos, sino de todos, siempre aspirantes a tener para ser, en vez de ser para tener, todos esclavos del querer; así, también, voy diciendo, la distribución humana ha llevado al planeta en tanto sistema a provocar una variedad de desequilibrios. Desequilibrios que pasan por el choque de especies, el choque de civilizaciones, de creencias, de formas de vida, de procederes.

Acumulamos sin beneficio común. Explotamos recursos renovables y no renovables a mansalva, cancelando o complicando posibilidades, relaciones, afectos sin detenernos en otra cosa que no sea la propia satisfacción. Consumimos ya hasta las almas y las leyes las hemos convertido en pretextos, en capas de una cebolla que, en su corazón, alberga los motivos reales de nuestras lágrimas.

Coronavirus, orden mundial y expectativas de futuro

Al margen de teorías conspirativas, que pueden o no rozar la verdad de las cosas, y de lecturas y reflexiones que cada cual o determinados grupos pudiéramos hacer acerca del asunto del coronavirus llamado COVID-19, sus antecedentes, sus efectos sobre la población, la economía, la sociedad, un mensaje de corte motivacional como el siguiente elaborado por el cantante y actor cristiano oriundo de Venezuela, José Luis Rodríguez "El Puma", nos muestra que la actual experiencia traumática que afecta al mundo tiene que ver con una "guerra" de muchos frentes.


Tenemos claros los frentes económico, social, geopolítico, ecológico, de salubridad, científico, ideológico, educativo, tecnológico, militar, legislativo, informativo; pero, la batalla también se está librando en la trinchera espiritual, afectando los campos de las emociones, de la ética, la moral, revalorando los derechos y las obligaciones, contrastando la realidad versus las percepciones y las creencias; el conocimiento frente a la ignorancia; la fe frente a la desconfianza; la avaricia y el egoísmo frente a la solidaridad, la caridad y el desprendimiento.

No fue gratuito el llamado del Papa Francisco el 12 de septiembre de 2019 a efectuar el 14 de mayo de 2020, en Roma, un pacto para una educación que enfile a las nuevas generaciones al nuevo orden mundial, no como secuela sino como paso fundacional siguiente a la Declaración de Abu Dhabi, efectuada "sin crear ningún tipo de sincretismo", según las palabras del cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, pero con la mira puesta en el concurso de los credos hacia un transhumanismo ecuménico. Y tampoco han sido gratuitas las interpretaciones que algunos pueden dar, chuecas o derechas, mesuradas o escandalosas, al trasfondo de su mensaje como son el caso del pastor evangélico Jorge Aguilar o el del pastor rabí de la Kehila Mesiánica mexicana Gozo y Paz, Dr. Javier Palacios Celorio, señalado por sus contrapartes cristianas y judías de hereje judaizante, por mencionar a dos ejemplos.


Claro que ahora, dada la circunstancia a que orilla la pandemia, uno se pregunta si tal encuentro vaticano se llevará a efecto como se propuso o si también sufrirá de la censura y la enclaustración como ya sucede con partidos de futbol o ceremonias eclesiásticas, o si se recurrirá a las bondades tecnológicas como hiciera el Grupo de los 20 en su reciente reunión en la que participó por primera vez Andrés Manuel López Obrador cuya anunciada "austeridad republicana" y su "combate a la corrupción" parecerían hoy, vistos con el tamiz del tiempo, preparativos para lo que aun está por venir, según algunos analistas, desde abril, cuando la recesión mundial comenzará a profundizarse y  se enfilaría el probable fallecimiento del 10% de la población mundial (cifra que se antoja exagerada, pensando que ya somos más de 7 mil 625 millones de personas), es decir  por causas asociadas directa o indirectamente al coronavirus en cualquiera de sus dos supuestas cepas conocidas (una más comentada que la otra).
Foto: @lopezobrador_
En ese tenor, es comprensible que indicios como los señalados en la siguiente secuencia de videos ocasionen histeria colectiva:




Algo es cierto y esperanzador para unos: "Susana Distancia" llegó impertérrita de la mano del coronavirus para quedarse rigiendo, no separando nuestros cuerpos tanto como nuestras almas ya de por sí ensimismadas. Pero, para otros, ella es sólo ave de paso, paloma enviada en medio del desastre para volver con un contrito mensaje de esperanza y reconciliación, lo digo utilizando la misma imagen que el propio Papa Francisco empleó para subrayar el significado de la declaración de Abu Dahbi (véase desde el minuto 43:58).



La familia, piedra miliar de la civilización

Foto: AP y EFE
Que ocurriera esto entre Navidad y Pascua, ¿pudo ser mera coincidencia?

Se habla, se imagina, se propone, se teme un nuevo orden mundial, uno donde no seremos más lo que fuimos. Y esto ya algunos lo avisoramos desde finales del siglo anterior; y nos llamaron enajenados, que estábamos en el yerro. Pero, nosotros salimos de la cueva, mientras los demás vivían fascinados con los efectos de las sombras proyectadas en la pared de la misma. Y ahí están, adentro, en cambio, obtusos, revueltos, los autodenominados liberales y los tachados de conservadores. Ahí están los apocalípticos y los integrados. Ahí también la ignominiosa credulidad y la ruin y mezquina ceniza de los sueños a los que hemos renunciado, sacrificado al punto de convertirnos en un nostálgico afán devocional.

La imagen de un pastor sin grey también se prefigura como proyección de las llamas danzantes. Es soledad divina encarnada en lo humano; es abandono humano de lo que tenemos de divino.

Mas, al final, conforme avance la historia, este virus escoltado por los 4 jinetes: enfermedad, hambre, guerra y muerte, dejará poca huella pues, ya se sabe, el hombre es el único animal que tropieza más de dos veces con la misma piedra, como de alguna manera parodiada se nos quiso hacer creer que alertaba Vladimir Putin en un video falsificado y que, no obstante, más de uno tomó a pie juntillas porque e discurso en él se antoja creíble y que, a pesar de su falsificación discursiva aborda un tema que hoy es sensible, preocupante y es visto como la solución a nuestro actual problema existencial.


La coincidencia temática entre estos contenidos aquí compartidos encuentran su síntesis en planteamientos similares hechos por los más diversos mandatarios y políticos que enfatizan el papel de la familia aun como piedra miliar, institución raíz de lo que somos:


A veces es necesario destruir para reconstruir. "El nuevo orden mundial ni es nuevo ni ordenado", opina el internacionalista Andy Stalman.
El primer uso de la expresión nuevo orden mundial aparece en el documento de los Catorce Puntos del Presidente norteamericano Woodrow Wilson después de la Primera Guerra Mundial para la creación de la Liga de Naciones. Este nuevo orden se refería al comienzo de un nuevo período de la historia en el que se manifiestan cambios profundos en las ideologías políticas y en el equilibrio de poderes.

Unos sesenta años más tarde, esta expresión volvió a los titulares de los medios, especialmente con el final de la Guerra Fría. Los entonces presidentes de Estados Unidos y la Unión Soviética, George H. W. Bush y Mikhail Gorbachev usaron el término para tratar de definir la naturaleza de la posguerra fría y el espíritu de cooperación que se buscaba materializar entre las grandes potencias.

Los últimos acontecimientos parecen marcar el comienzo de una nueva era para la geopolítica internacional. Estamos en presencia de un nuevo nuevo nuevo orden mundial (ya que sería la tercera vez que lo utilizaremos). Para algunos un nuevo (des)orden mundial.
Pero, si tomamos en cuenta a la transformación que sucedió con el industrialismo y derivó en la Primera Guerra Mundial, podemos comprender y ubicar los hechos actuales como la cuarta transformación de la que se nos ha hablado. Y sobre todo si tomamos en cuenta que, si los pronósticos de los expertos son acertados, estamos viviendo el final de la Era del Petróleo y nos quedan escasos 30 años para reestructurar y reconfigurar el orden planetario, ajustándolo para el empleo de las energías renovables y basar en ellas una nueva forma de capitalismo, más democrático, solidario, responsable, equitativo.

Es verdad que la pobreza jamás desaparecerá del todo. La lucha de clases, ya lo decía Carlos Marx está en los cimientos de toda forma de capitalismo y define nuestra esencia como especie y sociedad. Lo que sí podemos modificar y evitar es que las "sanas distancias sociales" no estén basadas en la segregación, sino en la discriminación como fenómeno adaptativo integrador, incluyente y no excluyente con miras a un control social no dictatorial sino solidario, no caritativo o paternalista, sino promotor del autodesarrollo; no basado en la meritocracia ni en la autocracia, sino en el empoderamiento horizontal y democrático.

Crónica de un abuso


DÍAS ATRÁS, tantos como casi una semana y con ayuda de un buen amigo publiqué en un chat de WhatsApp, donde no estoy incluido, un anuncio que también repliqué aquí, en Facebook. En el anuncio publicitaba que, entre los más de cien productos de limpieza y perfumería a granel, contratipos, que vendo para ayudarme con mi economía, incluía e incluyo el gel antibacterial, el gel sanitario, el shampoo para manos, cloro, etc. Como buen analista –creo– de los indicios informativos que nos rodean, sabía que, más pronto que tarde, dada la pandemia del covid 19, sería un producto recibiendo el centro de atención y, estando en posibilidad de ofrecerlo en precios económicos podría allegarlo a la gente de mi comunidad caracterizada por estar conformada en su mayoría por ancianos, grupo vulnerable objetivo.

Para sorpresa de mi amigo y mía el anuncio generó una respuesta impresionante. En escasas dos horas la andanada de pedidos se multiplicó 4 veces contra lo que de manera normal solía sucederme incluso con los productos que me son más solicitados para el aseo de la casa, la oficina, el coche o la ropa.

Lo mismo estaba sucediendo con mi proveedor habitual quien de pronto se vio rebasado por compras de pánico en su comercializadora y hubo de apretar tuercas para acelerar la producción en su fábrica.

Durante todo el fin de semana fue un no parar respondiendo a llamadas, mensajes de WhatsApp y Facebook. Las ventas fluyeron de forma fantástica y claro, no puedo negar que me sentía contento por el repunte de mi economía, de mi proyección personal y profesional, y aun más porque estaba contribuyendo a la prevención y cuidado de la salud de las personas y sus bolsillos.

Claro que esto tuvo, al menos en México, una múltiple explicación: el miedo generado en el mundo por el aumento de casos de coronavirus dados a conocer por algunos colegas periodistas de corte sensacionalista, las torpes decisiones y actitudes del gobierno en turno de Andrés Manuel López Obrador, los funcionarios de su gabinete, los legisladores y sus simpatizantes, el cambio de fecha del puente vacacional adelantado por motivo del 21 de marzo, aniversario del natalicio de Benito Juárez. Esto, sumado a noticias como la caída de los precios del petróleo, de la Bolsa Mexicana de Valores, del peso, la confrontación Arabia-OPEP-Rusia y más, puso a la gente en un estado de psicosis colectiva, detonando compras de pánico.  Pero, también influyó, hay que decirlo, el ambicioso afán abusivo de los que, aun escudándose en la ideología anticorrupción, vieron la ola avecinarse y consideraron oportuno montarse en ella.

Surfeando en gel

Hacia medio fin de semana, entre sábado y domingo mis ventas iban muy bien, con cierto control y orden, hasta que el descomunal aumento de la demanda hizo que mi proveedor dejara de apartarme suficiente gel antibacterial como para tener stock destinado a mis clientes. Así, me fue reduciendo las cantidades y aplazando las entregas, porque no se estaba dando abasto. Me enfatizó que el gel no escaseaba, pero que comenzaron a escasear las botellas dispensadoras de ciertas medidas. A mí eso no me hubiera afectado tanto, si no hubiera sido porque la mayoría de mis pedidos solicitaban justo más botellas dispensadoras conteniendo el producto, aparte de su presentación en bolsa para rellenarlas. Este fue el primer atorón. Seguí entregando el producto en bolsas de plástico y no pude dejar de pensar en las ironías a que estas pandemia y recesión mundiales nos están llevando pues, cuando en muchas partes del orbe, y México no es la excepción, se empiezan a aplicar legislaciones que prohiben el uso de popotes y bolsas de plástico, aun sin tener asegurada y garantizada una industria y productos de sustitución, resulta que el gel tenemos que empacarlo en bolsas para desplazarlo y en los restaurantes tenemos que beber los líquidos en los vasos en la esperanza de que estén bien lavados para evitar contagios.

Hacia el lunes el tema de los envases me orilló a plantear a mis clientes la sustitución del producto para surtirles más bolsas que envases. Comencé a sugerir que podían reciclar envases de shampoo, cremas, que tuvieran tapa dispensadora hermética para evitar la evaporación del alcohol. ¡Oh, sorpresa! La cultura y educación del reciclaje no está suficientemente promovida y diseminada entre la población mexicana, a pesar de las leyes, programas, estrategias y políticas de gobierno e intituciones respectivas. La gente no recicla, todo lo tira, pero bien se queja de que ya no hay rellenos sanitarios suficientes o los existentes, legítimos o clandestinos, se han convertido en manzanas de la discordia para gobiernos municipales, empresas, comunidades y gremios, todos echándose la bola unos a otros y nadie tomando las riendas para dar la vuelta al tornillo y entrar de lleno en la generación de energía sostenible, entre otros beneficios aparejados a la basura.

El resultado fue que la paciencia de los clientes comenzó a resentirse. La promesa de dar razones acerca de los envases el martes inmediato sirvió para calmar los ánimos.

Llegó el martes y con él el aumento drástico de pedidos. Empecé a dedicar más tiempo de mi noche para mantener el control y el orden. La ventaja es que soy noctámbulo, pero todo tiene un límite, y eso de ir a dormir a las 7 de la mañana para despertar 3 horas luego no es muy sano tampoco y menos cuando por estar en la brega hasta los tiempos de alimento y descanso se ven trastocados. Pero, soy persona responsable y dedicada, acostumbrada a sacrificar cosas cuando es preciso.

Si el lunes sirvió de pausa en la entrega de gel por dedicarlo a la entrega de otros productos de limpieza que también se estaban viendo afectados en su distribución, el martes el gel acaparó la atención. Amigos me enviaron imágenes de lo que estaba sucediendo y ya había anuncios de otros ofreciendo el gel antibacterial con mucha agresividad comercial y precios elevados. Está bien, dije, el sol sale para todos. Sabía que el caos estaba comenzando y que no llevaría a nada bueno. Mi proveedor redujo su entrega a mí y quedé desprotegido, capoteando el temporal. Envases cada vez más escasos o agotados o con precios exagerados. Dado que los otros productos los vendo con envase a cambio (reciclaje), en esos no me afectaba más. Y en el gel ya había yo comenzado una estrategia de control de daños tratando de educar a la gente acerca del reciclaje. Pero, el hombre es un animal de costumbres, necio.

Mis ventas continuaban y el dinero comenzó a quemarme, a sabiendas de que el problema de a distribución no tardaría en afectarme de forma severa no siendo yo mayorista.



Haga su propio antibacterial

Martes y miércoles de nuevo fueron de aplazamiento y reducción de entregas, contra la demanda existente. Empezaron a mandarme imágenes de tiendas con estanterías vacías. Empezaron a llamarme amigos y conocidos pidiéndome grandes cantidades de litros para, con toda franqueza, comerciar montándose "en la bonanza" ficticia que supone una ola, una burbuja inflacionaria como esta. Los videos de YouTube elaborados especialmente en España desde diciembre del 2019, tras la declaración de la pandemia, enseñando cómo hacer gel antibacterial casero con la fórmula oficial de la Organización Mundial de la Salud aumentaron de forma increíble sus vistas y suscripciones a cientos de miles o millones. La gente ahora, en la era de la información, contaba con una herramienta conceptual para no "depender" de las grandes corporaciones químicas fabricantes del producto y así en España como ahora en México, los ciudadanos audaces se lanzaron a los establecimientos de venta de insumos como la farmacia París, El Fénix y otros para adquirir los ingredientes y herramientas para fabricar el propio gel, fuera para comerciar o para uso personal o familiar. Esto ocasionó que, al día siguiente, estallara la burbuja.

En la noche del martes, a mi proveedor se le murió un hermano así que cerró temprano y el miércoles la demanda rebasó a sus empleados y a él mismo en pleno duelo y velorio. Yo, aguantando como Ulises amarrado al mástil, para no sucumbir a los cantos de las sirenas y a la vorágine.

El jueves por la mañana, aun a riesgo de parecer insensible, llamé a mi proveedor para conocer el estado de mis entregas y solicitar un pedido grande, que tenía el dinero en la mano para soportarlo y desahogar mi ya larga lista de espera. Su respuesta fue el indicio de que el negocio ya estaba francamente podrido. No podía surtirme más que una cantidad reducida y manteniendo el precio original. Los precios de los insumos fluctuaban mucho, elevados y ni siquiera podía fijar un nuevo precio. Me supe entonces fuera de mercado. En las redes sociales empezó a circular publicidad de esos oportunistas, vendiendo el gel a dos o tres veces el precio regular. Sabía lo que se avecinaba, pues también desde el fin de semana habían comenzado a escasear los cubrebocas, de los que también me habían solicitado una cantidad considerable.

Mi proveedor me cambió las condiciones, solo atendería mayoristas con pedidos superiores a mil litros y con capacidad de pago de contado inmediato al 100%, sin anticipo al 50%. Entonces, una amistad como caída del cielo me llamó, tenía a su vez un cliente con dicha capacidad, solicitando 10 mil litros para que le fueran entregados con una distancia de 15 días en remesas de 5000 litros. Presenté el caso a mi proveedor y me negó la posibilidad. El mercado estaba vuelto loco y no podía garantizar ni comprometerse con tiempos ni cantidades. Solo me garantizó la entrega de mi exiguo pedido de 20 litros con los cuales yo tendría que hacer malabares para hacer mis entregas. Entonces me confirmé excluido y opté por una actitud de responsabilidad social: lo importante era poner en las manos de mi gente el producto, para la prevención, al fin yo no busqué la burbuja y mi negocio no es lucrar a costa de la necesidad de las personas si bien no soy beneficencia. Así, me concentré en reordenar mi lista de espera e informar a mis clientes la situación sin entrar en detalles enojosos o superfluos, y con afán de surtir a más personas aunque fuera con un litro de gel, mejor que a unos pocos felices de adquirir medianas o grandes cantidades. La cantidad que me surtirían me serviría para repartir gel a 11 personas y no más, de poco más de 50 pedidos. Sí, suena poco para quien acostumbra dejarse llevar por la ambición. Como ya se sabe que la ambición rompe el calzón, preferí quitarme el mío antes de zurrarlo por inconsciente y nada solidario bastante ya me estaba quemando a causa de terceros.

En la noche del jueves, mi proveedor me entregó lo convenido. Charlamos de la situación y me explicó que, aun teniendo la capacidad instalada para solventar incluso pedidos como uno que le llegó de un millón de litros, sencillamente ya no podía fabricar más gel porque no solo aumentaron los insumos sino en especial el alcohol, que es la base principal, estaba agotado a pesar de buscarlo en una veintena de industrias alcoholeras que le proveen a él. Que tal vez sería hasta el martes de la siguiente semana cuando podría tener noticias al respecto.

De esa manera terminé mi día y mi semana, reembolsando lo poco que pude haber ganado a causa de la ola especulativa antes de caer en un círculo pernicioso para mí y para los demás. Me quedó apenas para comer unos días. Me hice a un lado, pues al fin no solo de gel vive este hombre y tengo claro que no es la panacea, sino uno más de entre los muchos productos antisépticos y de aseo que vendo y que podemos usar todos para el cuidado, la prevención y la higiene. Ahora sí que, casi como Pilatos, preferí lavarme mis manos y mirar de soslayo cómo, quizás, esos acaparadores, especuladores oportunistas se quedarán con el producto o, para su fortuna, la desesperación y la ignorancia obtusa de la gente la podría llevar a perder lo más por lo menos. En fin, una raya más al tigre, por no decir al peje.