Ahora sí que ¡pinches diputados morenistas!


Perdonen el exabrupto en el titular de esta entrega; pero, he leído una nota mentirosa acerca de la propuesta para reducir el presupuesto de varios de los municipios mexiquenses (qué casualidad, sobre todo los que perdió MORENA en las elecciones de 2021) argumentando un descenso poblacional, y ello a todas luces implica un artero abuso oportunista y mentiroso de la bancada de MORENA. Porque quieren aplicarnos a todos aquello de que "la pandemia les cayó como anillo al dedo".

Los datos reales

Recordemos que terminaba 2019 y estaba previsto que se efectuara el Censo Poblacional durante 2020. Pero, la pandemia se declaró en México en marzo de ese 2020 y durante ese tiempo, del 2 al 27 de marzo, los censores se las vieron negras para poder efectuar su trabajo en buena parte del territorio nacional, especialmente en zonas rurales. Mientras, en las zonas urbanas no resultaba fácil efectuar los conteos porque, en parte por el encierro de cuarentena que comenzó el 23 de marzo de 2020, las medidas de seguridad se incrementaron y los mismos pobladores no atendían a extraños.

Personalmente pude entrevistar a una censora y aparte de lo anterior me reveló algunos datos que me pintaron un irregular retrato de lo que padecían los censores, los que incluso hubieron de modificar sus formas de cuestionar para que, desde el aislamiento, los pobladores pudieran responder sus preguntas y obteniendo a veces información no del todo fidedigna de parte de quienes les respondían. Ejemplo, cuando pasaron a mi casa, yo no estaba, sino mi inquilino y él respondió las preguntas sin conocimiento y, como él, así en muchos casos. Ese mismo día me topé con la censora, y tras lo relatado me mostró los datos que obtuvo los que hube de corregirle y me mostró otros cuestionarios llenados a medias por las mismas razones.

Entre el censo y el padrón electoral

A la fecha que escribo estas líneas, el dato de muertes totales en México (sin considerar los datos de sobremuerte o exceso de mortalidad) por Covid-19 conforme al seguimiento de la Universidad Johns Hopkins, y en más o menos coincidencia con los datos oficiales del gobierno mexicano, asciende a más de trescientas mil, por lo que si bien es preocupante en el marco de una pandemia tampoco es tan escandaloso como muchos han querido destacar visto en un contexto más amplio. Para el caso específico del Estado de México, el dato es de poco más de cuarenta y cuatro mil defunciones de un total acumulado probable de alrededor de ciento sesenta y un mil.


Considerando el índice de sobremuerte, las estimaciones multiplican las probables muertes totales del país en más de seiscientas mil entre asociadas o no a síntomas relacionados o derivados del Covid-19 y sus variantes que siguieron. Queda claro que una cosa ha sido el mal manejo de la pandemia y otra muy distinta los resultados medidos, entre los que se encuentran los efectos de la pandemia sobre el censo poblacional.



La población en México, de acuerdo con datos del Banco Mundial era de alrededor de poco más de ciento veintiséis millones de mexicanos en 2018 (126.2 mm.). Para 2019 se incrementó a casi ciento veintiocho millones (127.6 mm.). En 2020, primer año de la pandemia, aumentó a casi ciento veintinueve (128.9 mm.). Estos datos contrastan con los que diera a conocer el INEGI el 25 de enero de 2021.

Según el INEGI en 2020 éramos casi un millón ochocientos mil menos mexicanos que los estimados por el Banco Mundial, es decir ciento veintiséis millones de habitantes. El Estado de México es la entidad que concentra la mayor población con casi diecisiete millones de personas. En 2010, la población era de poco más de ciento doce millones trescientos mil mexicanos, es decir que la población tuvo un incremento en diez años de poco más del once por ciento. Entonces, el Estado de México ya contaba con una población superior a los quince millones de habitantes, lo que significa que en diez años esta entidad ha crecido en similar proporción del once por ciento y no ha decrecido como han señalado los diputados morenistas como pretexto para disminuir el presupuesto estatal y sobre todo las cargas municipales para Atizapán de Zaragoza, Chimalhuacán, Cuautitlán Izcalli, Ecatepec, Huixquilucan, Metepec, Naucalpan de Juárez, Nezahualcóyotl, Tecámac, Tlalnepantla de Baz, Toluca y Tultitlán, lo que significa según los diputados morenistas que han de reintegrarse poco más de cuatrocientos treinta y un mil pesos "sobrantes" del presupuesto previo. ¡Hágame usted el chingado favor!


En algún artículo pasado hice la observación de que más pronto que tarde se emplearían electoralmente los resultados del censo para contrastar con los datos del padrón electoral. Y aquí vamos viendo esas consecuencias de una "desorientación" provocada por la pandemia. ¡El bicho es el culpable! Entonces examinaba yo:

Los funcionarios de casilla utilizan la lista nominal para efectuar el registro de la participación ciudadana durante los comicios. Pero, ello no es garantía de la novedad que quiero destacar aquí y es efecto de la pandemia: tendremos una lista nominal y un padrón inflados (no fraudulentamente), conteniendo registros no actualizados de ciudadanos electores fallecidos por causa del Covid-19 que ha implicado […] un exceso de mortalidad […] aun no suficientemente medido […]

Este hecho y dato se prestará con toda seguridad para que candidatos y partidos se monten en alegatos sobre presumibles fraudes electorales, como la emisión de votos en ausencia, aun a pesar de que la ley es clara en este tema concreto al especificar que solo puede realizarse tal mediante una carta poder judicializada, es decir certificada por un juez del tribunal electoral correspondiente.

Con la Consulta Popular de octubre de 2021, más las elecciones de julio de ese mismo año, más el próximo plebiscito para la Revocación de Mandato podremos tener, es de esperarse, un panorama que permita afinar los datos entre el malhadado censo de 2020 que tiene un déficit poblacional de casi dos millones de mexicanos, contra los datos del Covid-19 y los del padrón electoral. No podemos dejar de lado el dato importante de que, para autorizar la Revocación de Mandato, se juntó más de un millón de firmas y el INE, en la revisión puntual de la misma y más allá de cualquier discusión suspicaz de orden político halló una irregularidad con firmas de más de dieciocho mil fallecidos.

Es necesario hacer un conteste entre todas las bases de datos para determinar de forma lo más precisa posible cuál es la población real y en ese sentido, la próxima Revocación de Mandato será un fiel de la balanza que podrá ayudar a esclarecer algunos de esos datos. O podría, debería decir, pues mientras la ciudadanía se debate entre asistir o no, votar o no, votar en tal o cual forma, por lo pronto tendremos una reducción de casillas instaladas a causa de la disminución presupuestal para el ejercicio democrático. Ello solo complicará la logística no solo de instalación sino de recavación de datos.

Si por un lado nos ha "dolido" efectuar un gasto de las dimensiones de más de mil y medio millones de pesos, cifra por debajo de lo calculado originalmente por el INE, por otro nos significará algo peor si la población, ya por rebeldía o por desidia opta por abstenerse. En lo personal lo he dicho de muchas maneras, en distintos momentos, que el voto es una forma de expresión, analizado desde el punto de vista comunicacional y asimismo sus variantes entre el voto nulo, el blanco y la abstención misma. Pero, ¿acaso políticos y ciudadanía han tomado en cuenta que, muy aparte del resultado político, las elecciones también nos arrojan datos demográficos de vital importancia, sobre todo en tiempos como los que ahora vivimos de confusión pandémica?

Si lo vemos desde esta perspectiva, la asistencia a las casillas podría ayudar a esa claridad permitiendo determinar mediante el padrón electoral cuántos mexicanos están presentes en territorio nacional independientemente de su filiación política o el sentido de su voto. Además, quizás valdría la pena que esos "ahorros" presupuestales amañados pudieren servir para elaborar un nuevo censo apenas se de por terminada la pandemia, es decir hacia 2023, y así renovar no nada más la base de datos demográfica sino incluso el propio padrón electoral con miras al 2024.

Cuando el Comal le dijo a la Olla

Fuente: redespoder.com

EL AÑO PASADO una noticia circuló sin mucha pena ni gloria, tristemente. Y digo tristemente por la referencia con la fecha y el personaje central de la misma. Me refiero al aniversario 114 del natalicio de Francisco Gabilondo Soler "Cri-Cri".

Desde diciembre de 2020, sus nietos y dueños de los derechos sobre la obra del cantautor habían anunciado que en enero de 2021 "regresaría el grillito cantor" con quien de seguro, como tantos mexicanos, creció nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador.

Quién nos iba a decir que reviviría de forma viral tras la adaptación hecha por "El Duende" (locutor de XEW) a la canción de "El ratón vaquero", para hacer una parodia del caso y el enojo del presidente acerca de la "Casa de Houston" asociada a su hijo José Ramón López Beltrán. Espero que Radiópolis haya contado con los permisos correspondientes, porque la descendencia de Cri-Cri tiene fama de ser muy exigente y dura con los derechos, con justa razón.

Es verdad que la familia del compositor puede tener una postura política específica, pero ¿se habrán prestado a esta vacilada? ¿La habrán promovido? ¿Fue idea de Carlos Loret de Mola, de Víctor Trujillo o de algún trasnochado al que la ocurrencia, de no tener los permisos, le podría salir muy cara su "herejía"?

La canción de "El Ratón Vaquero" como muchas de las canciones de Cri-Cri tiene desde su origen una carga de crítica sociopolítica como hemos demostrado comunicólogos, semiólogos en diversos estudios y en este caso concreto una crítica que traspasa las fronteras más allá de la crítica por el valor trasnacional del idioma como una herramienta hegemónica. Lo vemos lo mismo en "El Comal y la Olla", en "El Chorrito", "Ché Araña" y muchas más. Por supuesto, la fantasía fabuladora del compositor abarcó varios temas y puntos de vista, no todos con esa carga digamos que de velada lección que no todos comprenden en la primera lectura. Cabe preguntar si con la adaptación a sus letras se abona o se resta al valor cultural de su obra. Pienso que solo se desarrolla una ampliación interpretativa y utilitaria de la misma.

What a heck!

Que yo recuerde es la primera vez que se hace y difunde un material como el que desde ayer circula por las redes sociales insuflando los ánimos de tirios y troyanos. Creo recordar que una versión semejante anduvo ya rondando en tiempos de la presidencia de Donald Trump y sus ataques a los mexicanos.

Habrá qué ver cómo reacciona el ya de por sí enojado presidente Andrés Manuel López Obrador a esta parodia. Porque, está visto que está bueno para hacer reír, pero no para reírse y si algo debe recordar es que quien a hierro mata a hierro muere y quien se lleva, se aguanta. Y de poco vale que alegue un "derecho de réplica" cuando ni siquiera comprenden ni el mandatario ni su equipo la ley reglamentaria correspondiente al artículo sexto constitucional sobre el derecho a la manifestación de las ideas, la informacíon y la expresión y que asienta con claridad definitoria [subrayado mío]:

Artículo 6o. La manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los derechos de terceros, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley. 

La ley reglamentaria además indica con precisión [subrayado mío]:

Artículo 4. Los medios de comunicación, las agencias de noticias, los productores independientes y cualquier otro emisor de información responsable del contenido original, serán sujetos obligados en términos de esta Ley y tendrán la obligación de garantizar el derecho de réplica de las personas en lostérminos previstos en la misma.

Las agencias de noticias, los productores independientes y cualquier otro emisor de información, responsables del contenido original, cumplirán la obligación a que se refiere el párrafo anterior, através de los espacios propios o donde sean publicados o transmitidos por terceros.

Artículo 5. La crítica periodística será sujeta al derecho de réplica en los términos previstos en esta Ley, siempre y cuando esté sustentada en información falsa o inexacta cuya divulgación le cause un agravio a la persona que lo solicite, ya sea político, económico, en su honor, imagen, reputación o, vida privada.

Artículo 6. La publicación, transmisión o difusión de la rectificación o respuesta formulada en el ejercicio del derecho de réplica, deberá publicarse o transmitirse por los sujetos obligados de manera gratuita.

En caso de que la réplica o rectificación derive de información difundida por una inserción pagada, el medio de comunicación podrá repetir el costo de los gastos originados por la publicación de la réplica a quién haya ordenado la inserción.

La publicación de la réplica o rectificación deberá realizarse sin comentarios, apostillas u otras imágenes o expresiones que desnaturalicen la función de la réplica, rectificación o respuesta.

El —llamémoslo con un eufemismo— diferendo que ha significado el choque de trenes entre el Presidente y la prensa en México con ataques y descalificaciones directas y difamatorias, cada vez más subidas de tono por parte del Ejecutivo a personalidades de los medios de comunicación, opositores, disidentes, críticos, intelectuales en distintos momentos como Denisse Dresser, Roger Bartra, Ricardo Rocha, Carmen Aristegui, Julio Hernández López "Astillero", Carlos Loret de Mola, Raymundo Rivapalacio, Joaquín López Dóriga, algunos de los cuales fueron incluso feraces defensores de su propuesta política por el cambio, hoy, esos, los más visibles dentro de toda una pléyade, habrían de sumarse a los periodistas en efecto asesinados moral, económica, política o físicamente a lo largo del sexenio y cuyo número rebasa períodos previos igualmente criticables.

La espada de Damlocles

Este diferendo, decía, rebosó el vaso de la tolerancia por ambos lados. Por el lado del Presidente generando iracundia desmedida e iquisitorial, revanchista tras la detonación que significó la bomba del reportaje sobre una probable causa delictiva de tráfico de influencias tras las propiedades de Carolyn Adams, la esposa del hijo del mandatario, José Ramón López Beltrán. El reportaje, difundido por el canal Latinus que encabezan entre otros familiares de su archienemigo y ex gobernador de Tabasco Roberto Madrazo Pintado, derivó en la descomposición del ánimo presidencial y su recalcitrante reacción, a su vez, en una indignada manifestación solidaria del gremio periodístico no solo de México sino con voces del extranjero a través de dos foros que se efectuaron en las salas de chat de Twitter con las etiquetas #TodosSomosLoret y #notodossomosloret, e incluso se dieron contestaciones en blogs bajo la etiqueta #notodossomoselpresidente.

La crítica al máximo yerro de Andrés Manuel López Obrador podría inclinar notablemente la balanza de su popularidad, aunque también es cierto que aún cuenta con una importante cantidad de adeptos, simpatizantes, corifantes y enceguecidos ciudadanos que continúan creyendo en sus promesas vanas y sus provocaciones.

Y en esas provocaciones quiero ahora centrarme. Porque, podremos gritar, manotear, rasgarnos las vestiduras por causa del escándalo; pero, si somos justos y equilibrados, tenemos que reconocer que detrás de los excesos del poder político también están los excesos del poder económico y mediático que hoy ven seriamente amenazados sus intereses. Ese poder "fáctico" vive cómodo y tanto como el Presidente en un Estado dividido y desigual. Si uno divide echando sal en las heridas y rencores del pasado, de las diferencias de clase y las injusticias heredadas que han tenido como causa y consecuencia la perpetua corrupción de un sistema social y político, entonces el otro divide continuando las desigualdades a partir de una meritocracia más nutrida de inquina que de valores. Ninguno, al final de cuentas, tiene la estatura moral para darnos lecciones de bonhomía. Ni Andrés Manuel con su alegada honestidad valiente y su cartilla moral, cuyo Código de Ética para la Función Pública el propio presidente ha pisoteado; ni Carlos Loret y tantos más al final más convertidos en la careta de los intereses económicos que en la verdadera búsqueda de la verdad y el afán por informar.

Sí, tiene razón el Presidente, es grosero que una celebridad sea un futbolista o un periodista gane los millones exhibidos y que muchas veces la ganancia obedezca no tanto al trabajo realizado o la carrera y la trayectoria, como a otros factores más sospechosos. Sí, tiene razón el Presidente al comparar su salario pagado con los impuestos de los mexicanos, pero yerra y también nos da un bofetón, aunque diga que le da pena, al mostrarnos, de esa manera burda, la miseria y desigualdad que aun existe en nuestro país y sobre la que ni él ni su gabinete ni su séquito de corifantes han hecho nada para revertir sino todo lo contrario.

Sí, tiene razón Loret de Mola, puestos todos en la misma balanza, ocurre que no solo el de arriba anda desnudo, sino toda una nación de ciegos donde el tuerto es rey y el príncipe no es más que un mendigo.

Vámonos preparando


ERA DE LA OPINIÓN... de que el Presidente Andrés Manuel López Obrador llegará al final de su sexenio, pero…

A ver… Yo no quiero pensar mal. Yo no le deseo mal a nadie, cuantimenos a nuestro Presidente ni quiero ser ave de mal agüero, pero tal parece que AMLO nos ha estado preparando para una transición adelantada, y no me refiero al juego del tapado y las corcholatas que tanto furor generó en 2021. Tenemos varios indicios que me llevan a lo que pienso y expondré enseguida.

Entre el afán y la realidad

Si algo ha tenido López Obrador como característica, esto ha sido su astucia, además de ser un provocador y otros adjetivos bien o mal ganados.

Esta astucia, por encima de su discutible conocimiento sobre determinadas materias, de la mano de su tozudez que a veces raya en la obcecación lo ha llevado cínicamente a donde está y a andar varios pasos por delante de quienes se han colocado en calidad de detractores y opositores; entre los segundos me declaro formado en la fila, aunque mirando de soslayo por aquello de no entumirme en posturas anquilosantes.

Desde que tomó el poder, AMLO nos ha estado poniendo el tapetito para lo que vendrá. Y no podemos decir que no ha sido congruente con su palabra, aunque nos choque y resulte a veces repugnante. Todas y cada una de sus promesas de campaña las ha ido cumpliendo, nos guste o no, y aun cuando ese cumplimiento no por fuerza signifique que ha mejorado al país, sino al contrario, lo ha hundido y no nada más segmentado. Ha sido congruente, ni duda cabe, con su forma de pensar conservadora y tan es así que en él se cumple viceversa aquello de "dime de qué presumes y te diré quién eres", acusando en los otros lo que se refleja en sus ojos.

Si algunos han querido ver su plumaje enfangado con las salpicaduras que han hecho sus corruptos familiares y colaboradores, pues están equivocados, porque para empezar, aunque lo asocien con el ganso por su socorrida frase de inspiración fálica "me canso, ganso", pues de ave no tiene nada y de fósil todo, no solo en su etapa universitaria, sino por su paso por la escuela del PRI, no nada más por su mote bien puesto por taimado de peje lagarto.

Lo que podría venir

Lo que podría estarse anunciando, decía al comienzo, es una transición adelantada. Si no estoy equivocado en mi lectura y a pesar de tantas distracciones y piedritas que nos han puesto en el camino, este suceso podría tomarnos por sorpresa y por ello mismo sentar las bases para justificar, con base en otros argumentos complementarios a los que yo he expresado en este blog y sus espacios en Facebook y Twitter, el pronóstico de una continuidad de la izquierda gobernando México en 2024.

Veamos los indicios para mi actual sospecha, pero los más realistas, no los efectistas y distractores que han servido para dar tema de conversación indignada a los chimoleros.

Primero tenemos una "tozuda" insistencia en la realización del plebiscito para la revocación de mandato, para la cual la Suprema Corte hizo como que la virgen le habló y no modificó la pregunta, que por otro lado es irrelevante porque, a querer o no, politiquerías aparte, el mandato tiene como toda moneda dos caras, una implica la revocación y la otra la ratificación, poco importa cuál es el anverso y cuál el reverso o el sentido del voto o si la pregunta se queda como está, redactada con redundancia:

¿Estás de acuerdo en que el C. Lic. Andrés Manuel López Obrador, presidente de los Estados Unidos Mexicanos, se le revoque el mandato por pérdida de la confianza o siga en la Presidencia de la República hasta que termine su período?; la disyuntiva es innecesaria de expresar, a menos que sigamos la máxima de comunicar a prueba de tontos.

Gramaticalmente habría podido ser redactada de dos formas mejores:

  • ¿Estás de acuerdo en que al C. Lic. Andrés Manuel López Obrador, presidente de los Estados Unidos Mexicanos, se le revoque el mandato por pérdida de la confianza?; la negativa como voto implica la ratificación.
  • ¿Estás de acuerdo en que el C. Lic. Andrés Manuel López Obrador, presidente de los Estados Unidos Mexicanos, siga en la Presidencia de la República hasta que termine su período?; la negativa como voto implica la revocación, sin especificar la causa motivante.

Arrieros somos y en el camino andamos

Como sea, las condiciones ya están dadas, se ha cumplido con los requisitos mínimos de ley —aun cuando AMLO la haya violado al convertirse en el primer promotor; porque la promoción tendría que haber ocurrido y tendrá que suceder desde ahora por iniciativa de la propia ciudadanía; pero, alguien tenía que arrear a los bueyes que somos para que jalara la carreta y pudiera ararse este nuevo surco donde fructificarán los granos de nuestra democracia.


Las condiciones ya están dadas, decía, se ha cumplido con los requisitos mínimos de ley y habrá la revocación con fecha 10 de abril de este año, así sea que el INE se vea forzado a buscar bajo las piedras por la falta de presupuesto y hacerla, no con pinzas, por lo delicado, sino con pinzas de ropa, por lo exiguo. La cantidad de casillas que podrán instalarse entonces apenas servirán como un muestrario de alfombras para justificar esa sospecha que ya voy anunciando.

Dado que el propio Andrés Manuel empujó tanto sería de esperarse que respetará la veda de propaganda gubernamental y, respetando las reglas, modificará los contenidos de sus mañaneras, para no entrar de nuevo en los dimes y diretes ya vividos meses atrás por su burdo intervencionismo disfrazado de "derecho" de difusión, de expresión y publicación. Pero, entonces ya no sería el AMLO contestatario y jodón que conocemos, así que seguro continuará en el tenor y el tono, no se diga en su rijosidad para con nosotros los periodistas y comunicadores.

La revocación y la media vuelta del hijo del lobo obrador

El ejercicio ese de la revocación, ya lo he dicho, desde un punto de vista estrictamente de la participación ciudadana y el reforzamiento de nuestra democracia es un asunto bueno, necesario, y en algún momento tenía que ponerse en práctica, así fuera como un ensayo para el futuro, dada la novedad de la figura. Independientemente del resultado, ya luego no nos dirán que no sabemos cómo y con qué se come. Siempre hay una primera vez para todo, y a la revocacíon le llegó su tiempo como meses atrás a la consulta popular. Faltan otras figuras contempladas en la Constitución, ya les llegará su momento al Referéndum y al Plebiscito que, aun siendo similares a las ya puestas en práctica, sus sutiles diferencias de organización y medición requieren también que se ensayen, aunque impliquen, como es ya claro, un costo específico. Así que no nos quejemos, no seamos como ese "millonario" que ha adquirido un jaguar y no quiere ni siquiera que le dé el sol porque cuesta mucho tenerlo; para eso, mejor ni hubiéramos metido en la cochera de nuestra democracia esas figuras de la consulta popular, la revocación de mandato, el referendum y el plebiscito, complementarias al ejercicio de nuestra voluntad ciudadana y la gobernanza.

Poco importará ahora, es claro, que haya mucha o poca participación. Se necesita un primer pretexto para, de ser necesario, justificar la quizás adelantada renuncia del Presidente que, además, podría alegar motivos de salud. Ya he puesto antes el doble escenario. Un voto afirmativo de la revocación hace al mandato inconsútil, es decir continuo, al menos en este primer ejercicio por ser la ley intransitiva, no retroactiva y por lo mismo inaplicable al mandatario en turno, ahora, pero aplicable en futuras revocaciones. Un voto negativo redunda en lo mismo, justificando con forma de ratificación la continuidad legítima y legal. Sin embargo, en el primer caso, puede darse la ocasión de que el Presidente opte por mostrarse congruente con su discurso populista y adoptar la respuesta ciudadana para justificar su renuncia al cargo y, como ocurre con AMLO, incluso emplear su condición de salud actual para justificar dicha salida. La misma, hay que decir, que podría darse igualmente a pesar de la supuesta ratificación en caso de un voto en ese sentido.

Y aquí está el segundo indicio que leo en el estado de salud de Andrés Manuel López Obrador, la práctica "rutinaria" del cateterismo hace unos días, su acondicionamiento físico y el "teatro" médico tras y alrededor de sus dos contagios por covid-19 y su variante ómicron en medio de una pandemia cuya administración ha sido, por decir lo menos, polémica cuando no, a ojos de unos nacionales y extranjeros, desastrosa, su salud se presenta como un pretexto de salida digno, como reza el bolero y en el que la plana mayor de la política tiene el script bien aprendido y entendido.


Entonces yo daré la media vuelta y me iré con el sol cuando muera la tarde

Nunca antes, fuera de la muerte de Benito Juárez, la renuncia de Porfirio Díaz y los magnicidios de Francisco I. Madero y Venustiano Carranza, México había experimentado de manera planificada y prevista por la ley la probable ausencia del mandatario, y nunca antes la ley misma había sido ampliada a que semejante condición constitucional pudiere ser promovida por los ciudadanos por lo pronto para los cargos de presidencia federal y gubernaturas, faltaría incluir las alcaldías, que es el siguiente paso.

De ahí la importancia de este ejercicio de revocación y la sospecha de que se nos está preparando el terreno para, como democracia más consolidada, podamos estar en condiciones de una transición forzada por la circunstancia, ahora y en el futuro y sin que ello signifique el desgajamiento del país.

Es tanto como sentar las bases para futuras revoluciones silenciosas basadas en la voluntad popular mejor que en las armas y las ciegas entrañas de la irracionalidad. Sin necesidad de reformar la constitución para ampliar o recortar mandatos, pero sí haciendo flexibles los modos de transición y transferencia del poder. Si tal se consigue, México se colocaría como una democracia no solo y otra vez adelantada, sino ejemplar para el mundo entero tal como sucedió justo con la Revolución que sirvió de modelo para la URSS y hasta para el mismo EE.UU. AMLO así pasaría como pretende, como el más querido y perceptualmente el mejor, no solo por su índice de popularidad, o sus sistemáticos denuestos a sus adversarios, sus venganzas justicieras o su manirrota tendencia a despilfarrar el erario en torcidas caridades electoreras.

Esto que digo, lo sé, va a contrapelo de lo que muchos suponen y seguro se preguntarán si el "dictador" AMLO, como lo tachan, sería capaz de sacrificarse personalmente por un bien mayor de la nación en la búsqueda de construir un mejor México. La respuesta es que sí y nos la dio con su tercer indicio que, más allá de la retórica discursiva y la manipulación mediática, significó el anuncio de su "testamento político".

El testamento político

Así como unos desorientados llaman a la revocación una mafufada, mientras algunos han leído en el anuncio del testamento político una vacilada, una ocurrencia más de AMLO, una petulancia megalomaníaca del Presidente producto de su egolatría, y otros, en cambio, han leído una especie de evangelio, entre esos extremos yo leo el afán congruente de la aspiración siempre reconocida y dicha a voz en cuello por AMLO de su afán, compartido con cualquier mandatario y político de cepa, de trascender en la Historia del país.


"Quiero ser recordado como el mejor Presidente de México", dijo no solo alguna vez, sino varias, y la mayoría de nosotros nos fuimos de bruces con una lectura superficial a partir, como es natural, de las expectativas acerca de sus obras, las que hemos ya puesto de cabeza en su análisis de pros y contras. Ni vale el cansancio detenerse en examinar las discusiones a favor o en contra de Tres Bocas, el aeropuerto Felipe Ángeles, el Tren Maya y un no muy largo etcétera. Es verdad que por ahora se perfila para ser recordado, en lo administrativo, como el peor presidente que hemos tenido; pero, si somos justos, no solo lo administrativo tendría que pesar. La visión mesiánica detrás tal vez nos lo pone como ese ungido por el sistema para, acomodando las piedras, hacer camino en la senda que otros no han querido andar, sacrificando el propio nombre y hasta la integridad física y emocional, no en calidad de mártir, menos de santo, pero al menos como el artífice que, para construir puentes entre lo sido y lo por ser, ha debido derruir montañas, talar bosques, inundar poblados, joder manglares, ir a contracorriente, sentando las bases del porvenir.

¡Pero, no se rían! Mi anterior párrafo no ha sido un sarcasmo, aunque sí una ironía. Piensen en la ironía: si mañana AMLO nos dice "me voy", no nos dejará ni huérfanos ni indefensos, pobres tal vez, bapuleados, divididos, pero con una mayor conciencia del México que necesitamos ser. Piénsenlo: nos está adelantando no lo inevitable, sino lo previsible, como explicó Lorenzo Córdova al comunicar la convocatoria para votar en la revocación de mandato:


Con la aprobación y emisión de la convocatoria podemos decir que la revocación de mandato es, como ejercicio democrático de participación ciudadana directa, un hecho absolutamente cierto y previsible que habrá de materializarse en la jornada de votación del domingo 10 de abril […].

Tal vez mañana habremos de decir ¡el Presidente ha muerto! ¡Viva el Presidente! Vámonos preparando.