El lamento de la mandrágora - Lenguaje inclusivo y más



Como todos los 28 de junio desde 1969, este de 2022 también transcurrió con la celebración del Día Internacional del Orgullo LGBT+, y aunque este texto mío vea la luz a tiempo o destiempo quise dar un paso al frente para abordar el tema desde mi particular perspectiva, y esperando aportar argumentos positivos para el entendimiento entre las personas, así, a secas.

Procuraré no caer en los lugares comunes que alegan tirios o troyanos, aunque mi postura podrá ser y seguro lo será catalogada en alguna de las casillas que la Historia ha preparado para la justificación proscripcionista, si cabe el término.

Tampoco me detendré en consideraciones ya muy sobadas acerca de la convivencia entre sexos, o la guerra de los sexos o la discriminación o hasta la segregación y violencia por motivos asociados al sexo, el que ha sido categorizado erróneamente como género para distinguir ya no nada más lo varonil de lo femenil sino toda una gama de matices intermedios que, la verdad, a veces ni quienes los abrazan y ostentan tienen claro como para describir y explicar a carta cabal en cuanto a lo que hace a sus diferencias sutiles con el resto del arcoiris.

Escribo entonces y ahora este ejercicio ensayístico desde mi limitada perspectiva como escritor y comunicólogo, por supuesto sin afán de ofender a nadie.

Materia que se ancla en algo más que palabras

Como el novelista Arturo Pérez-Reverte y muchos más, he abordado este tema de la inclusividad genérica en varias ocasiones, y lo he hecho llamando a cordura y sensatez humanista, no nada más humanitaria, que así es como entiendo el otorgamiento de la dignidad necesaria que reclaman quienes con razón y sin ella han sido víctimas de sus propios gustos, tendencias, inclinaciones, afanes, apariencias, biología, genética, traumas o decisiones, tanto como de la insidiosa inquina de quienes por las mismas razones les han, además de señalado, puesto al margen como si mostrencos dejados para estorboso recordatorio de la mezquindad humana. Y ya se ve que, no obstante y retratados como monstruos y esperpentos, hasta han sido ejemplos de inspiración, así en la literatura como en la sociedad, que connotan la nobleza humana.

En el interés por revertir la vergüenza, legisladores y activistas, unos más sensibleros que otros, tuvieron la ocurrencia años atrás de que el mal radicaba en el lenguaje mismo, y transformar la situación de la comunidad LGTB+ así como de las mujeres sojuzgadas por una sociedad machista requería arrancar de raíz el mal. Pero, no consideraron que el lenguaje es como la mandrágora y que cada jalón que se da de manera forzada en el afán por extraer el tubérculo humanoide ocasiona el alarido doliente y ensordecedor de este que, noble como es en el desarrollo de su tallo y seductora flor, en su lamento transmite en cambio el mensaje de la muerte de lo que somos.

Para dar cuenta, por ejemplo, de la vergonzosa y torpe manera como se usa el mal llamado lenguaje inclusivo al momento de redactar discursos o las leyes en México, como en otras partes del mundo, hay que señalar no nada más los consabidos retorcimientos sintácticos. Estos, de la mano de las jergas leguleyas, se prestan a juegos interpretativos y la apertura de huecos legales por los que los abogados astutos saben colar sus argumentaciones tramposas para complicar la dictaminación de sentencias jurídicas por parte de los jueces, magistrados y ministros, y a pesar de que la Suprema Corte de Justicia ha conminado a los legisladores, jueces y abogados a emplear un lenguaje más llano y acorde a las necesidades de los ciudadanos legos.

Por poner un párrafo como ejemplo aleatorio permítaseme exponer estos fragmentos tomados de forma aleatoria del Código Electoral del Estado de México [cf. (IEEM, 2020): Artículo 18, párr. 3º].

Con un lenguaje estúpidamente redactado bajo la falacia de una aparente inclusividad retórica, el Código Electoral del Estado de México (como otros documentos legislativos surgidos desde hace una década bajo ese imbécil tenor de un supuesto “discurso de género” en las distintas legislaturas locales y la federal en México) dice:

Las y los integrantes de los Ayuntamientos que tengan interés en reelegirse, deberán separarse del cargo, por lo menos, veinticuatro horas antes del inicio de las campañas, conforme al calendario electoral vigente.

Pero, en otra parte se dice, a la letra:

Artículo 102. Los aspirantes no podrán realizar actos anticipados de campaña por ningún medio. La violación a esta disposición se sancionará con la negativa de registro como candidato independiente.

Artículo 103. Queda prohibido a los aspirantes, en todo tiempo, la contratación de propaganda o cualquier otra forma de promoción personal en radio y televisión. La violación a esta norma se sancionará con la negativa de registro como candidato independiente o, en su caso, con la cancelación de dicho registro.

¿Dónde quedó el “lenguaje inclusivo”? ¡Ahí está, en la neutralidad del "masculino neutro"!, sin necesidad de redundar innecesariamente con una reduplicación cansona del género gramatical que, en el primer caso, se habría subsanado con una redacción como esta: "Aquellos integrantes de los ayuntamientos". ¡Ah, no! ¡Que termina en /-ellos! Bueno, ¿qué tal esto?: "Quienes siendo integrantes de los ayuntamientos…". ¿Quiénes son "quienes"? Pues ellos y ellas, los y las integrantes. ¡No, estás mal, Santoñito! El pronombre relativo no consigue lo que pretendemos: ser visibles, igual que cuando en la celebración nos exhibimos ostentando y restregando en las caras de los demás ciudadanos, a favor o en contra de nuesta causa, nuestros tacones y maquillajes, besándonos libre y descaradamente nuestros bigotes, demostrando que, aunque recuerde a la telenovela, el amor no tiene cara de mujer y no todos somos simplemente María o Yara o Gutierritos. Pero, si se anotara "candidatE independiente" tampoco se conseguiría la visibilidad pretendida ni abarcar la diversidad acusada por la comunidad LGBT+ o el grupo de feministas.

El asunto se complicaría, sin duda, si además llegara un badulaque a pretender que también la diversidad étnica fuera incluida de algún modo retorcido en el lenguaje. ¿Cómo tendríamos que referirnos entonces a un homosexual o transexual mazahua?; que debe haberlos aunque en su etnia implique una vergüenza para sus usos y costumbres.

Quiero dejarlo claro, mi postura no es incluyente ni excluyente ni de hipócrita tolerancia; es humanista. Porque creo que el ser humano es un conjunto de categorías, valores y la distinción misma forma parte de ellas. Somos distintos, ni mejores ni peores, y en ello radica nuestra riqueza personal y cultural.

Quizás las mujeres o quienes teniendo rasgos varoniles se identifican y asumen femeninos pudieran sentirse más cómodas si en la conformación de los mensajes se optara por convención erradicar lo masculino para efectos de generalizaciones, y se hablara de "las personas" que eso son tanto los hombres, las mujeres y las quimeras, grifos, y demás símbolos de la variedad maravillosa con que nos sorprenden la naturaleza o la autodefinición y la autoestima. Pero, entonces, ¿no podría ocurrir al revés, que luego de decenios de practicar tal convención amazónica y matriarcal, los varones y quienes se identifican y asumen masculinos no exigirían igualmente su digna inclusión como miembros fundadores del mismo lenguaje que nos determina como sociedad?

El problema estriba, pienso, no en las palabras por sí mismas ni en el uso, abuso o desuso de ellas (ojo al femenino recurrente para designar a los vocabos, ¡vaya contradicción! que nos ha traído a la interdicción (Castro Salas, 2021)). Estriba en que le hemos dado demasiada importancia a los polos de la hombría y la feminidad y, quienes hoy reclaman, jalonean esos polos hacia un área difusa en el centro de la cuerda ocasionando más bien un nudo gordiano irresoluble a no ser con paciencia, sabiduría o con el tajo de la espada. ¿No era Alejandro Magno homosexual?

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Referencias

  • IEEM, *. (2020, Noviembre 27). Código Electoral del Estado de México. Ieem. https://www.ieem.org.mx/cefode/descargas/otras_publi/CEEM_2021.pdf
  • Castro Salas, E. (2021, September 9). Ella, él y elle: sobre tribunales, pronombres y lenguaje inclusivo – El Juego de la Suprema Corte. Eljuegodelacorte. https://eljuegodelacorte.nexos.com.mx/ella-el-y-elle-sobre-tribunales-pronombres-y-lenguaje-inclusivo/
  • Murillo, E., & https://www.facebook.com/lajornadaonline. (2020, November 10). Desestima SCJN proyecto a favor de lenguaje incluyente en las leyes. Retrieved June 28, 2022, from La Jornada website: https://www.jornada.com.mx/ultimas/politica/2020/11/10/desestima-scjn-proyecto-a-favor-de-lenguaje-incluyente-en-las-leyes-5297.html
  • René Ramírez Benítez. (2020, January 29). El impacto del lenguaje de las sentencias en los derechos de acceso a la justicia y transparencia judicial. Retrieved June 28, 2022, from Derecho en Acción website: https://derechoenaccion.cide.edu/el-impacto-del-lenguaje-de-las-sentencias-en-los-derechos-de-acceso-a-la-justicia-y-transparencia-judicial/
  • Pantin, L. (2021, January 14). Lenguaje claro: la próxima revolución en la justicia. Retrieved June 28, 2022, from México Evalúa website: https://www.mexicoevalua.org/lenguaje-claro-la-proxima-revolucion-en-la-justicia/
  • Comunicación editorial, E. (2022, June 24). Las Telenovelas Socializan De Manera Digna Y Respetuosa La Diversidad Sexual. Elinstituto. https://elinstituto.mx/telenovelas-socializan-la-diversidad-sexual/
  • El Financiero, *. (2021, July 10). Para la RAE usar la letra ‘e’ en el lenguaje inclusivo está de más – El Financiero. Elfinanciero. https://www.elfinanciero.com.mx/culturas/2021/07/10/para-la-rae-usar-la-letra-e-en-el-lenguaje-inclusivo-esta-de-mas/
  • CNCA-Chile, *. (2016, May 18). guia-lenguaje-inclusivo-genero.pdf. Cultura - Gobierno de Chile. https://www.cultura.gob.cl/wp-content/uploads/2017/01/guia-lenguaje-inclusivo-genero.pdf

  • López Romo et.al., H. (2022, June 28). Diversidad sexual en las telenovelas - Documentos de Google. Biblioteca Javitanus. https://docs.google.com/document/d/18MImzPyDZJ9tST7MVEjI00njFwUOEMq3Rzfh6QPQHOQ/edit

El conocimiento es el mensaje

Imagen de Arek Socha en Pixabay 

TENEMOS ENTENDIDO, siguiendo la teoría de Marshal MacLuhan que el medio es el mensaje y, en un extremo irónico, el medio es el masaje. Y nunca han sido más ciertas ambas máximas que durante el tiempo de la pandemia de covid-19 y aún hoy.

Ya en artículos pasados había abordado el tema de cómo el problema de la difusión de las noticias falsas no radica solo en las redes sociales, los medios o quienes somos profesionales de la comunicación. Incluso señalé que tampoco se debe culpar a la gente cada vez más prosumidora que consumidora de contenidos; que había de comprenderse y hacer comprender al público la dinámica retórica tras el intercambio de información y el doble fenómeno de la naturalización y la desnaturalización de los mensajes y sus contextos, los que con mucha frecuencia son trastocados por el afán de protagonismo, la obtención de rating, ascenso en el ranking; lo que significa mayores proyección, alcance y difusión de las ideas, asimismo el consecuente y esperado incentivo del beneficio monetario y de prestigio por parte de las plataformas de publicación para los creadores.

A título personal, mucho de lo que se comentará en estas líneas ha sido factor de mi aparente defección de la academia en mi ramo como comunicólogo desde hace años para propender mejor hacia un trabajo, no por ser más libre suponerse menos riguroso en el método, y aun cuando eso implique terminar "ninguneado" por los pares que ven con suspicacia y distancia los hallazgos, propuestas, hipótesis, teorías o modelos que haya podido o pudiere desarrollar y promover desde mi particular y aislada trinchera limitada en recursos.

A esta práctica por sobresalir en los medios digitales se le conoce mercadológicamente como clickbait y no es en nada distinto de la técnica del encabezamiento empleada por décadas en el periodismo y la publicidad. Una técnica que utiliza extractos del texto o bajadas, enunciados sintéticos o balazos, imágenes y colores llamativos y una redacción emotiva en los titulares primarios y secundarios, una más o menos informativa en el primer párrafo para darles valor de "carnada" con la que "pique" el interés del público lector o auditorio, los que pueden decidir entre considerarse informados con solo un vistazo o sentir la necesidad de abundar en el resto del contenido ampliando así su permanencia y por lo tanto mejorando las estadísticas de tráfico, quizás incluso compartir lo leído incidiendo de esta manera en un efecto multiplicador.

El objetivo de estos enlaces llamativos es apelar a la curiosidad del usuario que acabará haciendo clic en el titular, porque le generará tanta curiosidad que no podrá evitarlo (ESIC, 2019).

El problema con esta técnica es que más pronto que tarde pierde efectividad y los creadores de contenido se ven forzados a parar de cabeza los recursos creativos para mantenerse en la lucha por la atención de sus lectores, suscriptores, visitantes asiduos o esporádicos, y determinar los temas no necesariamente más relevantes empero más motivadores. De ahí que abunden bodrios mezclados con garbanzos de a libra y se erijan en autoridades auténticos badulaques.

Para que el algoritmo de YouTube, por ejemplo, permita la ubicación destacada de los contenidos en esa acérrima competición de los creadores o difusores, sean grandes corporaciones de medios o simples diletantes ascendidos por el gusto popular en líderes de opinión o influencers; para que eso suceda, decía, estos deben muchas veces recurrir a fórmulas sensacionalistas capaces de provocar en el usuario la atracción y el interés.

Ello aunado a una preocupación por la duración de los contenidos que se ha reducido de largos documentales a efímeras historias de unos pocos segundos con valor de ocurrencias, explica que incluso la divulgación científica haya decaído de la presentación acartonada a la divertida, y más recientemente a la por completo amarillista con tal de conseguir un mínimo de vistas, visitas, comentarios y señales de agrado, en un ejercicio de grosera subestimación de la inteligencia del público no científico al que se le toma como infantes estúpidos y perezosos cuyas opiniones, hasta eso, si no son del agrado del creador o la plataforma que lo sostiene, corren riesgo de ser bloqueadas por una censura chabacana.

Por supuesto que los consumidores no están del todo exentos de culpa en este proceso, ávidos como están de lo fácil de digerir, de lo pronto y expedito, de lo desechable.

Tal actitud la notamos en cualquiera de las ciencias exactas o sociales, e incluso en las humanidades y es reflejo de la cerrazón que caracteriza a los círculos especializados cada vez más refractarios a la pretensión de compartir el conocimiento haciéndolo asequible para cualquiera. Esto ha redundado en el abaratamiento o, peor, en la distorsión informativa abonando a la llamada "infodemia".

Algunas de las afirmaciones de Renstrom no son nuevas, se conocen desde que comenzaron los estudios sobre el fenómeno comunicativo hacia la década de los treintas del siglo pasado y dieron pie a diversas teorías como la de usos y gratificaciones (Wikipedia, 2021), lo que revela la manifiesta lentitud del desarrollo social comparado con la evolución tecnológica.

De cómo la ciencia insufla la desinformación

Recientemente el sitio sobre temas de comunicación Niemann publicó un artículo crítico (Renstrom, 2022) que, desde la perspectiva del análisis científico deja mal parados a los propios científicos y debería mover a la reflexión a ellos tanto como al público mismo interesado por hacerse con el conocimiento necesario para comprender el mundo, la naturaleza y tomar decisiones de relevante incidencia sobre sus vidas.

No hago esto con frecuencia, pero dada la importancia de lo analizado en la publicación de la autoría de Joelle Renstrom enseguida comparto fragmentos traducidos del texto, el cual refiere que [traducción, corrección, edición, énfasis y adiciones mías]:

Tendemos a culpar del exceso de desinformación en la ciencia a las redes sociales y las noticias, pero el problema a menudo comienza con la propia empresa científica.

Muchos científicos culpan a las redes sociales por la proliferación de falsedades relacionadas con el covid, desde la sugerencia de que el covid podría tratarse bebiendo desinfectantes [(Santoñito Anacoreta, 2020)] hasta la insistencia en que las máscaras no ayudan a prevenir la transmisión. De hecho, Facebook, Twitter, TikTok y otras plataformas han propagado información errónea peligrosa. Sin embargo, las redes sociales son un síntoma del problema más que la causa. La malinformación y la desinformación a menudo comienzan con los propios científicos.

Las instituciones [educativas, laboratorios privados o gubernamentales] a menudo incentivan a los científicos que buscan la titularidad para que se centren en la cantidad en lugar de la calidad de las publicaciones y exageren los resultados del estudio más allá de los límites del análisis riguroso. Las propias revistas científicas pueden aumentar sus ingresos cuando son más leídas. Por lo tanto, algunas revistas pueden aprovechar las presentaciones con títulos jugosos que atraerán a los lectores. Al mismo tiempo, muchos artículos científicos contienen más jerga que nunca, lo que fomenta la mala interpretación, el giro político y una disminución de la confianza pública en el proceso científico. Abordar la desinformación científica requiere cambios de arriba hacia abajo para promover la precisión y la accesibilidad, comenzando con los científicos y el proceso de publicación científica en sí.

En este nuevo mundo, las revistas científicas y los científicos compiten por los clics al igual que las publicaciones [noticiosas o de otro tipo]. Los artículos que más se descargan, leen y comparten reciben un alto "factor de impacto" o puntuación de atención de Altmetric*. Los estudios muestran que es más probable que las personas lean y compartan artículos con títulos breves, redactados de manera positiva o que invoquen emociones.

“Muchos [científicos] deben lograr ciertas métricas para progresar en su carrera, obtener fondos o incluso mantener sus trabajos”, dijo el médico candidato e investigador Benjamin Freeling de la Universidad de Adelaide, quien fue el autor principal de un estudio sobre el tema, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences en 2019. “Hay menos espacio para que un científico trabaje en una cuestión científica de inmensa importancia para la humanidad si esa pregunta no conduce a una cantidad particular de publicaciones y citas”, escribió en un correo electrónico. Valorar la exposición por encima del proceso científico incentiva prácticas descuidadas y poco éticas y demuestra la Ley del economista británico Charles Goodhart: “Cuando una medida se convierte en un objetivo, deja de ser una buena medida”.

El científico de datos de la Universidad de Washington, Jevin West, que estudia la difusión de información errónea, dice que las oficinas de relaciones públicas de las universidades, en tanto responsables de los comunicados de prensa y otras interacciones con los medios “también juegan un papel en la maquinaria publicitaria.

La mayoría de los lectores, incluidos los periodistas, no pueden discernir la calidad de la ciencia. Sin embargo, "la comunidad editorial tarda una eternidad en proporcionar pancartas en los artículos originales" para indicar que "es posible que no lleguen a la conclusión que piensan los lectores", dice West. Las afirmaciones provisionales o sin fundamento pueden tener profundos impactos sociales. West hace referencia a una carta de un párrafo escrita por dos médicos y publicada en el New England Journal of Medicine en 1980, que considera en gran medida responsable de la actual crisis de opioides. Los autores afirmaron que “la adicción es poco común en pacientes tratados con narcóticos”, pero no proporcionaron evidencia de respaldo.

Las impresiones previas [de artículos científicos] representaron aproximadamente el 25% de los estudios relacionados con Covid-19 publicados en 2020. De [esas impresiones previas], el 29% se citó al menos una vez en los principales artículos de noticias. Tomemos el ejemplo infame de la ivermectina, un fármaco desarrollado para el tratamiento de infecciones parasitarias. Una preimpresión que promociona su eficacia en el tratamiento de pacientes con covid-19 apareció en el servidor de la Red de Investigación de Ciencias Sociales (SSRN) en abril de 2021, lo que provocó un interés generalizado y la aprobación del medicamento, incluso por parte de los gobiernos de Bolivia, Brasil y Perú [asimismo el de la capital de México, donde se efectuó un experimento autorizado por la científica y alcaldesa Claudia Sheinbaum (Mora, 2022), (Etcétera, 2022)]. A medida que las personas comenzaron a tomar ivermectina para tratar o prevenir el covid-19, los científicos expresaron su preocupación por los datos utilizados en la preimpresión: datos proporcionados por Surgisphere, una empresa de análisis de atención médica cuyos datos poco confiables anteriormente había dado lugar a retractaciones de artículos en The Lancet y The New England Journal of Medicine. [(Seibt, 2020)] El documento se eliminó de SSRN y, poco después, Surgisphere cerró su sitio web y desapareció.

Muchos reporteros no distinguen entre impresiones previas no examinadas y artículos publicados formalmente; para los detectives casuales de la web, los dos pueden parecer casi iguales. Cuando los hallazgos sin fundamento guían los comportamientos y las políticas personales, incluso un pequeño número de estudios defectuosos puede tener un impacto significativo. Un equipo de investigadores internacionales descubrió que cuando los resultados del primer borrador se comparten ampliamente, "puede ser muy difícil 'desaprender' lo que pensamos que era cierto", incluso cuando los borradores se modifican más adelante.

Desaprender las falsedades es especialmente desafiante dado el ciclo de noticias sobresaturado de hoy. Los agregadores de noticias en línea sindican publicaciones locales y nacionales y presentan a los lectores un aluvión interminable de información a través de notificaciones y correos electrónicos. En este contexto, no sorprende que los lectores tiendan a hacer clic en titulares y artículos llamativos que confirman sus creencias preexistentes. “La ciencia está integrada en un ecosistema de información que fomenta el clickbait y facilita el sesgo de confirmación”, dice West.

Y cuando las personas intentan explorar la investigación detrás de los titulares, se topan con barreras: los artículos científicos son cada vez más difíciles de entender, ya que los investigadores los llenan de más jerga que nunca. Un grupo de investigadores suecos que evaluaron resúmenes científicos escritos entre 1881 y 2015 encontraron una disminución constante en la legibilidad con el tiempo. Para 2015, más del 20% de los resúmenes científicos requerían un nivel de lectura posterior a la universidad. Un gran problema es el uso intensivo de siglas; a partir de 2019, el 73% de los resúmenes científicos los contenían. Los propios científicos a veces evitan citar artículos llenos de jerga porque ni siquiera ellos pueden analizarla con confianza. Todos hemos oído hablar de "legalese"**, pero "science-ese" puede ser igualmente inescrutable y alienante para los lectores.

Abordar el problema de la desinformación impulsada por la ciencia requerirá una "reestructuración profunda de cómo funciona la 'industria' de la ciencia", dice Benjamin Freeling. Una recomendación es que las revistas ayuden a los lectores a ver la preimpresión como un trabajo en progreso, no como el resultado final.

Los científicos también pueden comunicarse de manera más efectiva con el público aprovechando las redes sociales. La ecologista de agua dulce Lauren Kuehne, cuyo trabajo incluye una devoción por la comunicación científica, aboga por publicaciones informativas en blogs, hilos de Twitter, videos de TikTok y charlas públicas para construir relaciones. Pero la comunicación abierta tiene sus propios problemas, especialmente equilibrar el deseo de influencia con la confiabilidad. […] Dice Kuehne[:] "hace 10 años, el debate giraba en torno a si los científicos deberían dedicar su tiempo a relacionarse con el público", mientras que ahora la pregunta no es "si es importante, sino cómo hacerlo".

La participación pública directa es la mejor manera de ayudar a las personas [no científicas] a comprender que incluso los hechos científicos más canonizados alguna vez estuvieron sujetos a debate. Hacer que el proceso científico sea más transparente expondrá fallas e incluso puede generar controversia, pero en última instancia permitirá a los científicos fortalecer los mecanismos de corrección de errores y generar confianza pública.


*Altmetric: sitio especializado en medir estadísticamente los ratings de las publicaciones y las investigaciones científicas

**Legalese: lenguaje usado por abogados y en documentos legales que es dificil de comprender por la gente ordinaria (Cambridge University Press, 2022). En español se traduce por galimatías.

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Referencias

  • Seibt, S. (2020, June 8). Covid-19: "La extraña empresa detrás del cambio de opinión de la OMS sobre la Hidroxicloroquina". France24. Recuperado el 11 de junio de 2022 desde: https://www.france24.com/es/20200608-cambio-opinion-oms-hidroxicloroquina-surgisphere
  • Mora, K. (2022, February 8). "Claudia Sheinbaum habla sobre el caso Ivermectina en CDMX" - El Sol de México | Noticias, Deportes, Gossip, Columnas. El Sol de México. Recuperado el 11 de junio de 2022 desde: https://www.elsoldemexico.com.mx/metropoli/cdmx/claudia-sheinbaum-habla-sobre-el-caso-ivermectina-en-cdmx-7835866.html
  • Etcétera, R. (2022, February 23). "Sheinbaum 'experimento' uso de ivermectina en población: BMJ". Etcetera. Recuperado el 11 de junio de 2022 desde: https://www.etcetera.com.mx/nacional/sheinbaum-experimento-ivermectina-en-poblacion-de-la-cdmx-british-medical-journal/
  • Renstrom, J. (2022, June 9). "How science helps fuel a culture of misinformation" | Nieman Journalism Lab. Recuperado el 11 de junio de 2022 desde: https://www.niemanlab.org/2022/06/how-science-helps-fuel-a-culture-of-misinformation/?utm_source=Weekly+Lab+email+list&utm_campaign=bce7cb7a30-weeklylabemail&utm_medium=email&utm_term=0_8a261fca99-bce7cb7a30-392034301
  • ESIC Business & Marketing School.. (2019, November 1). "¿Qué es el clickbait y cómo usarlo de forma correcta?" | ESIC. Esic. Recuperado el 11 de junio de 2022 desde: https://www.esic.edu/rethink/marketing-y-comunicacion/que-es-el-clickbait-y-como-usarlo-de-forma-correcta#:~:text=El%20clickbait%20(pronunciaci%C3%B3n%20en%20ingl%C3%A9s,generar%20ingresos%20publicitarios%2C%20especialmente%20a
  • Santoñito Anacoreta, *. (2017, June 5). "Datos de boca en boca" | Indicios Metropolitanos. https://indiciosmetropolitanos.blogspot.com/2017/06/datos-de-boca-e-boca.html
  • Santoñito Anacoreta, *. (2021, December 27). "Lenguaracias de la pandemia" | Indicios Metropolitanos. https://indiciosmetropolitanos.blogspot.com/2021/12/lenguaracias-de-la-pandemia.html
  • Santoñito Anacoreta, *. (2022, January 17). "Esa casa de los espejos que son las redes sociales" | Indicios Metropolitanos. https://indiciosmetropolitanos.blogspot.com/2022/01/esa-casa-de-los-espejos-que-son-las.html
  • Santoñito Anacoreta, *. "Información tóxica" | Indicios Metropolitanos. https://indiciosmetropolitanos.blogspot.com/2020/07/informacion-toxica.html
  • Wikipedia, Colaboradores de. "Teoría de usos y gratificaciones". (2021, 4 de febrero). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 00:15, junio 12, 2022 desde https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Teor%C3%ADa_de_usos_y_gratificaciones&oldid=132957150.
  • Cambridge University Press,  (2022, June 11). Significado de LEGALESE en el Diccionario Cambridge inglés. Recuperado el 11 de junio de 2022 desde: https://dictionary.cambridge.org/es/diccionario/ingles/legalese


Elecciones 2022: Gana el abstencionismo


Si bien al momento de escribir estas líneas aún no concluyen los conteos oficiales, una primera conclusión a partir de los datos preliminares de las elecciones en seis estados de la república: Aguascalientes, Hidalgo, Durango, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas arroja que de de las seis entidades, cuatro fueron ganadas por coaliciones que incluyeron a MORENA, el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador (Tamaulipas, Oaxaca, Hidalgo y Quintana Roo), mientras solo dos estados (Aguascalientes y Durango) fueron ganados por la oposición representada por la coalición PRI-PAN-PRD.

Pero, hay otras conclusiones que podemos sacar de estas elecciones locales:

  1. Ningún partido puede ganar solo, ni el partido en el poder ni ninguno de la oposición, por lo que el sistema de partidos queda revelado en su gigantesca debilidad estructural e institucional, por lo que se impone una reconfiguración total del sistema político que sustenta a la democracia mexicana.
  2. De nuevo, la gran perdedora fue la democracia desde la perspectiva de la participación ciudadana, la que ha rondado en promedio el 44%. El estado donde más participación se registró fue Tamaulipas, con casi el 51%, mientras el de menor participación fue Oaxaca, con 37%. Eso significa un abstencionismo del 56% en promedio.
  3. Parece que los pronósticos anticipados del dirigente del PAN, Marco Cortés, resultaron acertados a pesar de las críticas que recibiera en su momento. ¿Gran intuición del dirigente o pragmática perspicacia?
  4. El abstencionismo no significó una novedad en su monto, pero tras la malhadada experiencia de la revocación de mandato hoy debe verse como un franco y honesto modo de expresión ciudadana que exige ser redefinido en el marco de la ley para propiciar una mayor legitimidad de los votados, porque a final de cuentas significa que ya sea en una entidad o en la nación entera los mexicanos terminamos siendo gobernados por los afanes de una minoría legal, sí, pero no representativa.
  5. La representatividad en las Cámaras legislativas, con estos resultados, cambiarán el panorama de fuerzas y contrapesos, inclinando un poco más la balanza del lado del poder federal.

¿Veremos mañana al presidente felicitando otra vez al crimen organizado por su "buen comportamiento" como en las elecciones de 2021? ¿Estos resultados congraciarán al gobierno federal con el INE o, envalentonados por los nuevos triunfos, los morenistas enfilarán más virulentos ataques para minar al instituto y su autonomía?

La gran derrotada es la sensatez. Los triunfadores, el fastidio y el descrédito.