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Crónica... retórica del miedo



LUEGO DEL RECHAZO del Senado, ayer 5 de abril y una vez más, a las declaraciones y la actitud del presidente estadounidense Donald Trump en torno a la aparente necesidad de blindar la frontera con México para frenar el flujo de drogas y de migrantes indocumentados, así como para consolidar la seguridad en el territorio de Estados Unidos, en su mensaje a la nación de ayer por la tarde, el Presidente Peña Nieto fue directo, crítico y enfático al declarar, citando incluso a John F. Kennedy:
Presidente Trump, si usted quiere llegar a acuerdos con México, estamos listos, como lo hemos demostrado hasta ahora, siempre dispuestos a dialogar con seriedad, de buena fe y con espíritu constructivo.
Si sus recientes declaraciones derivan de una frustración por asuntos de política interna, de sus leyes o de su congreso, diríjase a ellos, no a los mexicanos.
No vamos a permitir que la retórica negativa defina nuestras acciones. Solo actuaremos en el mejor interés de los mexicanos.
Evocando las palabras de un gran presidente de Estados Unidos de América: "no tendremos miedo a negociar, pero nunca vamos a negociar con miedo".



Vamos soplándole a los dados

Previo a la emisión del mensaje de Presidencia y como el propio Enrique Peña Nieto señaló en su video, los candidatos a la Presidencia de la República: Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya, José Antonio Meade y Margarita Zavala respaldaron la postura del Ejecutivo Federal..

Los cuatro candidatos a la presidencia de México: Ricardo Anaya, Andrés Manuel López Obrador,
Margarita Zavala, José Antonio Meade.
Foto: Ocho columnas

López Obrador, autoproclamado desde hace más de dos años, marrulleramente y a contra pelo de las leyes electorales como candidato de la ahora alianza "Juntos haremos historia", señaló, casi en el mismo tono que el propio Donald Trump durante su campaña al afirmar "América primero; América para los americanos" y parafraseando a Benito Juárez:
Por encima de nuestras diferencias está el interés nacional, la patria es primero.


Ricardo Anaya de la coalición "Por México al frente" declaró que ante la postura y decisiones de Donald Trump respecto a México es momento de la unidad nacional en torno a sus amenazas.

Por su parte, José Antonio Meade Kuribreña, de la alianza "Todos por México", celebró en su cuenta de Twitter el discurso del mandatario en torno a las amenazas reales y absurdas del presidente de Estados Unidos así como la unidad propiciada por el hecho entre las fuerzas políticas de México:



Margarita Zavala, candidata pseudo independiente de extracción panista, se unió al llamado de unidad ante las amenazas del estadounidense y convocó a Peña Nieto a viajar a la frontera y enviar así un mensaje de solidaridad a los mexicanos en Estados Unidos, anunciando que ella estaría allá hoy.


¿Me entiendes, Méndez; o te explico, Federico?

La elección de la frase del presidente Kennedy no fue gratuita, como podrían pensar algunos trasnochados. Valga recordar su contexto, dado que es un mínimo extracto del discurso triunfal (inaugural) del entonces candidato y recién electo presidente de Estados Unidos el 20 de enero de 1961 y, por lo mismo, podemos leerlo como un indicio de lo que se avecina en julio próximo cuando se efectuarán las elecciones en México, otras, de entre las últimas, también consideradas "históricas".

¿Por qué considerar históricas a las elecciones venideras si todas lo son de un modo u otro? Por una sencilla razón y muy aparte de la numeralia relativa a la cantidad de cargos públicos a ser votados (Presidencia de la República, diputaciones federales y senadurías, congresos locales en específicos estados y ayuntamientos en un gran número de municipios) a lo largo y ancho del país en unas elecciones concurrentes y complejas. La razón: así como en el año 2000 el PAN accedió al poder presidencial de la mano del PRI, significando un parteaguas en la consecución de la alternancia democrática, con estas elecciones de 2018 se avecina, por primera vez y siguiendo la Teoría del Péndulo del historiador Daniel Cosío Villegas, quien describía al sistema político mexicano y los estilos de gobierno como pendulos que van de derecha a izquierda, pasando por el centro, la seria posibilidad de que esta alternancia cobre mayor sentido al existir las bases y condiciones sociales y democráticas para el arribo de la izquierda al poder, ya sea mediante la alianza formada por el PAN y el PRD o por la coalición encabezada por MORENA.

Con el traspaso del poder a la izquierda, moderada o extrema, la democracia mexicana accedería y accederá, como he venido apuntando en estos Indicios Metropolitanos desde años atrás, a una imagen propia más consolidada, creíble, y daría paso a lo que algunos, como el poeta Javier Sicilia, hemos dado en llamar "la última decepción" de una democracia que, hasta ahora, lo ha sido solo en el membrete, aun cuando personalidades como el historiador Enrique Krauze consideran que:
Hay una democracia frágil, joven, débil, pero vamos a tener unas elecciones en las cuales hay una auténtica competencia, dos millones de personas van a revisar esas elecciones; el candidato de mayor posición que es López Obrador tiene un financiamiento público legal para transmitir su mensaje y, si gana, va a poder llevar a cabo su mandato, todas las promesas que ha hecho va a poderlas cumplir, de modo que para mí, comparado con otros países, por supuesto que en México existe una perfecta y perfectible democracia.

En opinión, entre otros, de Javier Sicilia, México tiene un pendiende y debe enfrentar la posibilidad
de una nueva decepción, gane quien gane, en las siguientes elecciones.
Foto: elarsenal.net
La izquierda y México necesitan darse la oportunidad de conocerse y darse a conocer desde las altas esferas del poder, conocer sus alcances y yerros en las decisiones fundamentales. Conocer el peso de la soledad decisoria que vive todo presidente como máximo responsable y representante de los mexicanos. El entrenamiento de años en la legislación y gobiernos municipales y estatales ha dado ya algunos frutos, unos plausibles y otros francamente reprobables, tanto como los de aquellos tachados con el estigma de la corrupción del sistema.

Como los veo, los vi. Como los ves, los verás.

De ahí que, en la apuesta que he venido haciendo en y desde estos Indicios Metropolitanos, auguro (no sin temor a equivocarme) que el 2018 será para la izquierda; pero, decía yo:
[...Q]ue la izquierda llegue en el 2018 al poder, como he planteado, no significa necesariamente que sea por vía de un partido exclusivamente de la izquierda. En el mismo PRI hay una vertiente izquierdista, de la que emanó el conjunto de notables que fundaron el PRD y, más recientemente, MORENA.
Así, no considero que se le abrirá la puerta a Andrés Manuel López Obrador (que sería tanto como votar por la vieja izquierda priyista, de la que es extracto), sino que (como se sospecha) se abrirá el espacio para la izquierda moderada del PRD (otro extracto priyista, más institucional) de la mano guía del panista Ricardo Anaya. Y esto no porque, como exclama escandalizado el ex presidente Vicente Fox Quezada, AMLO sea un "peligro" para México, lo que no es en realidad, sino porque, de esta forma, la izquierda podrá irse empapando ya de primera mano de lo que se cocina en Los Pinos para, probablemente, dar el salto definitivo en 2024 para hacerse con el poder en pleno. Pero, no seamos necios ni ciegos. De llegar el PRD de la mano del PAN a presidir nuestros destinos o el mismo López Obrador,  en cualquier caso estaríamos ante la plena confirmación de la teoría pendular de Cosío Villegas, pues no debemos olvidar que dicha teoría la elaboró el historiador en los tiempos cuando gobernaba como partido hegemónico el PRI, matriz del PRD tanto como AMLO. Así, uno u otro, el pinto como el colorado, serían no más sino extensiones de aquel añejo proceder entre derecha, centro e izquierda priyistas buscando afianzar el poder de una clase política camaleónica. Y es que, aun cuando la ideología distingue, al final la práctica hermana.

Aquel discurso de un demócrata Kennedy, a todas luces electorero (y esto es el indicio más importante que justifica la elección retórica, tanto de Donald Trump al usar la frase en su Twitter el 11 de marzo de 2013, como ahora de Enrique Peña Nieto, un presidente priyista, uno más también marcado por el afán de celebrar pactos entre y con las fuerzas políticas reinantes), decía [énfasis mío]:
Hoy no observamos una victoria de la fiesta, sino una celebración de la libertad, que simboliza tanto un final como un comienzo, lo que significa renovación y cambio.
El mundo es muy diferente ahora. Porque el hombre tiene en sus manos mortales el poder de abolir todas las formas de pobreza humana y todas las formas de vida humana. Y, sin embargo, las mismas creencias revolucionarias por las que lucharon nuestros antepasados ​​todavía están en juego en todo el mundo: la creencia de que los derechos del hombre no provienen de la generosidad del estado, sino de la mano de Dios.
[...E]mpecemos de nuevo, recordando en ambos lados que la civilidad no es un signo de debilidad y la sinceridad siempre está sujeta a pruebas. Nunca debemos negociar por miedo. Pero nunca debemos temer a negociar.
Dejemos que ambos lados exploren qué problemas nos unen en lugar de enfatizar los problemas que nos dividen.
Dejemos que ambos lados, por primera vez, formulen propuestas serias y precisas [...].
Dejemos que ambos lados busquen invocar las maravillas de la ciencia en lugar de sus terrores. Juntos, exploremos las estrellas, conquistemos los desiertos, erradiquemos enfermedades, aprovechemos las profundidades del océano y estimulemos las artes y el comercio.
Dejemos que ambos lados se unan para prestar atención en todos los rincones de la tierra al mandato de Isaías: "deshacer las pesadas cargas ... (y) dejar que los oprimidos se liberen".
Y, si una cabeza de playa de cooperación puede hacer retroceder la jungla de la sospecha, permita que ambos lados se unan para crear un nuevo esfuerzo, no un nuevo equilibrio de poder, sino un nuevo mundo de leyes, donde los fuertes son justos y los débiles son seguros y pacíficos.
[...M]is compatriotas [...]: no pregunten qué puede hacer su país por ustedes; pregunten qué pueden hacer ustedes por su país.
Mis conciudadanos del mundo: no pregunten qué hará Estados Unidos por ustedes, sino qué podemos hacer juntos por la libertad del hombre.
Todo esto no se terminará en los primeros cien días. Ni tampoco se terminará en los primeros mil días, ni en la vida de esta Administración, ni siquiera en nuestra vida en este planeta. Pero empecemos.
En sus manos, mis conciudadanos, más que en las mías, descansarán el éxito o el fracaso final de nuestro curso.


Con este "enfrentamiento" retórico, el Presidente Peña parece responder a los señalamientos en la opinión pública, oposición y las redes sociales de que estas, las de 2018 y en México, serán de nuevo las "elecciones del miedo". El 7 de diciembre de 2016,José Gil Olmos apuntaba en la Revista Proceso, con algo de paranoia en el trasfondo:
Para 2018 el PRI podría aplicar la fórmula con la que en 1994 ganó la elección presidencial a través del voto del miedo. Esa forma ya demostró su eficacia y, cuando administra ese temor a la violencia o a la inseguridad, se comprueba aquello de que el elector vota más por percepción que por razonamientos.
En 1994, después del levantamiento armado zapatista y el asesinato de Luis Donaldo Colosio, el Partido Revolucionario Institucional desplegó una campaña abrumadora de difusión del miedo a la violencia, si se votaba por una opción que no fuera la priista.
Hoy, en cambio, es notable el afán y la persistencia de los mensajes y hashtags en redes sociales que previenen y procuran contrarrestar una probable incitación al miedo, sin caer en cuenta que son los primeros en provocarlo por la sola alusión.

El hoy candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador advertía en diciembre de 2017 la posibilidad de que hubiere una "guerra sucia" para infundir miedo en la ciudadanía y que no saliere a votar. Un mes antes, el conductor del programa Agenda Pública que se transmite por el canal Foro TV de Televisa comentó en su Twitter:



Hace unos días, en su columna de El Economista, Luis Miguel González apuntaba que los banqueros en México:
[...E]mpiezan a ver con otros ojos a AMLO. No están entusiasmados, por supuesto, pero tampoco empanicados [sic.]. En los pasillos del Hotel Princess se habla de “ya saben quien” con naturalidad. Es el candidato que encabeza las encuestas y esperan que haga una propuesta moderada en materia de política económica. Cuando se habla de “ya saben quien”, lo hacen en voz baja, eso sí: Resignación es la palabra que define su estado de ánimo.
Para José Luis Camacho Acevedo colaborador de SDP Noticias, el panorama de 2018 no se distingue mucho del de 1994 y no lo vislumbra alagüeño, considerando la violencia de los años recientes y los cada vez más frecuentes asesinatos de políticos en el país como los indicios principales para tal panorama.

La presidenta nacional de MORENA, Yeidckol Polevnsky, externó a mediados de marzo en una declaración dada a medios que "el único miedo que me da es que nos roben la elección en la casilla", aludiendo el temor discursivo reiterado de la izquierda acerca de un sempiterno probable fraude electoral de parte del sistema político (del que forma parte su partido) y ante el aura de descrédito con que se quiere ver al Instituto Nacional Electoral (INE).

En su editorial del 6 de abril de 2018, el Financial Times observó:
[...C]ualquiera podría ganar con sólo el 40 por ciento de los votos. La tensión entre las dos emociones básicas del miedo y la ira prácticamente asegura una campaña feroz también. Con estas elecciones indecorosas y poco atractivas, en las que un candidato ofrece dar un salto hacia lo desconocido, México parece estar siguiendo el manual electoral norteamericano de las elecciones presidenciales estadounidenses del año pasado.


El voto nulo y el voto blanco en la cola del pan

Las elecciones de julio no serán sencillas y, más aún que en las anteriores, quien gane lo hará con una legitimidad muy reducida por la dispersión del voto útil.


Si bien ahora no hay casi nadie promoviendo el voto nulo o el voto blanco, fuera de lo que aquí, en estos Indicios Metropolitanos he defendido y continuaré defendiendo como forma de expresión de la voluntad ciudadana, estos siguen siendo una opción al momento de emitir el sufragio. Y tan lo son que las recientes estadísticas han mostrado cómo han ido a la alza como expresión del descontento y la decepción ciudadanas frente a las propuestas de partidos y candidatos, un hecho que ha motivado a actores políticos como el diputado perredista Daniel Ordóñez Hernández o senadores de su partido e incluso panistas a proponer, como he señalado aquí y en voz del senador panista José de Jesús Santana García el 8 de febrero de 2018 mediante iniciativa concreta de reforma constitucional al artículo 41, que se reconozca la validez del voto blanco y del voto nulo en los procesos electorales.

Dar un peso específico a estos, no solo como opciones expresivas electorales al alcance de la voluntad ciudadana, sino como un factor, mejor que solo estadístico, determinante de reconocimiento y trascendencia legal para la despresurización de un presupuesto que hoy favorece más de lo que exige a los partidos políticos en función de resultados, sería, sin duda, el mayor avance hacia la consolidación de una democracia verdaderamente participativa y daría al concepto del abstencionismo no solo una regulación sensata, sino un significado más pragmático y natural, restándole la carga de pretexto desidioso como bien dejaba ver ya José Luis Vázquez Alfaro en su ensayo "El voto nulo (y el voto blanco)" publicado en 2012 por el IFE en consonancia con lo que decíamos aquí mismo ya desde 2009.




Capturados infraganti en Naucalpan

En la esquina de Circuito Héroes y Circuito Médicos, instalaciones de un registro subterráneo de TELMEX fueron robadas.
Foto: Google Maps


AYER AL MEDIODÍA, este anacoreta andaba caminando por esos caminos de Dios que confluyen entre Circuito Héroes y Circuito Médicos, en Ciudad Satélite, con rumbo a las oficinas de Teléfonos de México para pagar el servicio telefónico y de internet.

En la esquina de esos circuitos, donde se halla un baldío habilitado como estacionamiento próximo a los comercios donde se halla la taquería El Califa, un grupo de sujetos vestidos de policías y trabajadores de Telmex llamaron mi atención así como de otros transeúntes, solicitándonos tener cuidado y desviar nuestro camino para evitar un accidente.

Pude observar que estaban atareados sacando algunas tuberías y cableado de un registro en la acera. Me hice a un lado, continuando mi ruta. No obstante, algo llamó mi atención. La camioneta de Telmex donde eran depositados los objetos y el equipamiento era halada por una grúa, estaban estacionados en segunda fila, un poco adelante, un automóvil con logotipos de la SSP de la Ciudad de México. Los ¿policías? vestían chalecos antibalas y uniformes de la SSP, aunque confundibles con policías de Naucalpan.

Seguí mi camino. Esa noche, revisando como de costumbre la información para compartir mediante estos Indicios Metropolitanos, encontré la siguiente noticia, para no variar en un medio "foráneo" como ocurre con noticias que o se quieren dar por falsas o a las que solo unos pocos les prestan atención.

Esta la  noticia publicada por El Sol de Parral, La Tribuna de San Luis aunque la misma registra una hora distinta:

La madrugada del día de hoy se logró la detención en flagrancia de 5 personas que estaban robando cable en un pozo de TELMEX ubicado entre a las avenidas Circuito Héroes y Circuito Médicos, en Ciudad Satélite en el municipio de Naucalpan de Juárez.
Como resultado del monitoreo permanente que efectúa el Centro de Administración de la Red de TELMEX, al detectar una interrupción del servicio, se desplazó personal de seguridad de la empresa sorprendiendo a estos sujetos que se encontraban realizando el robo.
De inmediato se dio aviso a elementos de seguridad púbica municipal, quienes lograron la detención de Luis P. de 33 años, Ricardo P. de 34 años, Fernando J. de 35 años, Gabriel J. de 39 años y Enrique R. de 44 años. Además se aseguró una camioneta con placa de circulación KS-53-273 del Estado de México y la herramienta que usaban para cometer el ilícito. Es importante destacar que estas personas utilizaban uniformes y logos falsificados de la empresa.
Los detenidos fueron puestos a disposición del Ministerio Público de Naucalpan generándose la Carpeta de Investigación TLA/TLA/NAU/060/040897/18/02 por el delito de Robo, Ataques a las Vías Generales de Comunicación, Daño a los Bienes y lo que resulte, delitos federales graves que se castigan hasta con 11 años de cárcel.

La brecha está abierta


TODAVÍA NO COMENZABAN los escrutinios en las casillas del Estado de México y ya los partidos de los candidatos punteros, PRI. PAN, MORENA, cantaban su victoria sobre la base de la percepción y los dichos de sus representantes en las mismas.

Hacia las 7 de la noche del domingo 4 de junio de 2017, de pronto parecía que tenía la entidad ya tres gobernadores electos, cosa absurda. Las cifras oficiales del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) comenzaron a verse hacia las 8:30 de la noche, pero, mientras, la confusión ya campeaba entre los mexiquenses.

El afán de notoriedad lo mismo de candidatos que de medios de comunicación en su interés para atraer al público y administrar sus raitings, arrojaba datos que mostraban como virtual triunfador ya a uno o a otro candidato, en especial Alfredo del Mazo y Delfina Gómez.

Conforme fueron avanzando las horas, al filo de la media noche se hizo franco un empate técnico alrededor del 31% favoreciendo a esos candidatos. Unos medios tomaron las cifras oficiales del IEEM como si se tratara de una declaración formal del instituto indicando que el ganador de los comicios era el priyista, cuando en realidad el IEEM no se había pronunciado de ninguna manera. Andrés Manuel López Obrador saltó a la palestra para revirar la información. Mientras, los panistas se tiraron al suelo en medio de la depresión, quizás adelantada, al ver el grosero declive de Josefina Vázquez Mota —yo lo advertí a tiempo en estos Indicios Metropolitanos— que no parecía levantar vuelo (así de azogue puede ser). Y a tal punto era su desazón, que varios declararon, susurrantes, que preferían que ganara Del Mazo a que quedara Delfina como gobernadora.

Pero, en realidad, la historia apenas se iba escribiendo. Hacia la media noche, las cifras hacían ver un franco empate técnico entre Del Mazo y Delfina, empate que no consideraba en el cómputo la declinación de Óscar González, candidato del Partido del Trabajo, en favor de la morenista, pues de ser así, la diferencia habría favorecido a esta y, seguro, modificado la percepción editorial de los colegas periodistas ávidos de procurar la nota sensacionalista.

Una hora después, a la 01:15 hrs. de la mañana del 5 de junio, el PRI parecía repuntar, pero la diferencia seguí siendo mínima, de apenas 0.2602%, solo entre los dos punteros y la promesa del PT se mostraba como la determinante para el triunfo morenista, capaz de elevar su porcentaje a casi el 33%. Dónde quedaba el resto de los votos que hacían falta para unos y otros. El PRD prácticamente no se movía de un honroso 18%, pero el voto nulo… Ese sí iba cumpliendo las proyecciones de estos Indicios Metropolitanos, ubicándose en el 3% y subiendo poco a poco. Esto, ya con el 67% de captura de las actas de escrutinio.

Pasada la medianoche, el PRI aventajaba por muy poco a MORENA en el Estado de México.
Foto: Archivo Indicios Metropolitanos.

Lo que iba quedando claro era el mensaje de los mexiquenses hacia el régimen priyista y los gobiernos panistas: el hartazgo frente a la corrupción, la violencia, la política económica y social, y otros temas, está empujando a una actitud general de la gente más inclinada a la izquierda.

Ello, como he escrito, podría en efecto confirmar la lectura que he hecho y sostengo en estos Indicios Metropolitanos, en el sentido de que las elecciones del 2018 serán para la izquierda. Quede o no Delfina Gómez como gobernadora al final del cómputo de los votos, la brecha ha quedado abierta y la izquierda camina con paso franco hacia la alternancia en la presidencia de la República. Pero, ojo, con izquierda no me refiero a un partido específico o persona en particular. No tengo en la mente a Andrés Manuel López Obrador, por ejemplo, sino a muchos otros aspirantes o potenciales aspirantes cuya ideología, aun militando en los partidos básicos, se inclina hacia la izquierda. Es por eso que no veo oportunidad para una Margarita Zavala o un Moreno Valle. Aunque tenga la estatura —desde mi punto de vista— para ser un estadista, Ricardo Anaya no comulga con el pensamiento de izquierda. Muchos independientes, aun considerándose por elemental definición como una reacción izquierdista no lo son por necesidad.

El camino, como digo, está trazado. Falta ahora ver quién, qué hombre o mujer se lanza a andarlo.


Muerte en la ribera


PROCURO NO ABORDAR nota roja o temas relacionados con ella en estos Indicios Metropolitanos, no por otra razón sino porque es un género muy especializado y cuya información siempre delicada se presta al sensacionalismo.

No obstante, la cercanía de los hechos muchas veces orilla a que uno, en tanto articulista, de pronto se vea forzado a mirar a las causas y efectos de determinada noticia policiaca.

En el Estado de México, en pleno mediodía de los comicios para elegir gobernador, un joven adolescente tomó su decisión de quitarse la vida con un tiro en la frente, en la ribera del Río Chico de Los Remedios, parte de mi casa, del lado del fraccionamiento Echegaray donde, dentro de poco se obrará la continuación del llamado Paseo Jerusalem, inaugurado en su primera fase en marzo de 2017.

Con este se suman dos los casos de suicidio consumado y tres los intentos. De dos de ellos personalmente he sido testigo activo. En uno, la pronta intervención de policía municipal y Protección Civil impidió el ¿desatino? que pretendía cometer una enamorada y despechada mujer que, en el trance, contaba con una fuerza tan descomunal que ni entre cinco podíamos controlarla.

De acuerdo con la información preliminar oficial y algunos testimonios, un joven de 16 años decidió morir a manos propias este domingo 4 de junio de 2017. Entre las hipótesis primeras se ha manejado la probable vinculación del caso con esos otros más, alrededor del mundo, relacionados con el macabro “juego” de “La ballena azul” un juego en línea potencialmente lesivo al que se atribuyen casos de suicidio entre adolescentes, supuestamente a causa de las reglas del juego. Su difusión comenzó a través de Internet desde mayo de 2016 y se originó en la red social rusa Vkontakte.2 El término "ballena azul" se refiere al fenómeno de los varamientos en los cetáceos, que se compara con el suicidio.

El juego fue creado por un ruso llamado Philipp Budeikin, un ex estudiante de psicología que fue expulsado de su universidad. Budeikin afirmó que su propósito era “limpiar” a la sociedad, empujando al suicidio a quienes él consideraba como inútiles.

Pero, más allá del solo hecho en sí importante, el caso cobra relevancia por haber ocurrido durante los comicios del Estado de México, las más observadas de la historia de la entidad y de los últimos años en el país, dado el peso del padrón electoral y la manera como sus resultados incidirán en la modificación del mapa de las fuerzas políticas.

Más que verlo como un asunto aislado, es un tema para mover a la reflexión no tanto de qué estamos haciendo, como sociedad, con nuestra juventud que hoy se siente devaluada al punto de decidir no tener razón para su existencia. No se trata de mantener vigilados, supervisados a los jóvenes, los que invariablemente, generación tras generación encuentran los modos para zafarse del control parental. Se trata de revisar en conciencia lo que cada cual está aportando a los otros no nada más en los principios y valores que sostienen a la sociedad, sino las expectativas que, por distintas vías y maneras, vamos generando en los distintos ámbitos de la vida para la juventud, para la ancianidad, las mujeres, los indígenas, en general los otros.

El voto de este joven, aun considerado fuera de la edad para emitir una decisión, nos alecciona en el sentido contrario. Eligió, y eligió no continuar.

Guerra de almohadas



“En los asuntos triviales, el estilo y no la sinceridad es lo esencial. En los importantes, también el estilo es lo esencial”.
Óscar Wilde

ERA DE LA OPINIÓN… de que cuando se empuña la espada, la pluma o se toma la palabra en un podio, uno de los elementos fundamentales es el estilo, pero tal parece que ni uno solo de los candidatos a gobernar el Estado de México conoce un ápice con qué se come tal sutileza política y retórica.

Cuestión de estilo

El primer debate que organiza el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), aun con su valor histórico en el contexto de la democracia de la entidad, resultó un fiasco como otros debates ya vividos en otros momentos. En parte por la insistencia de organizadores y partidos y candidatos por ceñirse a un formato acartonado, obtuso, más interesado en el aprovechamiento del tiempo, la distribución temática y menos enfocado en la exposición argumental. Tal parece que 140 caracteres en un tuit pueden tener mayor influencia, penetración y generar más interés que un minuto de ejemplos, diatribas gazmoñas, afirmaciones previsibles.

Puede pasar que, siendo el primero y con carácter “informativo”, es decir como un primer paso en la presentación de los candidatos ante la ciudadanía mexiquense, el formato se preste para incluir a seis candidatos para que “hablen rapidito y de pasadita” de quienes son, de dónde vienen, a dónde quieren ir y qué traen entre manos. Ello no obsta para que deje qué desear incluso para los que gustan de ver en esta clase de contenidos mediáticos una ocasión para la apuesta.

¿Quién ganó? Nadie. Ninguno de los candidatos puede llamarse triunfador de un espectáculo gris donde las propuestas en general se basaron en lugares comunes, frases de esas pegadoras por que implican mensajes que el grueso quiere escuchar; las promesas no dejaron de ser las más elementales, trilladas y vacuas. Donde se careció de argumentos de peso no solo respecto de las propuestas y maneras para conseguir el voto, sino de lo que se pretende hacer ya una vez en el poder. De nuevo, el cómo hacer las cosas brilló por su ausencia.

Hasta los ataques entre los candidatos resultaron sosos y tanto que más pareció que veíamos una mala película de espadachines mediocres, o una comedia de pastelazos. ¿A qué hora comenzaba la pijamada?, me pregunté en algún momento y ese pareció llegar cuando el candidato del Partido del Trabajo, Óscar González Yáñez, sacó de su funda la pluma. ¡Viene la estocada!, pensé. Propuso a los otros candidatos firmar un pacto para aceptar ser removidos del cargo en caso de no cumplir sus promesas. ¡Vaya decepción! Más semejó la ocasión para cazar autógrafos de celebridades que no lo son tanto y, al contrario, cada cual tiene el tacón dorado.

La crónica de un dizque debate

Los protagonistas de esta comedia de portazos fueron el periodista Javier Solórzano en calidad de moderador, primero en meter la pata apenas comenzó el debate, cediendo la palabra a quien no debía. Los candidatos: Teresa Castell (independiente), Josefina Vázquez Mota (PAN), Juan Zepeda Hernández (PRD), Óscar González Yáñez (PT), Delfina Gómez A. (MORENA), Alfredo del Mazo Maza (coalición PRI-Verde Ecologista-Nueva Alianza-Encuentro Social). Quien se quedó con las ganas de asistir y en huelga de hambre fue el otro candidato independiente, el ex priyista Isidro Pastor.



Todos hablaron, sacaron láminas con gráficos ilegibles o consignas de campaña que mostraron a cámara, la que, por formato obligado solo retrató medium close up individual o full shot del conjunto. Algunos optaron por escudarse tras el típico discurso construido con cifras que ningún elector promedio se va a meter en la cabeza y menos a corroborar, y esto en la vieja idea de que los números, en tanto “datos duros” no mienten, cuando está visto que sí lo hacen ya porque encandilan o porque aparecen maquillados.

Este primer debate abordó tres temáticas generales para exposición: seguridad, corrupción y desarrollo social. Desde un comienzo, los candidatos dejaron claro su estilo: Teresa Castell abusó de repetir y sobar slogans de su campaña como ese de “Vota independiente” o ese otro de “No más partidos políticos”, mostrándose aguerrida, contestataria.



Josefina Vázquez Mota, para no variar, con su oratoria hipnótica, soporífera, monótona, fue repetitiva, aunque eso sí congruente, repitiendo lo mismo casi tal cual que ha dicho en distintos mítines y de modo tal que, con ver uno ya se han visto todos, lo sé por experiencia propia.

El perredista Juan Zepeda, ufano de sus logros como ex munícipe de Nezahualcóyotl, pero poco creativo en el discurso.

Óscar González del Partido del Trabajo se mostró redundante en señalar sus capacidades para gobernar Metepec.

Delfina Gómez, ex alcalde de Texcoco, se mostró envalentonada y segura, crédula de las estadísticas que la colocan como “predilecta” de los mexiquenses.

Alfredo del Mazo Maza, de rancia estirpe familiar y política, primo del presidente de la república, Enrique Peña Nieto, y ex alcalde de Huixquilucan, se observó arrinconado, pero optimista a causa del soporte estructural de la coalición esperpéntica que representa y lo sostiene.

Al comienzo del dizque debate, que ni a batidillo llegó por falta de contraste en las ideas, oposiciones intelectuales y contradicciones paradigmáticas, en sus respectivas presentaciones personales los candidatos se definieron: “Tengo la experiencia para gobernar”, dijo Josefina, quien nunca ha gobernado. “Me indigna la corrupción; en el PT encontrarás a la verdadera izquierda”, expuso Óscar. “No hay nadie más capaz que yo”, presumió Alfredo. “Los ciudadanos hemos sido olvidados”, reclamó Teresa. “La gente del Estado de México merece un mejor gobierno”, apuntó Juan. “Ya basta de tanta insensibilidad de los políticos”, afirmó Delfina escupiendo al cielo.



Luego, al abordar el primer tema, la seguridad, procuraron no resbalar. “Vivimos en un estado de emergencia”, dijo escandalizada Josefina. “Nosotros redujimos 63% los delitos en Nezahualcóyotl”, se ufano Juan. “De la seguridad me encargo yo”, volvió a presumir Alfredo. “A los partidos políticos les ha faltado la mano dura en materia de seguridad, yo no sembraré pretextos; no tengo pacto con mafias ni delincuentes”, aseguró Teresa, quien en la independencia ha fincado el partido de los inconformes, los hartos y los olvidados. “Si quieres seguridad, quien sabe cómo hacerlo soy yo”, dijo Juan lanzando el guante.



En el segundo tema, el de la corrupción, aprovecharon para lanzarse migajonazos. “La corrupción tiene nombre y apellido”, acusó la panista descalificando a Delfina y a Alfredo, y fue más allá al proponer no solo transparencia sino ¡cadena perpetua! a los funcionarios corruptos. Afirmación que me hizo recordar, entre muchas, las consideraciones de Mercedes Llamas:
México, aún y cuando no cuenta con cadena perpetua como tal en sus legislaciones, es uno de los pocos países en el mundo que la aplica. En contadas naciones el interno tiene la posibilidad de pasar el resto de su vida tras las rejas, y desgraciadamente México es una de ellas. Evidentemente esto no nos hace un país más seguro, como ya lo he mencionado muchas veces, la solución a nuestro problema de seguridad no reside en políticas represivas con sentencias infinitas, sino en una política integral social. (LLAMAS, 2014).
En el mismo bloque, Del Mazo arremetió contra los gobernadores —teniendo en mente a Duarte, Yarrington y quizá Moreira, Montiel— como los villanos favoritos, prohijadores de la corrupción, pero para ello curiosamente salió en defensa de Delfina a la que eximió de las acusaciones infamantes —cuando veas las barbas de tu vecino…— que han circulado en su contra durante estas campañas, señalándola de secuestradora, exhortando a mirar “más allá de quién sale en la foto” (pues él también ha salido en imágenes con personajes comprometedores).


Óscar González hizo suya la queja ciudadana de que, por causa de la corrupción, el pueblo no tiene lo que merece y arremetió cuestionando a sus contrincantes, en especial los ex alcaldes como él, señalando su incongruencia: “¿Por qué no implementaron sus propuestas cuando fueron gobierno?”. Pero, una muy atenta Teresa Castell reviró a todos espetándoles: “Candidatos —como si ella no lo fuera— quiero que les quede claro que los ciudadanos ya no les creemos” y enseguida exhortó a la gente a dar su beneplácito a los observatorios y las contralorías ciudadanas, a lo que se ha dado en llamar el movimiento de “ciudadanización”, como si los ciudadanos tuvieran también todas las respuestas de lo que de veras no nada más hace falta, sino es oportuno o conveniente o posible llevar a efecto en beneficio de todos. Quizá la mayor tentación de la ciudadanización estriba en los caprichos que individuos o grupos queremos imponer como si necesidades reales.



Vázquez Mota lanzó el primer almohadazo, aprovechó para inquirir a Del Mazo por sus relaciones con la empresa OHL y él hizo como quien le habla la virgen, saliéndose por la tangente: “A mí no me van a manchar con la corrupción de ustedes”. Y entonces Delfina hizo lo propio: “Me acusan tanto porque me tienen miedo; no crean todo lo que se dice”, se justificó mirando a la cámara, llamando a los electores y Teresa, siguiéndole el paso y la forma enunció contundente: “Solo hay dos opciones: partidos o independencia. Una sola opción ganará: o nosotros los ciudadanos o los partidos”.

Ya, cuando tocaron el tema del desarrollo social, unos parecieron calca de los otros: pensiones duplicadas o permanentes por ley, apoyos a mujeres, ancianos, estudiantes, etcétera. Palabras más o menos, de cabeza o de pie, pero básicamente lo mismo de lo mismo.

Alfredo del Mazo apostó a la continuidad: “Yo cuidaré y acrecentaré los programas de desarrollo social que ya tenemos en el Estado de México” y, en el afán de atraer el voto femenino, prometió un “salario rosa” para las amas de casa. Es decir, ahora, la casa, entendida como empresa, deberá fijar una nómina con una sola empleada, el ama de casa y si acaso la fámula, reafirmando así la idea machista del hombre en tanto proveedor.  ¿O será que el estado subsidiará al hogar?

Teresa Castell entiende el desarrollo social como “generar mayores recursos para los ciudadanos”. Ella, que es empresaria, afirmó sí saber cómo generar empleos y no solo políticas y programas asistencialistas.



Por contraste, Óscar González se vio más altruista: “La verdadera izquierda cree en la igualdad; haremos el bien sin mirar a quién”. Mientras, Delfina, con una actitud típicamente morenista y lopezobradorista afirmó tajante: “Mientras gobierne el PRI no habrá desarrollo social en el Estado de México”. ¿En qué condiciones se encuentra el desarrollo social en los municipios, delegaciones gobernados por MORENA?

De otro lado, Juan Zepeda optó por apelar a la sensibilidad política de las minorías y se ostentó como abanderado de sus causas. Pero, virando el timón, Del Mazo aplicó su apellido acusando: “¡Que no los engañen! PAN y MORENA buscan quitar programas sociales”.

Para ese momento, el estudio de grabación ya parecía gallinero y las plumas de los almohadazos volaban por todas partes. “El desarrollo social que yo propongo”, dijo Teresa Castell muy filosófica, “es dejar atrás los vicios de la corrupción”. Y entonces, Óscar González tomó una pluma al vuelo y propuso a los otros candidatos signar un pacto para atenerse a las consecuencias de sus actos y plasmó su firma en el pliego donde quedaron para la posteridad los autógrafos y, mientras decía y hacía clamó: “¡Basta de que los mexiquenses seamos factor de una estrategia política!”. ¿Los mexiquenses no son elemento básico de su estrategia para atraer el voto?

Y así terminó el debate, en medio de un plumaje adherido a la brea de las inconsistencias de los dichos, salpicado con notas de color y cifras de miles y millones y porcentajes, apenas para acomodar en la percepción la idea de que algo hay.

P,D.: Al finalizar el primer debate de candidatos transmitido por el Instituto Electoral del Estado de México, quienes lo seguíamos en vivo mediante el canal oficial de streaming en YouTube, nos pudimos percatar que el mismo fue bloqueado por la empresa Sony Music y la plataforma YouTube para ser visto en México.



Uno de los seguidores, lectores y amigos de estos Indicios Metropolitanos me preguntó acerca de este contenido qué tiene que ver Sony con el debate. Buena pregunta que agradezco y ahora también aquí incluyo la respuesta.

SonyMusic, en sí, nada tiene que ver con el debate. Pero los organizadores del debate incluyeron clips musicales de entrada y salida a la transmisión que automáticamente identificó YouTube como factores de conflicto por Derecho de Autor, igual que sucede con casi todos los videos que se montan en esa plataforma. Es casi inmediato, cuestión de segundos ya, que se notifique al creador del video que este puede contener material sujeto a derechos y, en muchos casos, muchas compañías y otros creadores de contenidos (como puedo ser yo) configuran estos de manera que se presente el reclamo correspondiente y/o incluso el bloqueo del video en ciertos países. Es lo que pasó con este, como dice la leyenda.

En estos casos, el creador del video puede presentar un reclamo a su vez, sobre todo para comprobar que tiene los derechos de todo el contenido no original, como esos clips musicales. Las soluciones entonces son cuatro: 1) el creador acepta que el reclamante de derechos incluya anuncios comerciales en el contenido de los cuales verse beneficiado a costa del creador. 2) Bloquear el video para ser visto en ciertas localidades. 3) Presentar querella. 4) El creador puede optar por retirar el video, cosa que finalmente hizo el IEEM Oficial para luego montarlo de nuevo sin el contenido motivo del conflicto de intereses. Por lo mismo, con una nueva URL y arreglado, el video íntegro del debate puede ser visto en el área de videos en mi blog, derivando al canal del instituto.



Referencias

LLAMAS, M. (4 de septiembre de 2014). ¿Cadena perpetua en México? Recuperado el 25 de abril de 2017, de Sin Embargo: http://www.sinembargo.mx/opinion/04-09-2014/26954




Llenando el hueco


AL CREAR ESTOS INDICIOS METROPOLITANOS hace ya casi diez años, lo hice bajo muy claras premisas. La primera, elaborar una revista que, aun partiendo de un punto de vista personal, permitiera el abordaje de las temáticas que, desde la localidad y el interés propio permitieran catapultar su valor universal por la carga significativa que conllevan no solo para un individuo aislado, sino para comunidades enteras.

De la anterior premisa salió el propósito no menor de apostar a los hechos y dichos de quienes, en el ámbito de mi localidad, pudieran dar elementos para circunscribir más allá de esa sola localidad los efectos de las decisiones de gobierno, empresariales, académicas y que a veces terminan en el olvido por quedarse en el nivel de lo actual, al menos en el marco de la narración periodística común.

Semejantes premisas obligan a uno, en tanto profesional de la comunicación y el periodismo, a replantear la manera de atajar los retos que la misma profesión implica al efecto. Porque estamos muy acostumbrados a leer los reportajes y las notas que tratan de los grandes temas, o los que la clase política y los medios tradicionales marcan como los temas determinantes; estamos muy hechos a la idea de que esos temas, en el contexto de la formación de una opinión decantan lo que debería fundar lo que creemos ser y hacer con justicia. Pero las nuevas tecnologías han venido a mostrar que las cosas pueden hacerse a la inversa y que no es desde los medios, como antes, que se filtra la información hacia la sociedad, sino ahora es la sociedad misma la que impone su voluntad, para bien o mal, en la selección de los temas que son de su interés y competencia, y que por lo tanto requieren de la atención adecuada de parte de quienes laboramos en la construcción de los mensajes informativos y de opinión.

Tiempo atrás algún lector, funcionario público municipal, me hizo la observación de que estos, mis Indicios Metropolitanos, estaban inaugurando una nueva forma de comunicación al nivel municipal, porque generalmente los grandes diarios dedicaban poco espacio y líneas a los acontecimientos locales, los pocos periódicos locales o rayan en pasquines al servicio de específicos intereses políticos o económicos, viviendo directa o indirectamente del presupuesto, y los articulistas cuando mucho hacen menciones esporádicas acerca de los hechos y dichos de las personalidades municipales.

Cierto, esa ha sido mi preocupación; y tanto, que mientras otros buscan agrandarse en sus alcances, yo he ido, viceversa, achicando la mira, en afán de ser más asertivo y más acertado en los comentarios o testimonios que puedo hacer para el interés de la comunidad inmediata que me rodea.
Sí, al principio pensé en grande, como cualquiera. Comenzar con un blog que creciera hasta cotas insospechadas como sucedió con algunos que, incluso unidos en colmenas mediáticas, han llegado a construir “emporios” en la Internet como el ahora muy citado Huffington Post. Yo he ido, en cambio, al revés. Ya no privilegio tanto las noticias internacionales, sino en estricta relación con los hechos locales. Así, publicar algo sobre la empresa OHL y sus cuitas en España tiene como finalidad establecer las conexiones que, desde aquellas latitudes explican la realidad alrededor de obras más próximas a mí y a mi gente como el Viaducto Bicentenario, enfrente de mi casa, el fraccionamiento La Florida. De esta manera la lupa crítica concentra la luz sobre lo inmediato, lo que, a decir verdad, aumenta la temperatura de lo que uno puede afirmar, razón de más por la que uno ha de ser más cuidadoso, porque ya se sabe que, a pueblo chico, infierno grande.

Aun cuando puede parecer similar hacer señalamientos sobre los problemas y corrupciones en torno a la Presidencia de la República y los que se suscitan en un ayuntamiento, los efectos a corto plazo no lo son. Decir que tal presidente de una asociación de colonos comete tropelías, puede ser visto por quienes miran desde muy arriba como un asunto de chisme, anecdótico, pero la experiencia reciente —que no dista de lo que ha pasado siempre— indica, como la máxima esotérica, que, como es arriba, es abajo. Y tan lícito es señalar la falta del vecino, como pisar el callo del edil, denunciar la prepotencia de un gobernador o exhibir los tejes y manejes de los ministros más encumbrados.
Las redes sociales hacen más factible y legítima la ansia del pueblo por comer, no nada más a los gobernantes, sino al mismo pueblo que, contrario al interés común, afecta al resto de la comunidad, ya por prejuicios, ya por actitudes contrarias al derecho o ya en francas rebeldía o indiferencia frente al orden social esperado y convenido.

Semejantes ideas han fundado mis escritos aquí, lo mismo los reportajes que los artículos de opinión, ensayos, los cartones de “Paréntesis”, las crónicas. Empero, algo falta para complementar el trabajo que, parece, ya va dejando huella y haciendo crecer a estos Indicios Metropolitanos —tan míos como tuyos, amigo lector— como en una suerte de efecto por implosión. Eso faltante es la crónica legislativa.



En el pasado he escrito y publicado algunas crónicas. En tanto género del periodismo literario, me resulta uno muy cómodo, pero también de los más complicados. Lo es y tanto que no en balde la impericia, además de la celeridad de los acontecimientos en los tiempos actuales, han ocasionado que esta forma de noble periodismo haya quedado un poco en el olvido o tergiversada, reducida a la publicación de las actas de congreso, las relaciones de acuerdos en forma de resúmenes más parecidos a informes ejecutivos que a crónicas periodísticas, o notas mínimas sobre estos y los dichos de los legisladores.

Al decir legisladores me refiero en concreto a los diputados locales y federales y los senadores. Antaño había muy buenas, entretenidas y puntuales crónicas legislativas, que no nada más recogían los dichos y hechos, sino también registraban las anécdotas y las decisiones cuyo carácter decisorio incidirían en la sociedad y el país, haciendo una descripción y narración capaces de ubicarnos en el teatro de los debates. Además, permitiéndonos conocer mejor y adentrarnos en los personajes mismos, por lo menos los de talla estatal y nacional. Traigo dos ejemplos actuales que podemos tomar como los extremos de lo deseable: las crónicas legislativas que viene elaborando Jorge Reyes Pastrana para el congreso mexiquense (REYES Pastrana, (2016 en proceso)) o la medianamente redactada por Miguel Ángel Cristiani López dentro de su blog Bitácora Veracruz (CRISTIANI González, 2016).

En el marco municipal nunca —que yo sepa— se ha hecho algo así, fuera de la publicación de las actas de cabildo en las gacetas de gobierno (las que ahora, tampoco se difunden con la misma prestancia, pues es más cómodo, útil, fácil y práctico grabarlas en video y montarlas en la red, a falta de un canal abierto o restringido como el del Congreso, y del modo que ya hacen algunos municipios como Naucalpan y Tlalnepantla), mismas que solo acaban leyendo los involucrados en determinado asunto tratado. Pero, ¿el público?

Pausa en la sesión de cabildo de Naucalpan para discutir diferencias "técnicas" en la redacción de
un punto de acuerdo.
Foto: Archivo VETA Creativa

Los periódicos locales, como los nacionales en sus secciones dedicadas a lo local, solo registran la nota, por ejemplo, de la autorización de cierta obra y los pocos datos sensibles que consideran de interés común. Y los gobernados nos sentimos medianamente informados, pero hasta ahí. No nos formamos un criterio respecto de lo que nos atañe de manera inmediata. Porque tampoco hay quien nos ayude a asimilar y comprender lo que producen los cabildos.

Es verdad que existe la figura del Cronista Municipal o de la Ciudad, pero este lo más que hace es concentrar su atención a los hechos que hacen historia grandilocuente, tarea ya en sí complicada y loable, pero muchas veces alejada de lo que el ciudadano común va requiriendo en el día a día para su particular toma de decisiones.

Por ello, he decidido inaugurar aquí, como uno más de estos Indicios Metropolitanos y a partir de las próximas semanas la Crónica Edilicia, equivalente a aquellas viejas crónicas legislativas, con miras a retratar y registrar los dichos y decisiones más relevantes que atañen, por lo pronto —no puedo abarcar más de lo que me es humanamente posible— en el municipio que habito, Naucalpan.

Dichas crónicas las publicaré cada domingo, considerando que cada viernes hay sesión de cabildo en Naucalpan, pero no me sujetaré al calendario del gobierno tanto como a la agenda de estos mismos Indicios Metropolitanos, dado que soy el hombre orquesta y puedo, de pronto, fallar en las tareas de elaboración de mis contenidos. Hay plan gustoso, pero no obligación.

Las agruparé bajo la sección “Archivo de Crónicas” y podrán localizarse organizadas también con las categorías “Crónica Edilicia” y las que sean pertinentes, según el tema. Espero hacerlas lo suficientemente entretenidas como informativas y, dado que la crónica es un género más literario que ejecutivo, espero también que la crítica que me caracteriza pueda hacer su aparición en contexto y no solo, como hasta ahora, como pretexto para señalamientos y propuestas específicas.

¿Por qué hacer esto? Por algo más que solo “llenar un hueco”. Ya en 2010, Alex Grijelmo, presidente de la Agencia EFE, había reflexionado que la salvación del periodismo impreso reside en la crónica de verbo audaz, dado que los lectores reciben antes las noticias por otros canales más inmediatos:
Hoy en día todos conocemos las noticias a través del celular (móvil), de la radio, de la televisión, del teletexto... Cuando uno compra el periódico es muy difícil que se encuentre una noticia a la que no haya tenido acceso el día anterior o muchas horas antes (INFORMACIÓN, LA, 2016).
Y tiempo después, en 2015, Juan Villoro secundó esta idea, así como las propuestas por Elmer Mendoza:
El periodismo está en una gran crisis debido a las nuevas tecnologías, las versiones en línea son las más consumidas ahora, al ser un servicio “gratuito”.
Esta condición ha castigado mucho a los periódicos, los anunciantes se están retirando, hay documentos que sólo se publican en Internet y no en papel y los periódicos que sólo viven de los anuncios y sus lectores, los que no pertenecen a un gran grupo de negocios, lo están pasando mal.
La crónica podría ser la salvación y el futuro del periodismo.
La crónica es un género que mezcla de manera extraordinaria, la información con la emoción, hay noticias que no nos tocan el alma porque nos parecen datos fríos. Nos dicen, murieron 300 personas en un tsunami en Asia, pues nos afecta porque decimos es algo tremendo, pero no nos involucramos directamente. En cambio, si alguien escribe una crónica en la que vincula esta noticia con el destino personal de quienes padecieron esto, nos podemos sentir identificados […] (VILLORO, 2015).
Esta realidad incuestionable e indiscutible ha obligado a que los medios tradicionales, la prensa, la televisión y la radio, modifiquen sus formatos clásicos privilegiando, más que la crónica, el reportaje en un afán por hacer más comprensible para el respetable lector el significado de los hechos y los dichos, y ello explica el surgimiento de espacios periodísticos —más que noticiosos— dedicados a ese género o la entrevista o el comentario editorial, hasta el debate, aun cuando la crónica sigue quedando para la curiosidad documental. Y es que algo les va fallando a las televisoras y las radiodifusoras donde ni, aun así, consiguen mantener de manera suficiente y bastante la atención del público, de la audiencia, salvo en casos excepcionales. Para la gente, a pesar del esfuerzo, parecerían estar ofreciéndoseles contenidos que son más de lo mismo. ¿Serán? Más sobre este tópico lo abundaré en un texto posterior.

Referencias

CRISTIANI González, M. (18 de agosto de 2016). "Crónica legislativa en Perote". Recuperado el 2 de diciembre de 2016, de Bitácora Veracruz: http://bitacoraveracruz.blogspot.mx/2016/08/cronica-legislativa-en-perote.html
INFORMACIÓN, LA. (30 de noviembre de 2016). "El futuro del periodismo impreso reside en la crónica, según Alex Grijelmo". Recuperado el 2 de diciembre de 2016, de La Información: http://www.lainformacion.com/arte-cultura-y-espectaculos/diarios-periodicos-y-revistas/el-futuro-del-periodismo-impreso-reside-en-la-cronica-segun-alex-grijelmo_OqzdnX6AWhMhUfH4KaQkJ3/
REYES Pastrana, J. ((2016 en proceso)). Crónicas legislativas mexiquenses de la LIX Legislatura del Estado de México Septiembre 2015-Septiembre 2018. Toluca, México: Congreso del Estado de México / Secretaría de Asuntos Parlamentarios.
VILLORO, J. (5 de octubre de 2015). "La crónica, futuro y salvación del periodismo". Recuperado el 2 de diciembre de 2016, de Crónica Legislativa: http://cronicalegislativa.com/2015/10/05/la-cronica-futuro-y-salvacion-del-periodismo/



Crónica de un suicidio

Suicida en Mazatlán, 22 de sept 2016


Prólogo post facto
Este texto lo escribí y publiqué originalmente el 14 de octubre de 2006 en lo que era mi blog "VETA Personal", siendo prácticamente una de mis primeras incursiones en la redacción de blogs y de las primeras señas de mi blogmanía, luego lo trasladé a mi blog "Archivo de crónicas" que ahora es aquí una sección o categoría nada más y desde el 2 de marzo de 2015 este es su espacio.

Diez años después de escrito este texto, una noticia semejante pero ocurrida en Mazatlán, Sinaloa: el suicidio de Óscar N, motivado, según explicó el suicida, por el fallo de un juez que le quitó la custodia de sus hijos sumiéndolo el hecho en una profunda depresión, da la vuelta al mundo por desgracia de las redes sociales, las que ahora no nada más potencian la capacidad informativa de los seres humanos, de los individuos que con un celular en la mano se convierten en reporteros del instante, sino que además permiten retratar con toda su crudeza la miseria y la mezquindad humanas, en especial de aquellos que, empoderados con la tecnología no tienen noción de los riesgos, en este caso emocionales, de la profesión periodística.

No está de más decir que el morbo cobró o cobrará más pronto que tarde su factura en todos aquellos que atendieron tan patético acontecimiento convertido (no en sí mismo, sino por interés de los espectadores) en un espectáculo. Claro, en aquellos más conscientes que en los obnubilados y fascinados. Porque la escena retratada, aunque parecida a la de un impresionante salto de altura desde la Quebrada en Acapulco o desde la altura de un poste de algún circo, ni remataba en las profundidades marinas para presunción de la destreza del clavadista entre vítores y vivas, ni a este lo esperaba una red de seguridad. El sonido que alcanza a escucharse cuando el hombre golpea el piso yo lo experimenté a escasos metros en aquel entonces, como describo en esta crónica. Y es fecha que no puedo borrar de mi cabeza el hecho con todos sus detalles.

No es sencillo sobreponerse a una tragedia humana, más cuando se experimenta en carne propia. No obstante, hoy retomo esta crónica no por dar continuidad al morbo, no por vulgar sensacionalismo, ni para exorcizar mis demonios, sino para, como ayer, motivar a la reflexión a los viejos y a los nuevos amables lectores, los que conocían y los que desconocen esta entrega que ahora, con este prólogo, refresco.

Hace diez años
Ignoro de dónde saco el ánimo o las fuerzas para escribir esta crónica. Hace tiempo que no escribo para ningún medio de comunicación y, sin embargo, aquí me encuentro, ante el teclado, dejando fluir la memoria y los sentimientos bajo la guía del oficio periodístico y literario.

Comienzo con una breve confesión: no he reporteado ningún evento trágico, no he sido corresponsal de guerra, me he desempeñado en otras áreas del periodismo, especialmente el de opinión. He escrito sobre otros temas, pero lo que siempre me ha movido y conmovido ha sido el ser humano detrás de cada acontecimiento. No el chisme vano, la información vacua, del momento. Cada nota debe llevar un recordatorio a quien escribe y a quien lee que los protagonistas del suceso narrado son seres de carne y hueso, tan débiles como cualquiera.

Escena primera
Son alrededor de las dos de la tarde. En la central de bomberos de Naucalpan se recibe el reporte de que hay un ciudadano que pretende suicidarse lanzándose desde lo alto de la torre de alta tensión que se ubica a la orilla del Río Chico de los Remedios, en la esquina de las avenidas Paseo de la Primavera y Paseo de Echegaray, a dos cuadras de la Av. Dr. Gustavo Baz Prada y a tres cuadras de donde yo vivo, en el Fraccionamiento La Florida, en el Estado de México, a la altura de las famosas Torres de Satélite creadas por los arquitectos Luis Barragán y Mathías Göeritz.

No estoy enterado de lo que sucede. En casa se acerca la hora de la comida y mi madre escucha un acetato con música cantada por Diane Warwick. Comentamos las melodías: “Para eso son los amigos”, “Sé que no amaré así otra vez”, “Camina lejos”, “El poder del amor”… Terminando la hora de la comida, mi padre, que vive en Copilco, llama por teléfono y me dice lo que sucede a unas calles de ahí. Lo ha escuchado en la radio, en la estación Monitor. De inmediato viene a mi cabeza el recuerdo de la ocasión, hace un año aproximadamente, cuando me acerqué a ayudar a una mujer que intentaba suicidarse haciéndose cortes pequeños con unas tijeras diminutas de costura.

Ella sufría de una desilusión amorosa y de la incomprensión de su hija. En el estado alterado en que se hallaba y considerando su basta corpulencia, su fuerza era descomunal. Esa vez llegaron un par de patrullas y una ambulancia. Seguí a la mujer desde mi calle hasta el río, donde pretendía ahogarse. Usé mis conocimientos de psicología, psicología invertida, logré detenerla un poco. Pero es claro que en esas circunstancias, la razón está de más. Después de varias horas, una paramédica logró la empatía. Entre mujeres se entendieron. La policía me solicitó mis generales. Se la trasladó ante el Ministerio Público, pero la experiencia dicta, según me comentaron los policías entonces, que ante los pobres recursos del estado para atender estos casos, sin una denuncia formal, sólo se levanta el acta y se deja al ciudadano en libertad con el riesgo de que saliendo de la delegación intente de nuevo suicidarse y hasta lo consiga. Es triste, pero real. La salud mental de los mexicanos está muy desatendida.

Es sábado 14 de octubre de 2006, un impulso mezcla de morbo, afán de ayudar y oficio periodístico me saca de la casa, para ser testigo de un acontecimiento que no olvidaré jamás.

Escena segunda
Al llegar al sitio, ya hay algunos colegas periodistas reunidos, TVAzteca levantó la nota en 5 minutos y se retiró cuando eran las 4:30 p.m., aproximadamente. Quedaban La Prensa, Monitor, La RED, entre otros. Monitor llegó primero, enseguida La RED. Los mirones ya sumábamos casi un centenar. Estaban los bomberos, la policía estatal, paramédicos. Las calles habían sido cerradas parcialmente en un radio de 50 metros.

Ahí lo vi y reconocí su rostro. Se trataba de un vecino de la colonia aledaña a la mía, es decir Echegaray. Recordé haberlo visto en la casilla en que fui escrutador y haberme cruzado con él por la calle en varias ocasiones. Pero como ocurre con más frecuencia de la debida, reconocer al vecino no supone la convivencia o la cercanía social. Cada día todos vivimos sumergidos en nuestros problemas individuales y familiares, y quizá sólo al margen nos interesamos por lo que ocurre en la casa de enfrente. Confundimos colindancia con despego. La solidaridad en tales condiciones dormita hasta que ocurren desgracias como la que ahora narro.

Su nombre: Gerardo Carrión. Tiene poco más de 40 años. Yo tengo 43. Según informes de sus vecinos más cercanos, al parecer vive con sus padres. El papá padece esquizofrenia y asimismo Gerardo. El drama familiar se adivina, se presta a la imaginación. Varios vecinos tratamos de dialogar con él, lo invitamos a bajar de la torre. El hombre se sonríe y alega: “¡Es la agonía de la maldad!”; “¡Yo soy la maldad!”; “¡Es la agonía de la muerte!”. Dice que sus padres no lo quieren. Su intención es castigarlos, atraer su atención y la de quienes ahí nos encontramos, pero afirma que ni la presencia de sus padres lo hará cambiar de decisión. No reta. No espera. No amenaza. Está de pie aferrado a los travesaños de la torre, en lo más alto.

Escena tercera
Cinco de la tarde, más o menos, en conversación con el Instructor Zurutuza, del cuerpo de bomberos, comento sobre la pertinencia de que la Compañía de Luz y Fuerza del Centro corte el suministro a la colonia, para facilitar las labores de rescate. Él me dice que ya han solicitado esa acción a la central, que se reduciría el voltaje, pero es la hora que tal no ocurre. Contradictoriamente, el comandante de la policía estatal a cargo me indica que no tiene contacto con la Compañía de Luz. Entonces, solicito a un vecino que me preste su celular para llamar a mi casa y desde ahí pedir a mi madre que emita la queja para que se corte la luz dadas las circunstancias. Además, me atrevo a sugerir, como lugareño con 38 años de habitar en el fraccionamiento, que la circulación del tránsito se corte en zonas más específicas y alejadas, pues soy testigo que el cuello de botella que es esa área, tarde o temprano dará problemas, pues es el paso natural de la gente que transita rumbo al Distrito Federal. Gracias a esta medida, en pocos minutos llega una ambulancia que es estacionada bajo los árboles, a escasa distancia del lugar, con la finalidad de no generar expectativas que alteren al suicida.

Cinco treinta. La policía pide a los presentes alejarse, formando un cerco virtual, prudencial. Tres valerosos bomberos comienzan a escalar la torre: Onorio es el más experimentado. Tiene diez años en el cuerpo y no es su primer caso de suicidio. Le siguen Francisco Fernández, joven respetable que se estrena en esta situación y su tocayo, Paco González. Llevan cuerdas y arneses, pero no hay ninguna otra forma de equipo de rescate a la vista. No hay lonas, colchones inflables o recursos similares. Aún no se ha cortado la energía. El día ha estado nublado. A mediodía llovió y el cielo amenaza con una nueva precipitación.

El tiempo transcurre. La gente comenta. Los mirones apuestan sobre si Gerardo se lanzará o no. Sé por sus vecinos próximos, que es el segundo intento. En el pasado se tiró de la azotea de su casa, así que las probabilidades de que en esta ocasión cumpla su cometido son muy altas. Los bomberos sólo lo sospechan, pero eso no los arredra en su decisión de salvarle la vida. La esperanza general es a favor de la vida, salvo algunas excepciones. “Les está tomando la medida”, dice una anciana, “debían dejar que se tire y santo remedio”. Le pregunto si pensaría igual si se tratase de su hijo. “¡Claro! Les está tomando la medida. Síganle el juego nomás.”

Por un vecino de Gerardo sé que ya se notificó a su padre. La madre no se encuentra en casa. Éste, por toda respuesta, solicita que cuando Gerardo se tire le informen, nada más. Al parecer el suicida no tiene amigos o pareja conocida.

Escena final
Para las seis de la tarde, se acelera el rescate ante la inminencia de lluvia y la disminución de las condiciones visuales. El comandante Ramón López coordina a los bomberos quienes cierran distancias respecto a Gerardo; éste, que ya está muy cansado, orina a los rescatadores y segundos después solo repite: “¡Llegó mi fin, señores! ¡Llegó mi fin!”.

Estoy, al igual que mis colegas periodistas, diríase que en primera fila, pero a diferencia de ellos, estoy ubicado exactamente de frente a Gerardo. Por momentos el suicida se me queda viendo. Una hora y media antes intercambié frases con él, dije conocerlo, le pregunté por qué decía que él era la maldad, a qué le temía y a esta cuestión respondió que a nada y luego de una pausa, dijo que sólo temía a la muerte. Intenté disuadirlo, como otros varios de los presentes. Gerardo no escuchaba, en parte por la altura y en parte por voluntad.

A las seis y veinte, los segundos se vuelven instantes y los instantes siglos. Tomo algunas notas para esta crónica, pero un barullo repentino me hace volver la cabeza. Veo a Gerardo volando por el aire, en dirección a mí. Los brazos extendidos. Cae como bólido, en posición erecta, las piernas dispuestas para el aterrizaje. Conforme se acerca a tierra, percibo claramente que su gesto antes burlón ahora expresa miedo, sí, miedo, ante lo inevitable. Tiene cerrados los ojos; muy apretados. Su cabello, movido por la inercia y el viento parece querer aferrarse a la torre, pero Gerardo ha saltado describiendo una media parabólica. Ha buscado el pavimento. Lleva recorrida media caída y no soporto más. Cierro mis ojos.



Minutos antes, mi colega de Monitor esperaba con ansia el rescate o el desaguisado, sudaba por los nervios. Confiaba en que todo saldría de forma optimista. El colega de La Prensa ya no controlaba sus manos, que temblaban preocupadas, como adivinando lo que se produciría a continuación. Tomó varios ángulos y finalmente, halló, para su desventura, la fotografía anhelada: Gerardo en pleno vuelo. Así consolidó la nota y su publicación.

La adrenalina nos tiene a todos quietos, congelados por milésimas de segundo.

Estando yo con los ojos cerrados, percibo el golpe seco, retumbante del cuerpo de Gerardo contra el pavimento por donde miles de veces he caminado de ida y vuelta en la cotidianidad. Ha caído a escasos 10 metros de mí, estrellándose como acordeón. Veo claramente su pie derecho desarticulado, pero de inmediato la ambulancia, los paramédicos cargando una camilla, bomberos y policías se acercan al punto. Mi colega de La Prensa levanta las placas fotográficas y en ellas se ve la condición lamentable en que ha quedado Gerardo. No es indescriptible, pero por respeto a sus familiares, al mismo Gerardo, a los lectores y a mi sensibilidad, prefiero no entrar en detalles.

Epílogo
Oscurecía. La energía de la torre nunca fue cortada ni el voltaje bajado. Se hubiera notado en el fraccionamiento. Unos niños se me acercaron. Estaban excitados por la experiencia, sacando deducciones sobre el estado de Gerardo. Me preguntaron si sobreviviría. Templado, demasiado para mi sorpresa, respondí que en caso de hacerlo no sería por mucho tiempo o en una situación muy penosa, para él y su familia.

Se desató una llovizna, la tercera del día, la que daría pauta al aguacero.

El público comenzó a retirarse, pues la función había terminado o eso creyó. En realidad sólo había terminado el segundo acto de una obra que había comenzado quién sabe hace cuántos años atrás y que había mostrado en la intimidad de una familia mexicana el dolor de la salud mental trastocada, mientras en torno la sociedad naturalmente egoísta decidía dejarse envolver por problemas generales de índole económica o política.

En el primer acto, para un hombre llamado Gerardo el drama tomó un cauce trágico a fuerza de la suma de elementos y factores diversos que le llevaron al desequilibrio y a la desesperanza, esa que los sacerdotes de todas las religiones venden disfrazada de infierno. En el segundo acto, otros dramas toman lugar.

Desencajados y desconsolados, llorando impotentes, los bomberos descienden de la torre y se sientan a la sombra de un viejo pirú a la orilla del pestilente río. Sus compañeros prestos se dan a la tarea de darles palabras y gestos de aliento. Francisco Fernández, el más joven y primerizo en estas circunstancias, es el más afectado.

De pronto recuerdo cuando mi madre rodó las escaleras de la casa, apenas en abril, sufriendo una fractura expuesta de su muñeca izquierda y todo lo que hube de hacer para evitar un desenlace adverso. Entonces me acerqué a los héroes anónimos que todos admiramos y les expresé mi solidaridad con todo mi afecto. Los curiosos ya estaban camino a sus hogares donde contarían lo sucedido como quien cuenta un episodio de CSI o la película de moda.

En el primer acto, el pesar de los padres de Gerardo sólo ellos y su círculo familiar lo vivieron, temiendo el momento cuando éste decidiera intentar de nuevo quitarse la vida. En el segundo acto, tanto ellos como los rescatadores sentirán el dolor de la pérdida.

Son más de las ocho de la noche. En la televisión transmiten la película Poltergeist como un anuncio de la proximidad de los días de muertos. ¿Me pregunto qué contendrá la ofrenda a Gerardo y cuántos actos más se escribirán de esta obra llamada vida? Antes, otros fueron los protagonistas, ahora Gerardo, mañana… quién sabe.