SE REUNIRÁ Miguel Ángel Mancera con Observatorio Ciudadano de Naucalpan para tratar temas de vecindad, informó en el marco del Premio Fórmula Uno quien encabeza esta agrupación, Raúl Esnaurrizar.
Ante el "blindaje" fronterizo de la Ciudad de México en relación a los problemas de inseguridad que aquejan a la zona metropolitana, por una parte y en días pasados, la presidenta interina Claudia Oyoque señaló la necesidad de una cooperación y coordinación institucional mejor que el cierre limítrofe de las zonas conurbadas del D.F. y el Estado de México. Esto se interpretó en los medios como una llamada de atención al gobierno defeño para que "no pinte su raya" frente a temas que son comunes.
Algo semejante está sucediendo en distintos puntos de dicha zona, donde las comunidades vecinales parecen estar reaccionando lenta pero positivamente para unirse alrededor de temas como la inseguridad.
Las pasadas manifestaciones ocurridas entre agosto y octubre en Las Torres De Satelite incidieron de manera notable en la conciencia de los gobiernos municipales de Tlalnepantla de Baz Oficial, Gobierno Municipal de Naucalpan, Gobierno del Estado de México, Gobierno Municipal de Atizapán de Zaragoza, y los aledaños al punto que derivado de esos esfuerzos se han venido efectuando mesas de trabajo entre ciudadanos y autoridades para trazar soluciones concretas y de largo alcance para los tópicos que preocupan, desde obras públicas hasta participación ciudadana.
La legisladora panista Patricia Elisa Durán Reveles, presidenta de la Comisión de Participación Ciudadana en el Congreso del Estado de México, entrevistada por Indicios Metroplitanos días atrás, durante el Foro contra la Inseguridad organizado por naucalpenses en el Parque Naucalli, dejó claro el interés para establecer las bases legales que encaminen y canalicen por el camino de la democracia la participación ciudadana. Iniciativas como el Observatorio Ciudadano irán teniendo cada día más presencia en la definición de políticas públicas que involucren a los ciudadanos en la toma de decisiones gubernamentales.
Mientras unos se preocupan por apretar el cincho a la Internet para poner un freno a los delitos cibernéticos, como el senador priyista hidalguense Omar Fayad —siguiendo en parte la línea trazada en la anterior legislatura por Manlio Fabio Beltrones y que traje a estos Indicios Metropolitanos en un fragmento de un artículo relativo al escándalo OHL—, casos como lo que ahora muestro se colocan en el otro extremo de las bondades de la red mundial de la información y los insistentes intentos globales por controlarla política y económicamente.
Gracias a la existencia de la Internet y de sus bondades más que de sus perversiones, gobiernos locales como el de Tlalnepantla de Baz, en el Estado de México, han podido incursionar en una vertiente de la “televisión pública” poco explorada tanto por productores como por comunicólogos.
Durante la administración de David Sánchez Guevara en el Gobierno Municipal de Naucalpan se experimentó con la idea de transmitir todos los miércoles Una hora con tu presidente, programa transmitido mediante streaming con el objetivo de “acercar al edil con la ciudadanía” e informar los logros del gobierno, en un canal de YouTube existente desde el 7 de septiembre de 2010, con poco más de mil suscriptores y algo más de 38 mil reproducciones. Ese canal más pronto que tarde derivó en un soporte mediático para apuntalar la campaña política rumbo a una nueva candidatura para una diputación federal del hoy exedil y preso por presumible peculado. Ahora me encuentro con que el municipio fronterizo hizo y hace lo propio.
Independientemente de que el Instituto Nacional Electoral no incluyó en su Catálogo de Medios de Radio y Televisión Aprobados por el Comité de Radio y Televisión aquellos transmitidos mediante streaming para medir su intervención en las pasadas campañas para las elecciones concurrentes de junio, estos últimos han comenzado a cobrar una importancia fundamental para la orientación de la opinión pública y de los electores, si bien en nuestro país quienes piensan de forma ortodoxa todavía ponen en tela de juicio su penetración y grado de influencia, como ocurre incluso con este blog.
Mientras el canal de Naucalpan de Juárez prácticamente quedó
en el olvido como estrategia y recurso de comunicación institucional tras la
aprehensión del exalcalde, en parte por la salida del exedil y en parte por
causa del escándalo en rededor suyo por involucrar en ciertos asuntos a su
amante Leticia Camacho, propietaria de la empresa Promoopción que intervenía en
la producción, el canal municipal de Tlalnepantla de Baz continúa transmitiendo
en su canal oficial en YouTube
abierto desde el 6 de junio de 2014. Tiene al momento de escribir estas líneas 219
suscriptores y poco más de 36 mil reproducciones. Sus contenidos los distribuye
en 14 listas de reproducción cuyos contenidos abarcan temáticas de interés no
nada más local:
Pata de
perro: un programa dedicado a mostrar lugares de interés turístico y
comercial en el Distrito Federal y la zona metropolitana
Correteando
la chuleta tiene como objetivo mostrar comederos y restaurantes ubicados en
el municipio de Tlalnepantla
El universo
de la actuación: un programa educativo enfocado al desarrollo de la
personalidad y la comunicación interpersonal.
El
Wildcat, espacio interesado en mostrar el talento roquero de los pobladores
de Tlalnepantla.
La
encrucijada TV, también enfocado en difundir grupos musicales oriundos del
municipio en los géneros de jazz y blues.
Corte
informativo, noticiario municipal.
Trabeleando
desde adentro, programa con interés en la narración de historias y
anécdotas de lugares tradicionales de Tlalnepantla.
Instituto
de Apoyo a Vivienda Social, programa relacionado con informar sobre las
políticas de vivienda del gobierno municipal.
Instituto
Municipal de Salud, espacio dedicado a la promoción de la salud municipal
Defensoría
Municipal de los Derechos Humanos, programa con el objetivo de orientar
sobre temas de Derechos Humanos.
A la fecha y luego que el expresidente municipal Pablo
Basáñez dejara el cargo de forma temprana para, como David Sánchez Guevara,
aspirar a una diputación federal, varios de los programas enlistados quedaron
en calidad de “pilotos”, es decir de propuestas que no pasaron de una primera
emisión, mientras otros han alcanzado lo que llaman una tercera temporada, si
bien hablar de temporadas en escaso un año de producción resulta pomposo.
Destaca, me parece, un programa que rememora en su título un
periódico satírico prerrevolucionario, fundamental para la historia de la
prensa mexicana, así como para comprender una etapa álgida de nuestra historia
nacional. Me refiero a El hijo del Ahuizote, publicado por
los hermanos Ricardo y Enrique Flores Magón.
El programa de televisión intitulado “El Show del Ahuizote
Blues” obedece al formato de revista miscelánea sujeta a poco más de una hora
de duración. Sus contenidos están sobre todo enfocados a temas culturales y
artísticos.
La producción del conjunto de los programas, por lo que toda
al trabajo de edición de cortinillas de presentación es destacable, no así los
contenidos mismos por lo que a conducción se trata desde el momento que los
rostros a cuadro son de ciudadanos comunes, amateurs en su mayoría o
funcionarios municipales, sin experiencia en televisión. No obstante, el
producto terminado resulta bastante decoroso, respetable por lo que toca al
espíritu que lo anima.
Desconozco la existencia de casos semejantes en otras
entidades de México, fuera de los muy conocidos casos de las televisoras
estatales de viejo cuño y las que han venido, sin quedar a la zaga de la
televisión privada, haciendo lo propio por sumar a sus recursos lo que proveen
las nuevas tecnologías y estrategias de comunicación. Desconozco también si
colegas comunicólogos han efectuado algún estudio reciente sobre el pormenor
desde la academia.
El tema central no lo es tanto la capacidad tecnológica de
los gobiernos municipales, la que definitivamente para unos será toral y
difícil de alcanzar; pienso en los municipios rurales. Los tópicos que me
interesa analizar aquí son: el relativo a los contenidos, así como el que pasa por
la legislación y las tentaciones para controlar la democratización de los
canales de difusión vía la Internet.
Es una verdad poco discutible que hoy, si por un lado
gozamos de una amplia oferta de canales tanto de medios abiertos, como en los
cerrados, de cobro y los virtuales, por otro lado es incuestionable la crisis
de contenidos en general. En todos lados se cuece lo mismo, quizá en unas
cacerolas con más condimento que en otras. Todos apuestan a las fórmulas
conocidas, aun alegando explorar nuevos formatos y maneras de presentar las
cosas.
Series, revistas misceláneas, telenovelas, noticiarios, y un
largo etcétera de géneros a la mano de los productores de contenidos hace notar
que no necesariamente más canales es mejor que menos, por mucho que en un
aspecto redunde en la atomización del pastel mercadológico y de información.
A tiro por viaje es fácil corroborar que de un canal y de
una empresa de medios a otra se “pelotean” los contenidos en una repetición
incesante y muchas veces fastidiosa, aunque también cómoda. Lo que no se ve en
su estreno aquí o allá, tarde o temprano podrá disfrutarse acullá y
probablemente sin costo alguno y casi con la misma calidad. Y no me refiero
solo a ver una misma película en Netflix, Cuevana y Fox o Sony a tiempo o
destiempo, en la comodidad de la casa.
Estamos descubriendo o, mejor dicho, cayendo en cuenta que,
si bien por una parte tener muchos canales redunda en beneficio económico y
mercadológico, pues amplía la gama de posibilidades y opciones para el
consumidor de medios gracias a una competencia reglamentada para contrarrestar prácticas
monopólicas, por otro lado no ocurre igual respecto de los contenidos con que
llenamos las opciones mediáticas tanto de radio como de televisión; y no se
diga en los equivalentes a los medios impresos como los blogs o las revistas
electrónicas como esta que ahora lees, amigo lector.
El creciente mercado de la transmisión mediante streaming está revolucionando los modos
como nos relacionamos con los medios de comunicación audiovisuales. La
confluencia tecnológica está orillando a buscar nuevas maneras no nada más de
comunicar, sino de ordenar y normar.
Legislaciones como las que pretende el senador Fayad pueden
estar aparentemente inspiradas por un espíritu de “desarrollo sensato” donde la
libertad para el acceso a la información y el respeto a los derechos humanos,
el cuidado de la identidad personal y la delimitación de las responsabilidades
respecto, por ejemplo, los derechos de autor, no se vean trastocados por la delincuencia
sea esta organizada o no. Desafortunadamente la óptica desde la cual se
plantean estas propuestas aquí en México o en Estados Unidos es una anclada en
formas de ejercer la comunicación que ya han sido rebasadas tanto por la
tecnología como por los criterios de los consumidores de información y
contenidos.
Hoy, los derechos autorales se han convertido en coto de
poder que ni siquiera redundan en el beneficio real de los creadores, como sí
en cambio de los dueños de los medios de producción.
Esfuerzos como los destacados aquí, con sus pros y contras,
sientan precedente válido para bajar al nivel ciudadano más elemental los
recursos comunicativos que acerquen a la población con sus gobiernos y, mejor
aún, acerquen a los miembros de dicha población con el resto de la sociedad
local.
Un principio elemental en comunicación establece que la armonía
de las relaciones comienza por la comprensión cabal de las posibilidades que el
individuo tiene para entrar en comunicación consigo, de forma reflexiva. Pues
este primer nivel permite a la persona tener claridad sobre lo que tiene de sí
para dar a los demás, de otro modo no puede suscitarse o esperarse una
comunicación recíproca. Lo mismo aplica para otros niveles como el grupal o el
social en general. El grupo, la colonia, el municipio que tiene claro lo que su
ciudadanía tiene para compartir entre sí en distintos rubros, como el comercial,
político, legal y un largo etcétera.
Desde este punto de vista, legislaciones como la propuesta
por el senador Fayad raya en la franca estupidez cuando se examina artículo por
artículo, porque en vez de regular lo de veras preocupante en cuanto a las
prácticas nocivas en internet, provee un catálogo de causas y supuestos efectos
que se prestan al arraigo de prejuicios tanto como de interpretaciones a modo
—como de costumbre en nuestro país— de la ley. Sólo para mentar un ejemplo, tenemos
la cláusula relativa que considera delito el daño de un equipo de cómputo. El
señalado de tal “crimen” tendría que probar las razones del daño, como el
acusador tendría que demostrar el dolo. Como si no ocurrieran hoy casos en que
las mismas empresas dañan los equipos para fincar responsabilidades fabricadas
para dotar de elementos para el despido “justificado” de un trabajador (es
ejemplo, pero a mí me sucedió).
Dicha ley, como en su momento la de Beltrones, peca de bien
intencionada tanto como de ignorante de los pormenores en el uso y abuso de la
tecnología. Cuando trata del tema del acoso, presenta elementos que bien
podrían convertir a más de uno, sin importar su edad, en un delincuente ya no
en potencia sino en ejercicio explícito de un delito contra la identidad
personal o la dignidad humana, cosa que al fin de cuentas cada cual define en
función de sus valores.
Estas leyes plagadas de yerros y huecos podrían implicar, de
refilón y de la mano de las reformas recientes en materia de telecomunicaciones,
de pasar, un golpe drástico a las libertades de expresión, publicación e
información de las comunidades locales, pueblos indígenas, universidades e
incluso de las instituciones de gobierno como las áreas de comunicación que,
como he apuntado, comienzan a explorar los “nuevos medios” más que nada por
limitaciones presupuestales.
Tecnológicamente la mesa está puesta. Basta ver, en
Naucalpan de Juárez, qué tiene previsto el gobierno entrante de Edgar Olvera
Higueras para efectos de políticas de comunicación política e institucional,
pues por ahora este ha sido un tema ni siquiera tratado. Dados los problemas
presupuestales del municipio, uno de los más endeudados del país, ¿retomará la
idea de generar un canal? ¿Tendría este como misión servir como vaso
comunicante entre gobierno y ciudadanía; o como un burdo recurso
propagandístico para la justificación de los errores, omisiones y estrategias
de gobierno? ¿Qué papel podría jugar la ciudadanía en la conformación del
canal?
TENEMOS TANTAS GANAS de no estar solos en el universo, y sin
embargo damos más pie al escepticismo que a la esperanza.
Semanas atrás, el 15 de octubre, en algunos medios, incluida
la cadena CNN
en español, circuló la noticia del descubrimiento de lo que los colegas
periodistas más llevados por el sensacionalismo bautizaron como “estructura
alienígena en el espacio”.
La nota refería una investigación hecha por astrónomos de la
NASA mediante el telescopio Kepler y como parte del programa de “Cazadores deplanetas”, en el curso de la cual los científicos, como en una película de
misterio, cuestionaron ¿dónde quedó la estrella? cuando de pronto notaron su
desaparición.
La manera como se ha descrito el caso lleva a rememorar
aquellas historias legendarias sobre islas, montañas, ciudades, oasis mágicos
que aparecen y desaparecen ante el asombro de los viajeros.
Me gusta ir al fondo de las cosas y no me quedo solo con lo
que muestran los encabezados o los primeros párrafos de un reportaje y mucho
menos con los comentarios o lectura que puede hacer algún locutor radiofónico,
bloguero o televisivo en el afán de atraer a la audiencia y los lectores. Por
lo mismo, me dirigí cual debe ser a las fuentes originales de la información,
para descubrir que muchas veces, ya los colegas, ya los aficionados, ya los
trasnochados, ya los crédulos o los oportunistas acaban tergiversando todo en
especial cuando de información científica se trata, a veces por ignorancia o
poca comprensión de lo expuesto en un reporte de investigación o a veces por
tomar solo aquello que puede servir de “carnita sabrosa” para dar rienda suelta
a la imaginación.
Con lo que voy diciendo pudiera creer el amable lector que
soy reacio a la idea de la existencia de otras formas de vida en el universo,
pero no, todo lo contrario. Sería necio de mi parte alegar tal cuando ya se han
obtenido evidencias —faltan pruebas, que no es lo mismo— sobre el particular,
especialmente tras las recientes investigaciones en cometas y en el planeta
Marte, sin mencionar los descubrimientos de cuerpos celestes con
características similares a la Tierra y que los astrónomos estiman pueden tener
condiciones apropiadas para la vida, al menos como la conocemos.
Pero el caso al que me refiero en los medios ha saltado con
singular alegría, porque lleva a pensar y recordar un sinnúmero de obras de
ciencia ficción y de ficción científica —ambos géneros literarios son distintos
en el fondo— en los que los autores han planteado la construcción de
estructuras gigantescas alrededor de astros.
La nota, en resumen, plantea que alrededor de la estrella
KIC 8462852 existe una “estructura alienígena”. Y la elección de la segunda
palabra es lo que detona la suspicacia y el entusiasmo de los adeptos a los
temas sobre vida extraterrestre. Pues en la amplia y al mismo tiempo reducida
imaginación de muchos de ellos, la frase lleva a una sola idea: una
construcción hecha por seres inteligentes de otro planeta.
Para citar a un clásico: “¡Un mundo nos vigila!”, diría
Pedro Ferriz Santacruz; y eso lo exclamarían esos extraterrestres de percatarse
que somos nosotros quienes oteamos su supuesto campo de acción alrededor de la
mentada estrella en los linderos de nuestra galaxia con ayuda del telescopio
Kepler.
Una rápida visita al sitio de la misión Kepler de la NASA
puede resultar frustrante, porque no hay nada todavía publicado al respecto; o
la actualización editorial es muy lenta o los criterios de publicación
determinaron no dar a conocer el reporte científico. Por fortuna, varios de los
astrónomos implicados en la investigación, interesados en divulgar su trabajo
han hecho públicos sus hallazgos montando el documento en
el archivo abierto en línea de la Universidad de
Cornell mismo que ya he integrado a mi hemeroteca virtual.
Los científicos explican en dicho reporte que lo descubierto
se trata de una anomalía en el flujo lumínico de la estrella. La anomalía
consiste, para ponerlo en términos muy pedestres, en que la luz de la estrella
por momentos se ve “eclipsada”. El misterio radica en que esos momentos pueden
ser tan breves como durar ochenta días.
Los estudios espectrográficos han dado algunas pistas a los
investigadores como para trazar unas primeras hipótesis, siendo la principal de
ellas la que apunta a la existencia probable de alguna o algunas formas de “estructuras”
—no usan la palabra alienígena— que pueden estar surcando el espacio a
distintas distancias de la estrella. Los científicos no están pensando en naves
espaciales o bases interestelares o cosas semejantes. Más prudentes prefieren
explorar la idea de que puedan tratarse dichas estructuras de exocometas o
fragmentos de cometas que rondan en “enjambre” la estrella en cuestión. Esto no
significa de primera intención cerrarse a otras posibilidades. Pero ya se sabe,
en ciencia primero se explora lo probable y, agotada la vena lógica, se
incursiona en lo posible aunque difícil de probar.
Una de las conclusiones a las que llevan los investigadores
encabezados por el astrónomo T.S. Boyajian del Departamento de Astronomía de la
Universidad de Yale es, aparte de lo anotado arriba y por ello mismo, la
necesidad de estudiar más a fondo la anomalía para determinar sus causas y sus
efectos en el entorno de la estrella observada. Cualesquiera que sean las respuestas
ulteriores no dejarán de ser fascinantes como todo lo que sucede alrededor de
estos temas que, en medio de estas meditaciones antropológicas, son una invitación
a pensarnos los humanos desde lo mismo que nos hace lo que somos: polvo de
estrellas.
(Foto: Transbordador Atlantis atracando en la Estación Espacial, 10 de mayo de 2010, 13:28 hrs GMT, Thierry Legault)