Los integrantes del Cuerpo Edilicio reconocieron la labor desempeñada por Riestra Rodríguez durante el periodo que fungió como Comisario de Seguridad, con la implementación de operativos para atender la seguridad, además de impulsar la prevención y proximidad en el territorio municipal.

Luis Alberto Casarrubias Amaral —quien ha sido un elemento clave a lo largo de los gobiernos municipales anteriores, desde David Sánchez Guevara, manejando sobre todo los aspectos de normatividad, jurisprudencia y gobierno—, a partir de este lunes dará seguimiento y reforzará las acciones para combatir y prevenir la comisión de delitos en pueblos, colonias y fraccionamientos del municipio, al tiempo que continuará implementando los operativos que se llevan al cabo desde el inicio de la actual administración y los trabajos para eficientar y mejorar el desempeño de esta corporación; e instrumentará nuevas estrategias para dar más tranquilidad a los naucalpenses, según afirma el boletín de prensa (NAUCALPAN, Gobierno de (DGCS), 2018).

Casarrubias Amaral es licenciado en Derecho, con maestría en Administración Pública, cuenta con un Diplomado en Seguridad por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se desempeñaba hasta el día de hoy como Secretario Técnico de la Presidencia Municipal y anteriormente ocupó diversos cargos durante varias administraciones.

Las preguntas que de inmediato surgen, como siempre en estos casos, son en relación a los motivos de la renuncia.

Desde tiempo atrás, las coincidencias entre la forma de gobierno del actual alcalde Edgar Olvera y Riestra Rodríguez fueron evidentes como, por ejemplo, en la oposición al Mando Único y ver como más viable para Naucalpan instaurar un Mando Mixto, lo cual no ha podido suceder mientras en la Cámara de Diputados no se desatore la legislación respectiva (ANIMAL POLÍTICO (Redacción), 2017). Más aún, la cercanía que en votos tuvieron durante las elecciones de 2015 como contrincantes en la carrera por la alcaldía de Naucalpan, Olvera por el PAN y Riestra por el PRD, llevó a algunos a pensar que incluirlo en el gobierno no fue sino una maniobra bien planeada para, en caso de no poder conseguir la reelección Olvera y el PAN, pudiera ser relevado en el cargo el primero por Riestra.

A finales del año 2017, Edgar Olvera, quien apostaba a la reelección desde un comienzo de su gobierno y así lo hizo saber en entrevista radiofónica con Ciro Gómez Leyva meses atrás, declaró que siempre no iría por la reelección, sin entrar en detalles. Pero, esos detalles saltaban a la vista. Por una parte, los compromisos adquiridos con ex priyístas de la línea de Azucena Olivares y su esposo, el potentado Guillermo González; por otra parte, las torpezas, tropelías o colusiones de numerosos integrantes de su administración, sin hablar de los índices de inseguridad y, la gota que derramó el vaso, la evidencia de nepotismo y aviadores disfrazados de espías, o espías disfrazados de aviadores, le dieron la puntilla a sus pretensiones. Por tales causas, una de las muchas cabezas que fueron cayendo en el camino fueron la del ex Comisario de Seguridad Arturo Rodríguez —cuyo hijo continúa como Tesorero municipal— y la del asesor del alcalde en seguridad, el Secretario Técnico del Consejo Municipal de Seguridad Pública Daniel Parra Ángeles (NAUCALPAN, Gobierno de (DGCS), 2017). Este último argumentó retirarse por motivos personales que, presumimos, podrían relacionarse con los litigios pendientes en su haber desde su época como alcalde de Apaxco.

La que no se explica que aún siga en la palestra en vez de la picota es la del Secretario del Ayuntamiento, Horacio Jiménez, quien ha tenido que capotear el temporal con una y otra mentiras acerca de diversos temas, pasando por tormentosos líos de faldas y diciendo y desdiciéndose, como ha podido evidenciar Indicios Metropolitanos con distintas solicitudes de Transparencia.

El reacomodo político y administrativo que comenzó a notarse a mediados de 2017 en Naucalpan apuntaba, como aquí dijimos, a un apuntalamiento forzado por las circunstancias más que planeado. A finales de ese mismo año, también, las voces más desorientadas comenzaron a circular el runrún de que Edgar Olvera renunciaría para aspirar a una senaduría —posible ardid para eludir mediante el fuero responsabilidades financieras adquiridas y que derivaron en una demanda penal en su contra (ESQUIVEL, 2017)—, lo cual no ha sucedido aun cuando queda tiempo para que pueda ocurrir, de acuerdo con los lineamientos legales y electorales que aplican para los comicios por venir en julio de 2018.

Las precampañas (internas) de los partidos han llegado a su fin y empezarán ahora sí a saltar los nombres de los verdaderos caballos negros dentro de cada institución, alianza, coalición o frente armado para el efecto de adquirir escaños locales, municipales e incluso la presidencia nacional. En Naucalpan dos ex candidatos están en la lista, uno más calladito que el otro. El ruidoso, haciendo labor proselitista en favor del hoy gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, es el líder sindical David Parra Sánchez, quien a ciencia y paciencia ha estado sentando las bases sociales para, de nuevo, lanzarse a la candidatura de la mano del otra vez aspirante a diputado, Rodrigo Reyna, a ver si ahora consiguen, como señalamos tiempo atrás, de lo perdido, lo que aparezca. El otro es precisamente Martín Riestra Rodríguez.

Nada es gratuito o demasiado fantasioso en estos movimientos hacia una de las más importantes elecciones que viviremos en México. La inclusión del ex gobernador Eruviel Ávila como coordinador de campaña del gris precandidato priyista a la presidencia nacional José Antonio Meade, huele más al reconocimiento de la necesidad de dar paso a la alternancia, otra vez, orquestada desde las alturas, como cuando llegó Vicente Fox al poder. Todo apunta a que, como he dicho en estos Indicios Metropolitanos, la mesa se está poniendo para dar cabida y paso a la izquierda (moderada) para gobernar al país desde 2018. ¿Cómo? Mediante el Frente Ciudadano por México formado por la mancuerna PAN-PRD.

Esos esperpentos que son las coaliciones y alianzas políticas, y de las que he execrado aquí más de una vez porque contravienen la esencia misma de cada instituto político, han demostrado, no obstante, que son virtuosas en el vicio que las sustenta y a ojos del pragmatismo político más interesado en mantener las cuotas de intereses que en de veras servir a la representación ciudadana.

Martín Riestra declaró a pregunta expresa de Indicios Metropolitanos tiempo atrás, muy al comienzo del gobierno actual del alcalde Olvera, durante una reunión con vecinos para tratar asuntos de prevención, que el ex Comisario Arturo Rodríguez no era la persona más adecuada para el cargo. La descomposición interna en la Dirección de Seguridad requería de un hilado fino; pero, en el hacer, la labor se les hizo nudo.

Los boletines de prensa del ayuntamiento han venido esforzándose por resaltar las bondades de las unidades más endebles, de justificar los esfuerzos más nobles, aunque gazmoños en materia de seguridad, como ha sido el reconocimiento al desempeño de la unidad canina durante las labores de rescate de víctimas en el reciente terremoto que azotó de nuevo a la Ciudad de México el 19 de septiembre de 2018; o el énfasis en aseverar mediante cifras la utilidad de la policía montada.

La capacitación en materias de diversa índole del personal, como es aprender a utilizar el lenguaje de señas, así como la continuación de la política de acercamiento mediante pláticas y conferencias sobre prevención del delito con grupos vecinales y escuelas, contrastan con los resultados en la práctica y sobre todo con los índices de percepción de la ciudadanía y no se diga con la realidad que los mismos policías viven en carne propia cooptados por comandantes corruptos, algunos coaligados a la delincuencia organizada, o los recortes presupuestales que los obligan a subvencionar tomando de su exiguo peculio los gastos que el mismo ayuntamiento se ve incapaz de solventar para el correcto ejercicio del trabajo policial en material de equipamiento, combustible, etcétera.

Que la inseguridad no es un asunto de percepción, dicen los “expertos”. Pero, se equivocan, porque es una mezcla de lo sucedido en realidad con lo percibido por quien, víctima de la circunstancia, asienta como su realidad. Los gobiernos no han sabido todavía encontrar el cabo que permita empatar la percepción oficial, con la percepción social.

Si Arturo Rodríguez fue un brazo “duro”, la mano “derecha” de Olvera para imponer “orden”, Riestra ha sido el brazo “dipomático”, la mano izquierda de su política de seguridad, la más “académica” en cuanto a la idea de “generar conciencia y orden” dentro y fuera del gobierno y de la administración y la ciudadanía, acerca del papel que cada individuo juega en la prevención del delito en tanto gobernante o gobernado.

El cuadro comparativo de la inseguridad de Naucalpan entre los gobiernos previos y el de Olvera no es halagüeño. Lo mismo puede decirse entre la gestión de Arturo Rodríguez y Martín Riestra, y resulta dudoso que el nuevo comisario recién nombrado pueda hacer una gran diferencia en el poco tiempo que estará antes de entrar el nuevo gobierno. Sin embargo, el tiempo que Riestra pudo estar en la posición le permitió empaparse de lo más sensible en el municipio y ello lo hace, tanto como a Casarrubias, candidato casi natural para la alcaldía de Naucalpan por parte del Frente Amplio Democrático y una más clara señal ante el PAN estatal y nacional de una alineación con las aspiraciones de Ricardo Anaya que con las de la cercana a Olvera, Margarita Zavala, quien ya no es ni de allá ni de acá y cada vez ve más reducidas sus posibilidades para llegar a la meta presidencial.

Aun cuando MORENA se colocó como la segunda fuerza política en Naucalpan en las pasadas elecciones estatales, aun no cuenta con el peso específico suficiente como para poder contrarrestar la alianza tras el Frente formado por PAN y PRD, al menos en este municipio.