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Cuando la ausencia se hace presencia

Multitudinaria e histórica marcha de mujeres en CDMX contra la violencia de género, 8/marzo/2020.
Foto: Archivo Cuartoscuro, tomada de UNO TV

SI SOMOS CORTESES, solidarios, podemos decir: la ausencia de las mujeres en este #UnDíaSinMujeres, #UnDíaSinNosotras en protesta posterior, secuela del Día Internacional de la Mujer y la marcha multitudinaria contra la violencia de género, se hizo notar, se resintió su falta. Pero tal vez nos tachen de hipócritas.

Si somos crudamente realistas, la verdad es que nadie es indispensable, insustituible en esta vida, en el ámbito de la convivencia social, en lo productivo; acaso en lo afectivo, pero, sin duda no es igual en lo biológico a contrapelo de cualquier discurso político.

Si los hombres hiciéramos lo propio y dejáremos de asistir un día a nuestras labores, siendo como somos mayoría proveedora (que no mayoría de la población), a querer o no, hecho promovido y prohijado por ellas en su a veces artera conveniencia que las "victimiza", ¿las cosas serían distintas? Lo dudo, ellas ocuparían nuestro sitio y tan mal o bien, mejor o peor que cualquiera de nosotros, jalarían o empujarían la carreta. ¿De verdad hicieron falta en las empresas o para resolver las calenturas? Mi amiga Manuela supo llenar el vacío; aunque, claro, no es lo mismo huele a traste que atrás te huele. ¡Perrooo!

Jamás olvidemos que reinas y reyes, aunque tengan su respectivo puntaje y valor, y aun cuando ellas tengan extrema libertad de movimiento, solo somos fichas del mismo ajedrez donde, es preferible perder un caballo que una reina y cualquier peón llegado a la otra orilla puede ejercer funciones de reina sustituta y concubina, tantas como sea posible, para proteger la idea de lo masculino al que, si se le hace jaque mate, sobreviene el fin del partido, es decir de la especie. ¡Así de vulnerables somos nosotros los varones, a pesar de nuestra vanagloria! Así de determinadas son ellas a pesar del acoso de alfiles y torres que pretenden arrinconarlas, anularlas. Cada cual debe saber y honrar su función en esta existencia a despecho de machismos, hembrismos y chauvinismos que no son sino caras de la misma moneda cuyo canto lleva siglos atorado en la misma grieta.

En eso no se han detenido a pensar. Son ellas las que definen la masculinidad de nosotros; no lo hacen nuestros puños, pendencias y baladronadas. Y, si milenariamente las vírgenes han sido motivo de santificación normalizada, la castidad en cambio ha sido motivo de estigma, vergüenza, anomalía que se explica con la tergiversación pervertida, para algunos más bien divertimento. Y aquí sí hablé solo por mí con todos los grados de libertad que me da mi pobre sesera.

Puedo y quiero acompañar la lucha, justa, que fundamenta la marcha; pero, no soporto, no tolero ni de ellos ni de ellas que al amparo de la misma se trastoque nuestra lengua aun cuando entiendo la idea reivindicadora detrás del juego de palabras y a despecho de las raíces etimológicas completamente desconectadas, en lo gramatical y lingüístico, con la confrontación entre géneros, cuando la oradora en el video debajo de estas líneas, en el minuto 4:15 osa decir "cuerpos, cuerpas" ¡Mi madre! Si no cabe duda que el "discurso políticamente correcto" apela más a la desmemoria y la ignorancia que otra cosa.

Son indicios, nada menores empero lo parezcan, que nos hablan del grado de descomposición social, de la desesperación en que unos y otras estamos en el afán por recomponer al mundo, ese que hace 10 mil años, aproximadamente, surgió precisamente del enfrentamiento entre dos sistemas de gobierno neolítico de la Edad del Bronce: el matriarcado asentado cm comunidades agrícolas en la antigua Anatolia y el nómada paternalismo basado en clanes, cazador, conquistador proveniente del norte de los urales. De ambas formas fundidas surgió lo que hoy somos como civilización, nos guste o no. De esa fusión surgieron las instituciones del matrimonio, del patrimonio, la familia, y más y más y más.

Pero, la modernidad y el necesario afán por balancear las equidades está trastocando los cimientos de la civilización misma, los roles que determinaban el funcionamiento, la manera de delegar tareas en el sistema laboral. La base antropológica es clara: cuando ambos padres se ausentan para laborar, la casa y en ella la crianza quedan a merced de los depredadores, de las fuerzas de la naturaleza (social) y se espera que la fámula, miembro familiar por antonomasia, y el maestro se conviertan en suplentes parentales.

Que ha habido y hay injusticias, arbitrariedades, abusos, ni quien lo niegue. Pero, justos (la infancia) pagan por pecadores. Las demandas son legítimas y no pueden ni deben menospreciarse, sin embargo es momento de detenernos seriamente a ver a dónde nos están conduciendo las resistencias y reacciones de unos y de otras. Máxime cuando ellas, quejándose del lenguaje soez, del albur, hoy hacen lo propio albureando, vejando con la lengua y a la lengua en ese anejo afán por autovalidar el carácter predatorio de quien compite por denigrar al otro y demostrar su poder.

Ya quiero ver a las estudiantes, a las niñas, haciendo bullying a algún niño tachándolo, humillándolo "¡eres macho, eres macho!", en contraste con el que "normalmente" hacían ellos y ellas contra otros etiquetándolos "eres marica, eres marica, mariquita quiere llorar". ¡Ah, si ya hasta confrontan al director de la escuela, verdad! Aunque al presidente Andrés Manuel López Obrador se le salgan las cosas de las manos y recrimine: "a la autoridad se le respeta". ¿Quién determina la autoridad? ¿El cargo? ¿El voto? ¿La gente? ¿Los reyes destronados? ¿Las reinas en rebeldía?






¿Democracia o capitalismo?

ERA DE LA OPINIÓN... que a mediados de la década de los ochenta del siglo XX, el "bloque rojo" de los países socialistas y comunistas enfrentó una crisis interna de autodefinición que fue, en parte, lo que derivó a la caída del "Muro de Berlín". Como en un cuento mal contado, esa crisis tuvo su origen en las dudas de Michail Gorbachov para llevar a la antes Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.) hacia su modernización. Él mismo lo ha contado en innumerables conferencias, escritos y su autobiografía. Dar el paso significaba decidir el rompimiento con un sistema podrido por la corrupción y la suspicacia enfermiza. Abrir el gobierno y sus políticas y sistemas, transparentar, todo eso implicaba un problema tanto o más grave que permitir la libre empresa. ¿Por dónde empezar: Glásnost o Perestroika? Llegado al poder, optó por lo que creyó lo más manejable: transparentar. Porque lo otro habría implicado remar contra la corriente. No nada más se antojaba escandaloso posibilitar la idea en la comunidad de que cada individuo podría aspirar a la propiedad privada, eso significaría una bofetada franca a los fundamentos socialistas. Mejor borrar el "maquillaje" y permitir que se notara el adefesio estructural que sostenía a un sistema, una ideología y un modo de vida lacerantes de las libertades esenciales del ser humano, así la conciencia colectiva por sí misma, transformada por virtud de la reflexión, viéndose a sí misma en el espejo de la historia, terminaría clamando por abrirle la puerta a esa muchacha linda y entregada que es la democracia.

Gorbachov nunca imaginó el horror que ocasionaría a los socialistas a ultranza mirar el propio rostro deformado por la mezquindad, la tozudez y la cerrazón. No obstante, su decisión cifró la Nueva Era. Boris Yeltsin vendría a dar la puntilla con que la democracia descabelló al Toro Rojo. Quién diría que la ambición y el hambre de ser y tener acumulada durante los años socialistas llevaría al poder a personajes tan discutibles como los que les siguieron en las ya desmembradas repúblicas.

China, por su parte, optó por el camino contrario. Muerto Mao, el lento cambio para introducir un concepto muy mandarinesco de democracia instauró en el gobierno una muchachona de ojos rasgados que, todavía con ínfulas imperiales, aunque despojada del oropel, comenzó a coquetear con los dueños del dinero y los abrazó seductoramente con sus felinas garras, protegiendo y procurando así a su asiática progenie, declarándose como en una  novela de Marguerite Duras amante de un joven capitalismo vestido a modo de la circunstancia.

Mientras, en Medio Oriente y África, la democracia vive en una relación tirante con su marido capitalista, y su matrimonio ya supuestamente libre de la esclavitud raya en el fundamentalismo; y los gritos y sombrerazos de sus reconcomios mutuos acaban resquebrajando las paredes de las casas vecinas, propiciando que se filtren el odio, la intolerancia y la desconfianza.

Hoy, desde 1987 y más desde 2008, el bloque "triunfador", el capitalismo ha estado resquebrajándose atronadora, lenta y dolorosamente, en un estado de locura, de enajenación depredadora que lo hace irreconocible hasta para sí mismo. Habemos quienes lo notamos y sufrimos con claridad y hay quienes, como en la historia socialista, se empeñan en negar la realidad. El capitalismo es ya como el rey aquel del cuento, que se pavonea por aquí y allá vestido con sus reales ropas invisibles, sosteniendo un orbe desgastado, un cetro torcido y una corona de papel periódico.

Pero ahora nos preguntamos quién o quiénes serán los Gorbachov, los Yeltsin, los Reagan, los Juan Pablo II que posibiliten con su astucia y arrojo que el maquillaje del capitalismo desvele su verdadero rostro. Y no hay a diestra ni siniestra uno que esté dispuesto. O mejor dicho, solo encontramos maquillistas. Porque eso es lo que pasa con el capitalismo cuya faz cambia de máscaras como el seductor que se esconde entre la trupé carnavalesca. No usa maquillaje. Anda a cara limpia, solo ocultando eventualmente el marco de su mirada con la que ha penetrado y conquistado a la  inquieta y siempre adolescente Lolita democracia, con la que vive un amasiato parlamentarista que ya va cumpliendo 26 siglos.

Fidel Castro ejerciendo su derecho al voto, 2015
Pero no hay democracia que aguante una relación no solo larga sino demasiado violenta, injusta, inequitativa, aunque tolere cierta inquina necesaria. Y ahí está el ejemplo del flirteo entre Estados Unidos y la solitaria Cuba post fidelista, aunque todavía castrista.

En estos días, es ahora la democracia la que está experimentando una crisis de autodefinición. Mientras el capitalismo se regodea con su necedad, su pareja, la democracia, ya lleva rato poniendo en duda su lucidez, su decadencia le parece más que evidente y empieza a pensar con seriedad si es posible reformarlo o divorciarse de él para abrazar la soltería y repartirse como gata salvaje y autónoma entre sus múltiples propiedades departamentales donde puede cohabitar con la nostalgia, con la anarquía, con los sueños futuristas, siendo muchedumbre entre la muchedumbre. ¿O será que en algún lado de la imaginación existe de veras el príncipe azul con el cual pueda vivir eternamente feliz; existirá ese señor de apellido socialdemocracia o también es leyenda cantada por un juglar de origen teutón?

En esta historia, la bella democracia ha encontrado sin embargo un reducto, un lugar donde se siente a sus anchas y no es la casa de los siete enanos ni la del Tío Tom. Pero el absorbente capitalismo la acosa hasta en ese espacio, la vigila a distancia en los reflejos del mágico espejo adulador de su estupidez. Internet y las redes sociales ya no son tan libres ni tan seguras. Cada signo, cada meme, cada silencio, cada efeméride y aforismo, las caras de todos nosotros empiezan a dejar de pertenecer a nuestro cuerpo, a nuestra personal y única identidad al momento de quedar subsumidas en un mundo virtual donde el tiempo es la moneda de cambio capaz de competir con el petróleo y el agua; donde la individualidad pasa por el tamiz de la razón de ser o no ser.

Ahí, las voces múltiples y multiplicadas de la democracia ya empiezan a poner en tela de juicio su pertinencia, porque la identifican como la meretriz de los individuos e instituciones que han visto en la política el mejor modo de disfrazar al capitalismo rampante, voraz, interesado.

Y pensar que es el menos malos de los sistemas político-económicos que nos hemos inventado.


Hola, nietos; Aló, sobrinos

(Texto originalmente escrito y publicado
en lo que era mi blog "VETA Genealógica"
el 20 de noviembre de 2010.
El texto "Apuntes alrededor del Deseo"
forma parte del compendio Elogio de la Lectura contenido

El blog que ahora comienzo originalmente lo publiqué en otro lado hacia el 7 de agosto de 2008, pero tantito por apatía, tantito por indecisión no le dí la atención debida. Ahora, por razones de funcionalidad, pragmatismo y comerciales, he decidido incluirlo como una sección de mi revista Indicios Metropolitanos. Una sección personalísima en la que dedicaré a dejar rastros, indicios de mis orígenes como ser humano.

El corte del blog será fundamentalmente genealógico, pero desde un punto de vista narrativo y donde las anécdotas, recuerdos, fechas y documentos gráficos tengan la capacidad de efectuar un retrato de familia y abonar al entendimiento de la historia mínima de un país como mi México desde la perspectiva de la biografía de personas ni tan comunes ni tan corrientes, a mis ojos, que hicieron de la cotidianidad su campo de batalla y de sus sueños, amores, desamores, el motivo para ser quienes fueron.

Ahora bien, cabe aclarar antes de nada que, por respeto a los miembros actuales de mi familia y por obvias razones de seguridad y respeto a su derecho a la intimidad, ellos quedarán excluidos o disfrazados como personajes de los "cuentos" que aquí iré coleccionando, limitándome a exponer abiertamente, esos sí, a determinados ancestros o relaciones de seres queridos ya muertos. Lo que no obsta para que conste que amo la vida, amo a los vivos, amo a mi gente.

No se crea que estas líneas y entregas serán un largo obituario o una aburrida, puntual y rancia revisión genealógica. Estará muy lejos de eso aunque en el fondo lo implique, pues aplicando un poquito de literatura e inventiva, la finalidad será todo lo contrario: dar vida, mediante la memoria, con todos los aciertos y errores que conlleva, a aquellos que simplemente se nos adelantaron en el viaje a la gloria. Todos ellos se han ido en orden, pero no siempre los recordamos en ese orden. Fueron de un modo, pero no siempre los recordamos de la misma manera.

Así, aquí hallarás, estimado lector, más bien extractos de vida que hoy forman parte del álbum de la muerte y de la Historia. Amores que se resisten a ser olvidados porque, ¡qué caray!, entonces para qué pisaron este mundo si no para dejar indicios de su existencia.

Apuntes alrededor del deseo
Las líneas anotadas enseguida las he extraído de otro espacio para el cual colaboré desde hace un par de años: Cadena de Lectores de Editorial Alfaguara.  Lo copio tal cual lo escribí, añadiendo solamente los vínculos necesarios para que no se pierda su contexto original y agregando los párrafos que permiten actualizar los hechos que enraizan este cuerpo anecdótico.
De antemano, una disculpa a todos los que, amigos o detractores, han seguido estos apuntes alrededor del deseo. Este título no cuenta como parte del conjunto que llevábamos. Sé que tendría que escribir estas líneas en otra parte, pero por arte del destino han quedado indisolublemente asociadas a esta cadena; no por gusto ni por azar, más bien como exabrupto, cual apéndice deseoso.
En días pasados recibí las lecturas correspondientes a las entregas venideras: Presentimientos, novela por Clara Sánchez y cuyo blog recomiendo ampliamente; y Ante los ojos de Desirée, novela corta escrita por Federico Reyes Heroles. La primera, española. El segundo, mexicano. Como es de esperarse, de inmediato les hice sitio a la mesa del banquete mencionado líneas atrás y me dí a la tarea de comenzar su lectura.
Ahora bien, si he comenzado con una disculpa, es porque no tengo los seis sentidos puestos en la encomienda. Y así lo anoté de mi puño y letra en la primera de forros internos de Ante los ojos de Desirée con un texto aplicable a ambas obras:
6 de agosto de 2008. Aun antes de leer este libro adivino en su trama una gran similitud con mis sueños, con mi vida misma. Ya veré cuan cierta es mi sospecha. Por lo pronto lo recibo cargado de tristeza, pesadumbre y angustia, pues en días recientes y hoy se ha confirmado, la noticia acerca del estado de salud de mi madre, de mi gran adoración, me enfrenta con la proximidad de lo inevitable.
Es verdad que aún no hay una sentencia dada, que no hay una fecha definitiva. Nadie muere en la víspera y, mientras hay vida, hay esperanza. La ciencia ha avanzado horrores, pero no hay garantía cuando el diagnóstico señala la inminencia, el peligro constante del rompimiento del aneurisma que aqueja toda la aorta de mi cómplice, amiga, confidente. No me hago a la idea de vivir alejado de ella, sin ella. No es miedo a la soledad, siempre he sido solo, solitario, soltero. Es miedo en todo caso a su ausencia.
Hace dos años perdí a mi compañera, mi perrita Milka. Nunca experimenté una simbiosis semejante con una mascota. No la he llorado. A la semana siguiente murió la hermana de mi madre, muy querida. No la he llorado. Ahora se me quiere arrancar lo que me queda. No puedo, no debo llorar. La fortaleza es necesaria para sobrellevar el trance, para servir de soporte. Perdón. A veces flaqueo.
Ahora, sólo espero poder cumplir su íntimo deseo final: ver a sus nietos, aquellos de los que no sabemos nada desde hace 20 años, antes de partir. Ojalá este mensaje llegue a su corazón.
Y ahora...
Desde aquella publicación hasta hoy ha ido sucediéndose una serie de decesos que no me han dado descanso y no he terminado de dolerme cuando ha venido otro y otro relacionados, no necesariamente con mi familia directa, pero sí con mi familia entendida como conjunto de ligas, de remembranzas, de razones que explican en parte quien soy:

Septiembre de 2008: como si Peter Pan, localicé a los "niños perdidos" y uno de ellos me contactó. Le expuse el deseo de mi madre y el nieto (si en realidad fue suya la voz del otro lado del teléfono) se limitó a decir: "no pidan más de lo que podemos dar". Mi madre y yo, más yo que mi madre, mares de lágrimas: juzgando sin juzgar.
2 de octubre de 2008 falleció un amigo muy querido, uno de mis segundos padres, papá de uno de mis mejores amigos y casi hermanos, don Bartolomé Sauto. Ahora sí, como dicen las víctimas de la masacre de Tlatelolco, "dos de octubre no se olvida".

30 de enero de 2009 falleció, para mi grande, enorme desdicha, mi madre, María Teresa Torres Pallares. Hoy lo puedo escribir con más serenidad, aun cuando todavía no me recupero totalmente de la pérdida mayor, dicho sea sin demérito de ninguna otra, pero sé que vivos y espectros saben que no exagero. Con ella lloré y he llorado todas juntas, mis letras lucen anegadas más que de tinta. Su... muerte... viene a ser la piedra miliar de este que ahora soy, razón de lo que pueda sobrevenirme, justificación de cada uno de mis nuevos actos y decisiones. Desde ella y por ella esta determinación de renovar los votos de este blog ahora ubicado en este espacio. Es ella principio y fin de la historia que ahora, con estos mínimos antecedentes, comienza a desdoblarse para la posteridad.

P.D.: Me veo forzado a actualizar este texto en la fecha que lo republico, luego de numerosas modificaciones de fondo y forma en mi revista Indicios Metropolitanos, y todo porque debo incluir en la lista de pérdidas la más  reciente sucedida con el fallecimiento de mi padre, José Antonio de la Vega Acuña, el 17 de agosto de 2013. Lo que tenga que decir alrededor de él será motivo también de una larga y rica historia.

Indicios de mis indicios

(Editorial igualmente publicado en mi espacio de noticias de actualidad.)

No faltan quienes me preguntan qué onda con esta "revista unipersonal" y cómo hago para tenerla más o menos al día con las noticias de actualidad.

Bueno, es una historia larga que se resume así: hace 10 años incursioné en todo lo relativo a redes sociales, pasando por las diversas etapas, con sus antecedentes más añejos, hacia finales de los noventa, de los primeros mensajeros como "Odigo" al que siguió MSN, la creación de páginas web, etcétera. Por entonces surgieron las mamás de las redes sociales, se las conocía como "redes de noticias" y consistían en portales basados en los viejos "foros" con la novedad de que permitían "reciclar" noticias que uno elegía de diversos medios en la Internet. Fue el comienzo de la "democratización de la información" en la Internet, que eso significa que uno tenga la posibilidad y la libertad de seleccionar la información a compartir ya con el círculo cercano o con uno más amplio.

Entonces yo, inquietito como siempre, me sumé a una red llamada CoRank y así abrí mi vertiente de VETA Informativa a la que siguió Indicios Magazín-e hoy Indicios Metropolitanos. Era y es todavía un recurso muy útil lo mismo para los interesados en las noticias de todo tipo, como para quienes como yo, teniendo la profesión, ya sea por ser independientes y no contar con los recursos necesarios para recurrir a servicios noticiosos o por el puro gusto del ejercicio profesional, personalizar la agenda informativa sin depender de los medios grandes para enterar y enterarse.

El constante avance en las plataformas, aplicaciones y desarrollos web trajo las redes como esta de Facebook como una suerte de unión sincrónica de todo lo anterior. Paralelamente, aquellas redes informativas dieron paso a recursos más sofisticados de autopublicación basada en lo que se llama "sindicación", es decir, a partir de la retroalimentación desde la "suscripción" en línea a fuentes de información establecidas.

Lo que antes solo se compartía mediante lectores por suscripción específica a través de correo electrónico o en perfiles personales dentro de los buscadores se mejoró para incluir esos lectores en sitios dedicados como el que aloja a mis Indicios en Paper.li​.

Claro que antes había la limitante de las fuentes. No todas las agencias de noticias ni todos los diarios o medios electrónicos (radio y TV) ofrecían el servicio de sindicación. Obtener notas desde CNN, por ejemplo, implicaba un costo, entonces uno se daba la maña para tomar la nota, copiarla, pegarla en un blog so pena del riesgo de ser acusado de plagio. Se hizo tan extendida y frecuente la práctica que poco a poco muchos medios fueron abriéndose. Hoy por hoy son unos cuantos los medios que de plano no puede uno utilizar como fuente si no es mediante suscripción pagada o compartiendo una suerte de "plagio". Ejemplo: reforma.com​. Lo más que puede uno compartir son resúmenes que tienen finalidad mercadológica más que informativa.

Dadas mis limitaciones obviamente no puedo apostar a la exclusiva en cuanto a noticias, pero sí apuesto a la selección cuidada en el afán de atender el interés común, pero sin caer en la moda o las tendencias que luego son contrarias al interés común. De ahí que en Indicios Metropolitanos encuentras una variedad de fuentes de información, desde lo generado por agencias como Quadratin México​, Notimex​, o diarios como El Universal Online​, La Jornada​, El Excélsior​, SDP Noticias​, y un largo etcétera que abarca el mundo entero, aunque la ambición tiene un límite y ese es el que finca la localidad. Pues si bien abarco noticias diversas, mi foco está en lo que me rodea y acontece de modo inmediato y más o menos cercanamente.

Bien dice el dicho que de lo local se sucede lo universal. Esa es la aspiración de mis Indicios y sus secciones, esos múltiples blogs escritos por la pluma de uno solo. En ellos mi apuesta aún más que por lo actual es por lo intemporal, lo que explica mi tendencia a escribir artículos y ensayos que apelan a temas y valores universales y por lo mismo puedan ser leídos hoy, mañana y siempre, sirviendo en lo posible como referencias cuasi históricas de la época que me ha tocado vivir.

Un ensayo de juventud (2): Consumismo y Trabajo en la visión de El Nigromante

Libre cambio y proteccionismo fueron temas de discusión y práctica en todo el siglo XIX. Ignacio Ramírez "El Nigromante" fue indudablemente uno de los liberales más distinguidos en la segunda mitad del siglo. Un resumen de sus cartas a Guillermo Prieto y Carlos de Olaguíbel y Arista [que algunos historiadores confunden con don Francisco Modesto de Olaguíbel Martinón cuando aparentemente ni siquiera hay un parentesco conocido] escritas en 1875 [incluidas en su libro Economía política] confirma su filiación liberal al refutar las prácticas proteccionistas del estado. En ellas, Ignacio Ramírez le comenta a Prieto que en el periódico Syllabus Olaguíbel se propone tres cosas que, por su falsedad, no se puede edificar ninguna teoría sobre ellas:

  1. El gobierno debe asegurar ocupación a todos los trabajadores mexicanos.
  2. El trabajador no tiene ocupación en México por la competencia que hace a nuestra industria la industria extranjera.
  3. El gobierno debe impedir la introducción en México de efectos extranjeros o dificultar su circulación por medio de onerosos impuestos, para que así dejen libre el mercado a los productos nacionales.

La primera cuestión tiene dos soluciones desde el punto de vista de "El Nigromante": una constitucional y otra científica. La respuesta constitucional es muy sencilla: en ninguna de las obligaciones del Poder Legislativo y el Ejecutivo se descubre la de dar ocupación a los trabajadores que lo necesitan. Ni en el presupuesto hay una partida consignada a ese objeto. Ni el gobierno puede ser agricultor, industrial ni comerciante. Ni los fondos públicos alcanzarían a repartir esas "limosnas" en trabajo. Esto es tan cierto que los proteccionistas mexicanos abandonan su pretendido derecho al trabajo limitándose a pedir una protección indirecta por medio de la prohibición o del gravamen fiscal sobre ciertos efectos extranjeros.

El derecho al trabajo, considera Ramírez, no podía realizarse sino por medio del comunismo y el congreso de la época no podía decretar esa revolución social y la nación no la deseaba sino hasta que la estalló tiempo después.

Pero, si se sigue la línea de pensamiento de "El Nigromante", el derecho al trabajo ni en el comunismo tiene razón de ser, porque en el comunismo el trabajo es una obligación y no un derecho.

La segunda proposición la cuestiona Ramírez... ¿Quién causa este perjuicio? ¿El productor o el comerciante extranjero? ¿El comerciante nacional que nos trae estos efectos o bien el consumidor mexicano?

La producción extranjera, por el solo hecho de su existencia, no perjudica a ninguna a ninguna industria en el mercado mexicano y es en cambio provechosa su sola presencia en el país, a decir de Ramírez; porque ella produce millones para el erario y el movimiento de, por ejemplo, nuestra industria minera.

No hay que olvidad la lucha mercantil que no es como la mala fe la supone entre mexicanos y extranjeros, sino nada más entre mexicanos; entre mexicanos consumidores y mexicanos productores.

Cada individuo es consumidor y productor. Unos mexicanos se resuelven por sacrificarse como consumidores, otros como productores y muchos sólo se ponen de acuerdo en sacrificar a los demás. De aquí proviene, explicaba Ramírez,  la obtención de la autoridad y la libertad en las profesiones y, sobre todo, en el mercado.

La mejor situación en que podrían colocarse los proteccionistas, dice "El Nigromante", sería aquella en que la mitad de los mexicanos se compusiese de consumidores y la otra mitad de productores, la diversidad de intereses resultaría más clara. Y conmina irónicamente a figurarnos la polémica:

PRODUCTORES: Os exigimos que no consumáis efectos extranjeros.

CONSUMIDORES: Os exigimos, en cambio, que produzcáis bueno y barato.
PRODUCTORES: Producimos malo y caro; lo más que haremos será comprar instrumentos extranjeros y las materias primas, para aumentar la ganancia y para vender menos caro. Pero de todos modos nosotros monopolizaremos el mercado.
CONSUMIDORES: El mercado se compone de vendedores y compradores; como nosotros no compraremos no monopolizaremos ningún mercado. ¿Quién os da derecho para disponer de nuestro dinero?
PRODUCTORES: ¡La ley! Ya algunos especuladores y sus corredores la están formulando.
CONSUMIDORES: No cuentan con nuestra voluntad.
PRODUCTORES: Van a suponerla.
CONSUMIDORES: Pues a pesar de esa estúpida ley, no queremos vuestros detestables productos. ¿Sabéis lo que quiere decir "no queremos"? Que en el terreno de los hechos apelaremos al contrabando, a la revolución y acabaremos gastando nuestro dinero en lo que se nos antoje.
PRODUCTORES: Ocurriremos a las subvenciones y a los derechos altos.
CONSUMIDORES: Así nos robaréis algunas cantidades, nos las gozaréis vosotros; desde hoy podemos designar los capitalistas y sus agentes que se repartirán el provecho. Dad esa ley y veréis quiénes amanecen ricos. Por lo que hace a vuestros malos productos, no los queremos [...]
En efecto, el consumidor es el rey del mercado; y cuando sólo hay consumidores de orden supremo, el menor cambio en la política disipa esas industrias fantásticas que solo pueden asustar a niños.

Siendo posible la protección general, se solicita una protección especial y se obtiene. Entonces otros especuladores se llaman sacrificados por el privilegio o bien demuestran que están en el mismo caso de los protegidos; nuevo negocio para los corredores del ramo proteccionista en el Congreso; nuevas concesiones y los proteccionistas se dividirán en bandas defendiendo cada uno su negocio; y ninguno tendrá seguridad en su profesión, si no cuenta con mayoría en el Congreso.

En las cartas escritas a De Olaguíbel y Arista, Ignacio Ramírez trata el tema de la libertad de trabajo, realizando una dura crítica a la manera de ver aquél el problema e incluso menciona la estrecha relación del mismo con el anterior tópico como indica en la carta a Guillermo prieto:
[...] el legislador mexicano no tiene la obligación de dar ni de asegurar ocupación a todos los trabajadores" cuyos intereses representan; reduce ud. su pretensión a que "el Gobierno garantice la libertad de trabajo"; el problema, entonces, puede formularse en estos términos; ¿Cómo puede el gobierno garantizar lo que constitucional y económicamente se llama libertad del trabajo?

En la teoría y la práctica no se han descubierto más que dos modos para garantizar la libertad de trabajo. El primero consiste en prohibir al legislador y al Ejecutivo toda intervención en los negocios individuales, si no es en lo que constituye la jurisprudencia civil y criminal; y el segundo, en confiar exclusivamente a la autoridad judicial todas las controversias que se susciten sobre los negocios civiles y criminales.
Así, pues, lo que ud. propone es una reforma constitucional que en sustancia diga: "Para garantizar la libertad de trabajo se prohíbe la importación de efectos extranjeros".
Pero el legislador mexicano jamás se atreverá a sancionar abiertamente lo que ud. propone. ¿No percibe ud. que esa proposición envuelve dos términos contradictorios? "Para garantizar la libertad de pensar, prohíbanse los autores extranjeros. Para garantizar la libertad de cultos sólo se adorarán los ídolos aztecas. Para que los jueces no vacile sólo atenderán a una e las partes. Para impedir, en fin, la ruina de muchos, en la industria, en la agricultura y en el comercio no habrá competencia.
Ese derecho de trabajar el hombre en lo que quiera y como quiera, perjudíquese quien se perjudicare, ese derecho de arruinar a otros por medio de la concurrencia es de tal suerte fundamental para todos los negocios humanos que la historia mexicana no se compone sino de luchas en favor del libre cambio. La guerra de nuestra independencia, desnuda del oropel poético y patriotero, se propuso libertar nuestra industria, agricultura y comercio del monopolio de la España. La abolición de la esclavitud llamó a todas las castas para que en un mercado libre, según sus fuerzas generales, pudieran salir vencedoras o vencidas.

El trabajo individual tiene por objeto la utilidad
[...] Se llama capitalista un hombre que puede agregar a su propio trabajo uno acumulado. De este modo cualquier productor aislado tiene interés en dos clases de consumos diferentes: los personales y los de su oficio. De aquí proviene que, como productor, cualquier individuo está interesado en el libre cambio, por poco que su industria haya salido de rudimentaria para moverse en los complicados círculos del progreso.
La concurrencia, en un mercado, es la lid en que unos productores salen vencedores y otros vencidos. Si todos los productores sólo se presentaren en la lucha armados de su trabajo personal, siempre sería difícil la victoria, porque si los más fuertes se sobrepusieren a los más débiles, en cambio los más instruidos arroyarían a los más ignorantes y los diestros derrotarían a los torpes. ¡Cuánto más se complica la cuestión cuando se considera que los contendientes no son solo los operarios, sino principalmente los capitalistas, esto es, los gigantes de la propiedad, los hombres que se arman en el trabajo acumulado en diversas formas y cantidades!

En la guerra cada uno escoge sus armas y se aprovecha, en su propio beneficio, de las ventajas que la estrategia y la táctica le ofrecen. ¡Dichoso el que a su trabajo agrega un trabajo acumulado por la instrucción, por herencia o por cualquier otro modo! Y más feliz quien dispone de un trabajo acumulado por una industria extranjera que disfrute en el mundo de una incontestable supremacía!
[...] ninguna sociedad tiene por fundamento ni las necesidades de los mendigos ni la ambición de los arbitristas; en favor de estos se permiten las empresas aventuradas y para socorrer la indigencia se inventan mil medios, todos buenos con tal que no ataquen el principio de no intervención de la autoridad en la producción y en el consumo.
No nos hagamos ilusiones. En la conciencia de todos y de cada uno brillan estas verdades: como consumidores necesitamos lo bueno y barato aunque sea extranjero; como productores necesitamos instrumentos buenos y baratos que sólo vienen de los países extranjeros. Como productores casi siempre venceremos en la concurrencia mercantil merced a la industria extranjera y como productores no llegaremos a formar una industria nacional si no educamos a nuestros artesanos y a nuestros consumidores con el consumo, concurrencia y ejemplo de la industria extranjera.
Batiéndose en retirada los proteccionistas se refugian como baluarte en este último argumento: ¿Qué hacemos con los pobres? A los pobres les importan más el pan que la ley, la ciencia y la misma patria.

Un ensayo de juventud (1): preámbulo

El autor en 1978
Foto: Archivo VETA Creativa
TAL VEZ EL TÍTULO CON QUE NOMBRO AHORA el ensayo que con esta entrega comienzo a capturar y que escribí originalmente a la tierna edad de 17 años, el 14 de abril de 1980, para la materia de Historia en la preparatoria La Salle del Estado de México no sea el mejor.

El ensayo originalmente carece de título. Lo encontré, como tantos otros textos "olvidados", depurando mis archivos. De pronto me pregunté por qué lo guardaría si en la carátula tiene la calificación de ¡40! No recuerdo si esa calificación, para ese trabajo en concreto era aprobatoria o reprobatoria, si eran puntos acumulables o qué. No hay comentarios (que era costumbre me los hicieran) de la maestra. El texto está intacto de principio a fin. Lo reviso página tras página y me sorprendo.

Loas en boca de uno son vituperios, por ello me abstengo de hacer alguna ponderación, ni siquiera relacionada con la justicia tras la nota aplicada por el criterio de la profesora. No obstante me parece que vale la pena recogerlo aquí, en este blog Tiempo y Destiempo, por entregas (para darle una corrección mínima de estilo) y para compartirlo con los amigos lectores.

El ensayo adolece de nulo rigor metodológico, aunque sí recuerdo haber hecho una investigación cuidada. Ni a bibliografía llega (lo que es favorable para efectos del blog toda vez que es raro que uno se detenga en aspectos metodológicos que pueden cansar al lector ante la pantalla, pero desfavorable para el ensayo mismo). La metodología de la investigación no la llevé como materia sino hasta el primer semestre de la carrera de Comunicación (ni siquiera en mis estudios truncos de ingeniería en el Tec de Monterrey). Es una materia, por otra parte, que me gusta enseñar aunque es pesada; y tanto que es una de las que tengo más libros en mi modesta biblioteca de alrededor de dos mil volúmenes. Por causa de esto ni yo mismo, a veces, tengo claro qué está basado en cierta fuente o qué es producto de mi creatividad en la redacción y tal me apena profundamente porque temo que el lector se llame a engaño toda vez que, como indica el "ensayo", su punto de partida es el resumen de cierta o ciertas lecturas.

En este ensayo, carente de título específico, no hay referencias directas, solo indirectas y las citas aparecen aquí y allá con singular alegría aparentemente "plagiaria", pero acomodadas a modo de dar clara idea del derrotero que van llevando las ideas. Descubro que ya desde entonces tenía "un estilo" muy personal para escribir y algo depurado. Ya había madera tallada y a medio pulir o eso quiero creer mirando mi producción literaria con visión crítica. Juego con las palabras, me adentro en los meandros de la historia como viajero en el tiempo y la crítica histórica que construyo en derredor de los variados tópicos que van concatenándose párrafo tras párrafo es ambiciosa y ¡muy actual!, aplicable aún, creo.

Ya veré si es del interés de quiénes y de cuántos. Para efectos de esta exhumación separaré el "ensayo" en tantas partes como considere necesario, antecediendo cada cual con un subtítulo apropiado (como esta primera entrega hace ver) mismo que utilizaré para la organización secuencial dentro del blog, sin que la fecha de la captura afecte la sucesión de los fragmentos. Creo que esto dará también cierta nueva frescura al texto y oportunidad a los lectores para dejar comentarios más específicos en torno a los temas y la manera como el "ensayo" los va abordando en su avance. Entrecomillo "ensayo" porque aun a esta altura dudo llamarlo de tal modo cuando me parece más bien un vulgar resumen, a reserva de contrastar con algunas fuentes que pueda identificar, por lo que en esto agradeceré a los lectores su orientación ya que espero que no se queden solo con lo presentado por mí.

Siendo este medio uno de carácter audiovisual, en la medida de lo posible incluiré elementos ilustrativos para hacer más asequible y menos árida la lectura. De igual manera, en beneficio de los lectores más exigentes en los aspectos metodológicos, cuando me ataque más o menos la certeza sobre las fuentes empleadas hace la friolera de 35 años que escribí el ensayo tengan por seguro que las mencionaré en forma, y asimismo apoyaré por virtud de las bondades tecnológicas ciertas menciones con los vínculos que puedan aclarar y/o ampliar lo dicho, remitiendo a fichas biográficas de personajes, por ejemplo en la Wikipedia o circunstancias hisstóricas concretas, abonando así a la interactividad que se espera de un hipertexto como será este ensayo desde ahora mismo y que en su versión original, mecanografiada, ni siquiera soñaba.

Sí, confieso, me he visto tentado en algunas partes y en afán de la corrección del estilo a editar mínimamente el texto original para hacerlo menos torpe en su desarrollo. Y dejaré para el final las consideraciones personales de análisis y actualización que permitan poner en un contexto actual lo dicho en el ensayo. Lo haré así para no distraer al lector con apuntes que desvirtúen las afirmaciones que hice como adolescente y para que el mismo lector pueda más tarde contrastar la maduración de las mismas con el paso de los años en mí.

 Hasta aquí el preámbulo.

Túnel de la Serpiente Emplumada


SI ESE TIEMPO PUDIERA VOLVER

Me he vuelto un chillón, madre, ya aún desde cinco años antes de tu deceso, pero ahora... La música habla por mi lamento tanto como por mi orgullo, mi memoria, mi satisfacción, mis anhelos. Antes de los siguientes días de muertos y a modo de magneto para atraer tu atención, disfruta este tema.

Tres conceptos, una parodia, muchas verdades 1

México, mi México lindo y querido, como otros países latinoamericanos conmemora el Bicentenario de la revolución que lo llevó a su independencia. Pero además, a diferencia de los demás, conmemora en este mismo año el Centenario de la Revolución que lo encaminó más francamente hacia la democracia, en un sendero que no está exento de obstáculos y tropiezos.
Para el caso de México, concretamente, las fechas conmemorativas del Bicentenario caen el 15 y 16 de septiembre, porque, en la primera fecha de 1810, el cura Miguel Hidalgo y Costilla, a la cabeza de otros héroes nacionales y caudillos, arengó al pueblo en contra del "mal gobierno" instaurado por el imperio francés tras conquistar España en 1808; y promovió en ese famoso "Grito" la eliminación del sistema esclavista en las colonias de la Nueva España. Por su parte, el 16 de septiembre de 1821 fue cuando el Ejército Trigarante entró en la Ciudad de México victorioso dando remate a la lucha intestina por la independencia de España. Estas son las fechas correctas y no, como celebran en Washington y otros lugares de Estados Unidos, por elemental ignorancia que jamás han querido superar, el 5 de mayo, fecha que se refiere al triunfo en 1862 del ejército de un país ya constituido como república conocida como México sobre el ejército a la sazón más poderoso del mundo como era el del imperio francés, que cometió la atrocidad de invadir, como antes los estadounidenses en 1847 (cosa que aún siguen haciendo de manera burda y con cualquier pretexto), a un país independiente.
La segunda fecha a conmemorar cae el 20 de noviembre, porque entonces, en el año 1910, se registra el estallido de la rebelión armada en contra del régimen dictatorial de Porfirio Díaz. Una fecha que, además no sólo es importante para México sino para el mundo por señalar la primera revolución a comienzos del siglo XX de muchas que vendrían. Importante porque incluso sirvió de modelo para la Revolución rusa de 1915. Ambas revoluciones sentaron las bases para los cambios que sobrevendrían hasta antes de la Segunda Guerra mundial, porque había en ellas la simiente de la expansión de las aspiraciones democráticas con todos sus vicios y virtudes, lo mismo de corte socialista que de perfil capitalista.

Retomando el camino
Por estas razones y muchas más opté por esperarme a este mes para publicar, entre fechas, una serie de artículos de opinión alrededor de estos y otros temas. Aprovecho pues, para ofrecer una disculpa a los pocos o muchos lectores que nos han seguido y favorecido con su atención (aunque aún no con muchos de sus comentarios), porque al hacer una labor de escritor-pulpo en muchas ocasiones he debido fallar en la frecuencia de publicación. Sólo espero que la "calidad" de los contenidos pueda resarcir mis faltas a los ojos de todos ustedes.
Comienzo esta serie con el siguiente vídeo "viral", parodia del anuncio grabado por el entrenador de la Selección Mexicana de Futbol con motivo del Mundial, y que al amparo de la suposición de que será eliminado pronto de Internet ha aumentado rápidamente el número de visitas y vistas. Elaborado por un conjunto de talentosos y críticos autodenominados "Los Detonadores", lo dejo a su criterio como primera entrega de una serie de artículos. Aquí corto el preámbulo para no viciar su punto de vista, añadiendo solo y finalmente que he optado por publicarlo aquí en SWI, aún además de en mi revista Indicios Magazín-e principalmente por el público al que se dirige. Será interesante conocer las opiniones provenientes de otras latitudes.


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Orgullo mexicano

Cuando la cuenta de los días llega a su fin, en realidad no acaba, apenas comienza una nueva era. La sucesión de las edades deriva en la sabiduría, y la sapiencia, a su vez, deambula entre el día y la noche como la juventud y la vejez entre la memoria y el olvido. Olvidar el paso del tiempo, pesa tanto como un calendario despreciado por la soberbia. Es en la nada que el todo se encuentra, y es desde el todo que la nada surge. El Uno, píensa Parménides, incluye el vacío. Hoy, cuando añoro los besos y caricias de mi Coneja amada, entiendo el valor del cero.

LOS LIBROS DE FRANCISCO MARTÍN MORENO


Dice el adagio que en gustos se rompen géneros. Y es muy cierto. Confieso que de Francisco Martín Moreno sólo he leído una sola de sus novelas. La primera: México Negro, acerca de la historia de la explotación petrolera en México. La novela fue un éxito de librerías, no dejo de reconocerlo, aunque personalmente me desagradó bastante por la impericia del autor en el manejo no sólo de la construcción de la obra, sino del propio lenguaje.

Pretendiendo hacer una novela histórica, la mitad de la obra sigue el derrotero básico y tradicional de este género, pero a la mitad queda extraviado el personaje principal, el cual para la segunda parte se hunde en el olvido del autor quien ya no lo usa ni menciona para nada. De una ficción histórica, toda la segunda parte se convierte de pronto en una especie de libro de historia escrito por un abogado con aspiraciones literarias.

Pero no se me malentienda. Aquí en Elogio de la Lectura jamás he pretendido poner en entredicho a ningún autor ni a ninguna obra. Cuál sería el elogio si no pudiera observarse la evolución y el tiempo dedicado por un escritor como Francisco Martín Moreno que incluso rompió su matrimonio y abandono la abogacía para concentrarse en la realización de su sueño literario. Si Gabriel García Márquez se aisló del mundo, dando todo su dinero a su esposa y sus hijos, vendiendo su automóvil para crear ese pilar intitulado Cien Años de Soledad del que deriva el resto de su obra. Si Paul Gaugin dejó todo el confort de su trabajo en la banca, acabó con su matrimonio y su familia de clase media alta, para absorberse en su pintura, tú lector, mejor que nadie, puedes juzgar si es o no digno de admiración semejante esfuerzo.

A todos los que nos gusta y nos dedicamos a alguna de las formas artísticas de expresión, a los que estamos comprometidos con el fenómeno comunicativo, de un modo u otro todos estos casos nos sirven de ejemplo tanto luminoso como oscuro.

No es fácil apartarse del mundo (o verse apartado del mundo). Actuar y crear a contracorriente o simulando ir con la corriente. Sobre todo no es fácil pretender evolucionar, aspirar al desarrollo personal con toda conciencia y no sólo como resultado de un accidente de la vida o una ocurrencia en la sociedad.

El estatus que alcanza el artista, sin importar su disciplina, es a la vez el del maldito, el apestado, como el del iluminado, el loado. Entre la imagen del tonto de la colina y la del sacerdote que baja de la montaña para diseminar la novedad, sólo hay un ser humano. Idealista, sí, pero humano.

Estadísticamente se estima que alrededor de un 10% de la población mundial cae en las categorías de personalidad definidas como idealistas. Lo peculiar de estos datos es que sin las ideas que proveen estos idealistas, ninguno del restante 90% de materialistas tiene los fundamentos para generar el cambio. Primero viene la idea y luego la acción capaz de realizarla. Lo arduo está en la transición, en la comunicación entre uno y otro.

Por eso, si bien no he querido leer otras obras del autor en cuestión, elogio su entereza, su tezón. Estoy cierto de que en el camino ha aprendido a sortear los retruécanos y a construir lógicamente, correctamente tanto sus frases como sus argumentos. Prueba de ello es que sigue vendiendo bien, muy bien. Me asomaré un día de estos a otro de sus libros, pero mientras estoy seguro que tú me tomarás la delantera, amigo lector, y algo tendrás qué acotar a este sencillo referente.

AÚN ES TIEMPO

Por J. A. Vega de Castillejo

Tal vez a algunos lectores les parezca un poco tarde, si tomamos en cuenta que la época que vivimos es acelerada en sus expectativas y cada uno de nosotros cotidianamente se ve en la necesidad de correr para alcanzar hasta el más mínimo objetivo. Sin embargo, aún es tiempo para detenerse eventualmente, para mirar al pasado y reflexionar sobre los hechos, las decisiones plagadas de equívocos y aciertos que nos han llevado a ser lo que somos.
Esta columna y sección tiene esta finalidad: provocar un alto en el camino y proveer algunas ideas, comentarios, reflexiones en torno a cosas, momentos, situaciones, actos, personas o palabras que quedaron en el pasado y que, aun cuando aletargadas, siguen palpitando en la flaca memoria histórica del presente y con posibilidad de seguir influyendo en el porvenir.
Esperamos tener una respuesta nutrida de nuestros lectores, amigos y enemigos, propios y extraños, pues no es difícil que en el afán de construir una visión historicista de ciertos tópicos caigamos en yerros, faltemos a la verdad involuntariamente o exageremos las causas y efectos de lo narrado.
No se trata de una sección anecdótica. No pretende erigirse en especialista histórica. Por esto mismo apela a su buenos menesteres como lectores participativos, para corregir lo corregible, para completar lo justo, para ampliar la visión de los panoramas que se antojan expuestos en tiempo y destiempo.