Impedirán naucalpenses unidos la reactivación de los parquímetros.

EL TEMA DE LA REACTIVACIÓN DE LOS PARQUÍMETROS será expuesto por el Gobierno Municipal de Naucalpan de Juárez​ al cabildo a comienzos de la próxima semana.

Se sabe que la presidenta municipal interina, Claudia Oyoque, siguiendo la línea de su antecesor David Sánchez Guevara​, ha estado haciendo "su labor" de gestión y lobbying o cabildeo para balancear las oposiciones entre los regidores y síndicos que en diciembre y enero votaron por la suspensión del convenio con la empresa Parking Meter, sobre el argumento principal de la falta de transparencia de las cuentas relacionadas con la recaudación presupuestada para ese rubro, como también las denuncias ciudadanas de infracciones injustificadas por parte de policías.

En meses recientes, un nutrido grupo de líderes de numerosas poblaciones de la localidad ha conformado la "Unión Naucalpan" preocupada, entre otras cosas, porque el municipio no pierda el nivel socioeconómico que siempre le ha caracterizado y con la finalidad de fungir como un fiel de la balanza en el equilibrio de los poderes e intereses que hoy por hoy afectan a los naucalpenses.

Estos líderes consideran necesario poner un freno a las corruptelas y la connivencia que entre funcionarios públicos y empresas privadas se han suscitado desde hace algunos años en detrimento del nivel de vida de la localidad. Y, en tiempos electorales, ven con suspicacia las promesas de los candidatos de los diversos partidos, muchos de los cuales inclusive no gozan de la confianza ciudadana que ha visto con tristeza y enojo el deterioro del municipio en general: rapacidad inmobiliaria, menoscabo de áreas verdes, obras públicas de discutible calidad en su funcionamiento, falta de transparencia o "transparencia" hecha a modo, y un largo etcétera.

A decir de Galo Blanco Mateo, vecino del fraccionamiento Satélite entrevistado por Martha Nieto para Así sucede, diferentes organizaciones vecinales han determinado conformar un frente común contra los parquímetros en Satélite, La Florida, Bulevares y en la cabecera municipal y refirió:
Haremos frente común por que no los queremos, y de diferentes organizaciones civiles y ciudadanas, entre ellas ASECEM que está en contra y las reuniones empezaran desde el momento en que veamos que el Cabildo quiere dar marcha atrás, nuevamente con ese proyecto, en ese momento otra vez la lucha.
Los miembros de "Unión Naucalpan" ejercen desde antes de conjuntarse una importante influencia en sus comunidades; son conocidos y reconocidos tanto por el gobierno municipal como por el estatal, y algunos incluso por el federal tras haber surgido en tiempos anteriores a que Enrique Peña Nieto​ ocupara la Presidencia de la República​. Algunos de estos miembros son presidentes de asociaciones vecinales, otros son autoridades auxiliares de los Consejos y Delegaciones de Participación Ciudadana, y otros más simplemente cuentan con el aval de la confianza  comunitaria tras el trabajo y dedicación a resolver cuestiones de interés específico. El número de los líderes que van sumándose a esta "Unión" va en aumento y en todos se expresa un genuino afán de servicio.

Hacia los años 80 del siglo pasado, los gobiernos municipales y estatales del Estado de México dieron pasos muy concretos para el establecimiento de normas y salidas legales que fueran mermando el peso y capacidad de influencia de las asociaciones de colonos, incluso recurrieron a la estrategia de "divide y vencerás". Así, entre las medidas novedosas se crearon los Consejos y Delegaciones de Participación Ciudadana para servir como una especie de extensiones cruzadas que ligaran al gobierno en turno con la ciudadanía. Pero al ser cargos honorarios también han servido para la colusión. No han sido pocos los presidentes de Consejos o los delegados beneficiados con "huesos" y "oportunidades" de alguna clase, bajo el disfraz de estar haciendo un bien comunitario que, además, sí, queda documentado para hacerlo indiscutible. Parte de la podredumbre en las raíces que sustentan la conformación de los Consejos y Delegaciones de Participación Ciudadana estriba en que, aunque se los considera cargos de "elección popular", la organización de los comicios en que la ciudadanía vota por ellos el gobierno es juez y parte, pues en las atribuciones legales de los gobiernos municipales está la "obligación" de conformar dichos consejos de forma "democrática. Así, los mismos gobiernos municipales convocan, organizan, depuran, filtran, cuentan votos y dan resultados electorales quedando, en muchos casos y ¡qué casualidad!, consejeros y delegados a modo, aunque también es cierto que algunos ya en el camino se les salen del guacal al ser congruentes con las necesidades y exigencias de sus comunidades.

Sin duda una de las tareas pendientes en materia electoral es bajar al último nivel, al más pedestre y que falta a nuestra democracia, es decir, al nivel del ciudadano. Quiero pensar que la reforma política reciente que ha, entre otras cosas, elevado a nivel nacional el Instituto Federal Electoral con algo más que un nuevo nombre (I.N.E.), ampliando sus atribuciones y alcances, es un primer paso hacia esa modificación definitiva: quitar a los municipios las prebendas en materia electoral y, de veras, democratizar el primer peldaño de la sociedad que es la gente misma en su participación activa y directa, su relación específica con los círculos del poder. Eso sí sería empoderar al ciudadano.

Por lo pronto, ese ciudadano que no se considera suficientemente representado por sus "elegidos" ha optado, ya mediante las redes sociales, ya mediante conjuntarse en organizaciones como "Unión Naucalpan" dar un salto cualitativo, más que para ejercer presión en los poderosos, servir cual cuña que frene intenciones abyectas de los más interesados en el beneficio propio a costa de lo que sea.

Bien harían ciudadanos comunes, empresarios en general, políticos, funcionarios y autoridades en considerar la cercanía de semejante "Unión" en buena medida vigilante de su actuar, y por qué no incluso sumarse a un esfuerzo enteramente emanado de la gente.

Candidatos brillan por su ausencia
En esto de las iniciativas ciudadanas, es de destacar la llamada "Candidato Transparente". Una iniciativa que —apunta en su sitio web— “busca reconstruir la confianza ciudadana a través del compromiso y transformación de la clase política en nuestro país. Queremos candidatos que antepongan los intereses de México a los suyos, una nueva clase política en donde no se haga política con dinero ni dinero de la política”. Y añade: “Dada la creciente necesidad en nuestro país de generar confianza por parte de la ciudadanía en sus representantes, un grupo de organizaciones de la sociedad civil, impulsados por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y Transparencia Mexicana, hemos unido esfuerzos para que cada candidato se comprometa de manera tangible a poner los intereses de México antes de los suyos. Un candidato que no pueda hacer esto no merece un solo voto, menos gobernar”.

Aparte de los mencionados, esta iniciativa cuenta entre sus aliados a la COPARMEX y Un Millón de Jóvenes X México, entre otras organizaciones. Este ejercicio democrático invita a los miles de candidatos que contienden hoy para las elecciones intermedias a celebrarse el 7 de junio próximo, a presentar mediante el portal una triple declaración: de bienes patrimoniales, de intereses y fiscal, con la finalidad de que estos tres aspectos queden clarificados a ojos de la ciudadanía aparte de las propuestas, que no promesas, que puedan exponer como parte de sus campañas políticas. A esto lo ha etiquetado la iniciativa como #3DE3 con la intención de que los ciudadanos, por los medios a su alcance, incluidas las redes sociales, ejerzan presión sobre los candidatos para que transparenten su situación en pro de allegarse el voto legítimo y confiado de la ciudadanía que pueda ver en ellos auténticos representantes de sus necesidades.

Habiéndose lanzado esta iniciativa el año pasado, a escasos días de haber comenzado las campañas electorales no llega a una veintena, es decir ni el 0.1% de candidatos que se hayan sumado. Si bien de esa exigua cantidad algunas de las declaraciones resultan ridículas en algunos aspectos, por decir lo menos, en lo tocante al Estado de México y Naucalpan de Juárez en concreto ni un solo candidato a diputaciones federales, locales, alcaldías ha subido a este portal sus declaraciones. Lees bien, amigo lector: NI UN SOLO CANDIDATO. Es momento de exigirles más de lo acostumbrado, ¿no crees? Si conoces a tu candidato, exígele su #3DE3.

Por una discriminación sin adjetivos

EN LOS AÑOS RECIENTES, a la luz de la defensa de los derechos humanos y concretamente de las minorías como los homosexuales y los pueblos indígenas se ha dado un, podemos decir, movimiento tendiente a la erradicación de costumbres y hasta de palabras que, a ojos y en la sensibilidad de dichas minorías resultan ofensivas, prejuiciosas y que lesionan su dignidad como personas y grupos, sin detenernos en las minucias que los adjetivos en tanto partículas lingüísticas encierran en su gestación. Algunos organismos incluso han llevado el reclamo al extremo y el exceso generando en el público más confusión que certeza alrededor de lo apropiado y lo inapropiado en el discurso.

Lo curioso es que quienes más señalamientos hacen al respecto ni siquiera pertenecen a dichas minorías, a no ser de manera tangencial, como solidarios simpatizantes más preocupados por lavar sus culpas que por en verdad incidir en un cambio cultural. Mujeres que no quiere ser llamadas putas se aferran a la idea de que las putas no quieren ser llamadas sino con horrendos eufemismos recosidos como "sexo servidoras". Y sí, las hay, pero son las menos al menos en mi experiencia pues cuando las he entrevistado me han expresado que a querer o no "detrás de toda mujer hay una puta esperando ser bien cogida y detrás de toda puta hay una mujer esperando ser bien amada". Pero esto es solo un ejemplo que hasta me ha servido para dar voz a un personaje de una novela que vengo escribiendo paso a paso.

En México, entre marzo y abril de 2013, la Suprema Corte de Justicia de la Nación sentenció que ciertas palabras resultaban homófobas y por lo tanto su uso en detrimento de otra persona serían motivo de difamación, discriminación y de causa punitiva. Dicha resolución ocasionó en muchos, yo entre ellos, una profunda indignación como dejé anotado en varios artículos aquí mismo:


Luego, con motivo del Mundial de Fútbol de 2014, la susceptibilidad de algunos se sintió trastocada ante el grito tribal de la porra mexicana de ¡puuuuto! dirigida al portero contrario con la estricta finalidad —como suele suceder con las barras de seguidores y fanáticos— de introducir en el ambiente un elemento intimidatorio.

Pero, retomando el tema, no está demás enfatizar que de ninguna manera esta indignación y estos textos míos se basan en o se inclinan hacia una apología de la marginación, del acto deleznable de segregar a otro por su condición de pertenecer a cierta minoría (o incluso a cierta mayoría, que también ocurre), aun cuando sí implica el acto natural de discriminar en tanto proceso cognitivo.

En todo caso mi postura es de apelar al buen juicio en el uso, que no en el abuso, de las palabras en general y de las palabras que, siendo adjetivos, tienen como función describir uno o más aspectos característicos sea por natura, vocación, oficio, profesión o percepción de las cosas, las situaciones y las personas.

Como he dicho muchas veces, las palabras no saben de maldad o bondad, son solo eso, palabras, recursos lingüísticos que sintetizan el conocimiento que nos hacemos de las cosas en rededor nuestro y nos permiten distinguirlas en el cúmulo de estímulos a que es sujeta nuestra capacidad cognitiva. Juzgar el uso o el abuso de una palabra, en particular de los adjetivos, so pena de estar propensa a un presumible prejuicio no resuelve ni de lejos el problema de fondo que es actitudinal y cultural, por lo tanto axiológico.

La persona que usa determinada palabra para referirse a otra puede hacerlo con toda mala intención o con todo buen propósito, empleando cabalmente el significado denotativo o apelando a las connotaciones que acompañan al vocablo.

La ofensa descansa ahí, en el propósito de parte del hablante, en la causa que le motiva a la expresión y han de ser probadas con suficiencia la malicia, alevosía, premeditación y ventaja en el discurso y sus razones, en el acto expresivo, lejos de toda sospecha. Pero también, la ofensa, en más de las veces, se apoya en la interpretación que el sujeto calificado de cierto modo hace tanto de la palabra como de la intención y del contexto en que se le adjetiva, por lo que también de ese lado pueden tergiversarse los sentidos de esas mismas malicia, alevosía, premeditación y ventaja en los actos de atender y comprender lo expresado. A fin de cuentas cada quien ve lo que quiere ver, lo evidente, a despecho de las pruebas en pro o en contra de algo. No por fuerza una palabra altisonante causa un efecto contundente. El modo de hablar, el tono, los matices, pausas y contexto pueden ser acusativos. La palabra en sí misma, por muy "llena" de significado que la consideremos, depende de todo un conjunto de adiciones metalingüísticas cuya finalidad es restingir, delimitar la interpretación para precisarla.


Tiempo atrás los gallegos ya habían expresado su incomodidad frente a las bromas y chistes que los toman como personajes torpes, tontos y a partir de los cuales se "permite" ejemplificar la gracia y simpatía de la estupidez. En México los yucatecos no han reaccionado de la misma manera, como sí los indígenas, y no se diga los campechanos, que ni por aludidos se aparecen. Y ni hablar de las mujeres, los gordos, los tartamudos, las putas, los negros, los feos, los locos, los judíos, los árabes confundidos con los turcos, y esas personas a quienes se puede "engañar como a chinos"... La lista de vilipendiados posibles es tan larga como la población humana misma.

Como decimos en México, pendejos y cabrones hay en todos lados; lo somos todos, sólo que nos hacemos pendejos para que no nos jodan los cabrones. Nadie está exento de ser motivo de alguna forma de estigma infligida por el parecer de los demás en su estricto derecho a percibir al otro como mejor pueda y con la responsabilidad conducente.

Fincar en las palabras y lo que de ellas deriva como formas de expresión, tanto para el entretenimiento como para el trato cotidiano, en el ámbito de los medios de comunicación así como en la escuela, la calle o la casa es tanto como hacerse el hara kiri cortando el gañote en vez del bajo vientre; es decir, errar la dirección, lugar y sentido de lo que se debe cortar para propiciar el cambio, la transición. Es, a querer o no, un atentado a la libertad de expresión y más, un atentado a la cultura misma de la cual el lenguaje es pilar fundamental, aquí como en China. Ahora bien, también es cierto que el lenguaje, como sistema dinámico, se encuentra en constante evolución y su fortaleza radica en la capacidad adaptativa de los hablantes. Un caso muy revelador de lo que aquí apunto es el "experimento" hecho por la Fundación del Secretariado Gitano, en Andalucía, España y que pone a un conjunto de niños a "examinar" las acepciones que de gitano se han recogido en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua:


Si bien por una parte el señalamiento de la Fundación es a que sea erradicado o por lo menos corregido o atenuado un significado connotativo asociado a gitano: "trapacero", por considerar que no "retrata" a la mayoría de la comunidad gitana y por ello resulta injusta, prejuiciosa, por otra parte la misma fundación pasa por alto el contexto que dio origen a dicha forma de significado. ¡Tendría entonces que editarse toda la literatura, todo artículo periodístico anterior al día de hoy y que pudiera haber empleado dicha palabra con tal sesgo semántico! Porque no creo que quedaran del todo a gusto sin hacer un borrón y cuenta nueva. ¿Cómo entenderíamos entonces a los gitanos piratas que hicieron posible la venganza del Conde de Montecristo en la novela del mismo nombre? ¿Qué sería de Cuasimodo, el jorobado de Notre Dame, sin el encanto gitano de los ojos verdes de Esmeralda? ¿Estamos en derecho de borrar de un plumazo las descripciones de Víctor Hugo, de Bram Stocker, y un sinnúmero de creadores que han tomado el valor negativo, peyorativo de la palabra gitano para dar vida a sus personajes y desde ahí darles también un valor positivo, constructivo? Si se borra tal acepción del diccionario, ¿cómo leerán las futuras generaciones esos hoy llamados clásicos? ¿Cómo empatar entonces al gitano estereotípico con el gitano en las mentes reformadas de estas nuevas generaciones? Si no puedo utilizar la palabra "puñal" como sinécdoque de homosexual o "maricón" para referir al amanerado y me veo forzado a hacer señalamientos directos, ¿me vuelvo menos ofensivo, heriría menos la susceptibilidad del aludido?

Muchas de esas formas adjetivales surgieron precisamente de una manera distorsionada y simulada de respeto, cuando no de temor a ofender y herir, sin caer en eufemismos forzados como los que modernamente se dan para referir a los senectos y ancianos como "adultos mayores" o a todos los de alguna manera inválidos como "discapacitados". ¡Tenemos tanto miedo de las palabras! Quizá más que a los puñales de metal que zanjan las entrañas. Tan débil y vulnerable es nuestra psique, nuestra estructura emocional.

La solución no está en erradicar, en culpar a las palabras, como sí en aclarar sus variados significados y, sobre todo, enseñar la pertinencia del uso de los denotativos así como de los connotativos. Y eso es tanto tarea de la Academia, en sus obras, quizá en menoscabo de la brevedad de las entradas. Y es tarea de los profesores de párbulos, los que, teniendo el diccionario al lado pueden o deberían orientar a los educandos en los usos y abusos de las palabras, sin satanizarlas, sin someterlas a un juicio inquisitorial sobre los valores que el mismo uso, la experiencia social les ha dotado con el paso del tiempo. ¿Y los padres? Su mejor papel formador está en el ejemplo.

Las palabras han de morir solas, naturalmente, y no por decreto, y menos por capricho o por una susceptibilidad herida de parte de aquellos que se sienten ofendidos por el uso que otros hacen de ellas a sabiendas o ingenua e impulsivamente. Porque las palabras encierran ideas y ya sabemos lo que conlleva enjuiciar a las ideas: para unos como Giordano Bruno, la hoguera; para otros como Galileo, la abjuración; para Tomás Moro, perder la cabeza antes que la razón tras la verdad...

Traspolando las propuestas del historiador mexicano Enrique Krauze en su análisis de la democracia mexicana para pensarla como una sin adjetivos, me atrevo ahora a hacer irónicamente lo propio para la discriminación en su estricto ejercicio como proceso cognitivo libre de adjetivos. Las palabras no tienen la culpa. Seguir por este camino obtuso sólo abonará a que mañana ni las bromas nos sepan, y lo que a todas luces es diferente nos resulte, de manera equívoca, indiferente.




Knock out por decisión

EN CONSONANCIA CON LO DICHO aquí en febrero, una nota de El Universal publicada el 31 de marzo confirma, pesos más o menos, los cálculos que ya había presentado yo aquí en un artículo previo del 11 de febrero así como en el Periódico Ecos,​ tanto en su versión impresa como en línea, y antes de que siquiera se pensara que Claudia Oyoque fuera a ser la alcalde interina sucesora de David Sánchez Guevara​ en el Gobierno Municipal de Naucalpan de Juárez​.

De acuerdo con la nota de Rebeca Jiménez, el ayuntamiento recaudó un millón 347 mil pesos por concepto de cobro de parquímetros a pesar de la suspensión instruida por el cabildo desde el 9 de enero de 2015.

Y todavía hay quienes se preguntan de dónde salieron los 600 mil pesos invertidos en el montaje de la pelea en que Mariana "La Barbie" Juárez enfrentara y perdiera por decisión frente a la japonesa Naoko Fujioka en la explanada del palacio municipal. La respuesta la tiene, sin duda, la tesorería del municipio que seguramente alegará, en caso de cuestionársele, que el dinero salió de la partida correspondiente a algún rubro de promoción del deporte o algo así. A saber las estructura de cuentas con que se manejan las finanzas y que sirve para sacar y meter de un costal a otro.

Dos cosas se imponen entonces: una, la transparencia de las cuentas; la otra, el destino final del convenio con la empresa Parking Meter, dado que es fecha que no le resuelve el Tribunal de lo Contencioso Administrativo su "garantía de audiencia", si es que ya la solicitó. Mientras tanto, ya se embolsó poco más de 800 mil pesos entre enero y marzo. Y continúa la pregunta en el aire, en favor de la ciudadanía "cumplida" que depositó y sigue depositando su contribución, por miedo, ignorancia o desidia, en los parquímetros, ¿qué piensa hacer Claudia Oyoque con lo que aparezca de lo perdido? Porque supongo que devolverlo estará en chino. Lo que decida tendrá que verse reflejado notablemente en una decisión que ponga fuera de combate toda suspicacia. El problema es que la decisión tendrá que aplicarse luego de las elecciones de julio para que no sea tomada como una acción electorera y demagógica. Ya se verá.