Votar es una forma de expresión. Elecciones de 2015, hito en la democracia mexicana

junio 08, 2015 Santoñito Anacoreta 0 Comments

HOY ESCRIBO PARA REVISAR mis dichos previos, por lo pronto los dados a conocer mediante Facebook. Vayan estos primeros apuntes como introducción de un ensayo bajo este mismo título, que vengo escribiendo desde hace días e incluiré aquí mismo.

El día anterior a los comicios pronostiqué: 
[...] para estas elecciones intermedias [...] una anulación nacional alrededor del 12%, abstencionismo próximo al 60%. Por lo que se refiere a mi municipio de Naucalpan de Juárez, pronostico una anulación alrededor del 8%, abstencionismo próximo al 45%, Edgar Olvera como presidente, diputaciones federales con preferencia priyista, diputaciones locales con preferencia panista, ayuntamientos con preferencia priyista...
Si bien no termina el cómputo distrital, al día siguiente a los comicios cuando escribo esto, los resultados preliminares me permiten afirmar, revisar y contrastar lo siguiente en consonancia también con lo que expuse en en textos y vídeos previos y siguiendo planteamientos propios y del académico José Antonio Crespo.

Votos nulo, blanco y la elección nacional. Dispersión del voto
Para el caso de la elección e Diputados Federales, la anulación se perfila esta vez alrededor del 5%; esto si consideramos que, dado nuestro sistema político y la legislación respectiva, marginalmente "cuenta" como una forma de anular la opción por partidos y candidatos no registrados.

Elecciones 2015: Diputados federales
Fuente: PREP INE

Podría pensarse que la anulación, comparativamente con elecciones pasadas en que ha sido de alrededor del 6%, en cierta manera se conserva cuando no se reduce ligeramente. Podría pensarse, por lo mismo también, que la contraparte del movimiento anulacionista, #NoTeAnules, cuyo video del académico Roberto Duque Roquero se difundió viralmente en las redes sociales, caló en la conciencia del electorado propiciando menor anulación, pero esto en verdad no es así aunque en parte, pues lo que sí propició en cierto modo fue el voto conformista y acentuó el "voto de castigo", es decir la idea de votar por votar en el afán iluso, teórico, de que una participación masiva conllevaría un cambio radical, y ese votar por votar supusiera el desvío del voto a modo de castigo, hacia los candidatos o partidos "menos peores", por un lado; y, por otro, la redistribución de la carga de simpatías.

Esto lo vemos en los datos relacionados con el comportamiento de la llamada izquierda que "premió" a un partido reciente como MORENA, mientras "castigó" primero al PRD dejándolo en calidad de la tercera fuerza pero bastante disminuída y vapuleada, segundo, y gravemente al PT que está en riesgo de perder su registro por obtener menos del 3% requerido, lo que no obsta para que sus dirigentes puedan volver a solicitar el registro. Mientras, tercer punto y en contraste, los números de otro partido nuevo como Encuentro Social consiguieron el favor de la ciudadanía, conservando su registro, apenas rebasando el límite. Otros partidos más o menos nuevos como Movimiento Social, Partido Humanista, Partido Frente Democrático, y sin olvidar a la novedad histórica de los candidatos independientes, aun cuando, salvo excepciones muy localizadas, no mantendrán su registro sirvieron para esa distracción del voto de modo que, haciendo un análisis proporcional estadístico, la reacción ciudadana asociada al conjunto de mensajes que implica el Anulacionismo supondría entre el 15% y el 20% de la votación total emitida, lo que hace al creciente mensaje anulacionista mucho más claro y contundente:

  • Tanto voto nulo como voto blanco deben ser definidos en sus alcances democráticos y legales, así como sus efectos sobre el sistema político completo, con la finalidad de que no se preste a más confusión mediante la emisión de sufragios que, en su aparente conformismo redistribuyen las simpatías y antipatías en el interés de servir de indicios del descontento. Es decir, el voto nulo debe contar y no tener nada más un valor estadístico discriminable y remanente. Debe significar. Hacer esto conlleva a mirar las elecciones como un protocolo cerrado y cuyos datos tengan carácter absoluto mejor que relativo, y abrir la puerta, por lo mismo, a la posibilidad de la segunda vuelta en la que participarían los puntales de la primera vuelta y no más. Esto, más la eliminación de las perversiones coalicionistas, permitiría ir definiendo y afinando la oferta partidaria que de veras implica una representatividad ajustada a la realidad de los ciudadanos, más comprometida y responsable con estos.
  • El voto blanco, por su parte, ha de considerarse realmente como una opción facultada para proveer la oportunidad a aquellos ciudadanos e instituciones que, sin necesidad de registro, en el ánimo social cuentan o cuenten con la confianza del electorado como para erigirlos en contrapeso democrático. O sea, se requiere legislar y reglamentar, así como para lo anterior, para que el voto blanco también no sea una casilla "de control" estadístico, sino que implique la posibilidad de una orientación específica del mensaje ciudadano respecto de su voluntad. El voto blanco implica un mandato más directo y libre, menos ajustado a normas y convenciones, que el voto directo hacia fórmulas registradas o el voto indirecto hacia la perversión democrática de coaliciones. Erradicar esta posibilidad del voto blanco, ningunear su existencia como opción, es tanto como ningunear a los ciudadanos e instituciones para los que o las reglas les impiden alcanzar la categoría de opciones registradas, o la inclinación popular eleva a opciones más confiables que las existentes, o sencillamente aun sin sentirse o saberse representados por la oferta política actual optan por aspirar al voto popular o sugieren lo que consideran una mejor opción en contraste con la provista.
  • Hacer lo anterior, sobre todo para el caso del voto blanco, redundaría en la necesidad de permitir que cualquiera, incluso un "fantasma", aun sin necesidad de registro pueda, en estricto derecho y apego a la Constitución, votar y ser votado. Por supuesto, en el caso de los "fantasmas" tendría que legislarse para que no supusieran una tendencia al anarquismo y la ingobernabilidad, pero sí una llamada de atención considerable para inmediatas y futuras modificaciones y ajustes al sistema político y sus actores.
  • Normar al respecto de estos temas debe profundizar la introducción de conceptos y temas asociados y hacerlos, en la medida de lo posible, vinculantes en relación con las decisiones legislativas por venir. Las figuras de consulta popular, el referendo, el plebiscito, la revocación de mandato van de la mano de estas formas de expresión electorales, porque anular y abstener son otras maneras de elegir y por tanto de decisión y no tienen por qué estar sujetas a la confusión entre asistir, acudir y participar en unos comicios. Anular, abstener son, aunque en el extremo de la gama de posibilidades, dos opciones más que forman parte de la oferta natural a que tiene derecho todo ciudadano, toda persona humana, física o moral.
Votos nulo, blanco y una elección local
Me concentro ahora en la elección que me atañe en tanto oriundo de Naucalpan de Juárez, municipio del Estado de México y considerado como "la joya de la corona" nacional.

Revisando mis pronósticos, la anulación para los dos distritos que conforman el municipio (21 y 22) suma más del 11%, lo que excede mi apreciación y sin embargo la confirma en el sentido de que ya consideraba yo que se produciría un incremento del 5% histórico al 8%. En estos datos no estoy tomando en cuenta, como en el apartado anterior, los conceptos de votos blancos y votos de castigo. Desde esta perspectiva puede pensarse conforme a los datos registrados que el voto nulo se redujo pero, si se toman en cuenta esas otras manifestaciones electorales, los resultados de nuevo implican un mensaje más claro y contundente de protesta y reclamo de la ciudadanía, pues simplemente en el Distrito 22 del Estado de México, a modo de reducido ejemplo, la proporcionalidad en la distribución del voto en este sentido rebasa el 15%.

En este caso, como en el anterior, lo determinante para la comprensión del fenómeno está en los datos de la varianza y de la covarianza. Esta segunda es la que nos da la clave para, respecto de los históricos, poder enfilar la normatividad hacia la definición de los conceptos que hacen del voto una forma de expresión y por tanto un acto comunicativo con un peso específico y susceptible a presentar varias manifestaciones y efectos. El mensaje está siendo, pues, cada vez más claro: la clase política debe reaccionar, abrirse, dedicarse a lo que le compete. La exigencia ciudadana es general: el estado que guardan las cosas, nuestra democracia, debe cambiar ya; el voto es un derecho y no una obligación.

Votaciones locales
En lo relativo a las elecciones de diputados locales, presidencias municipales y ayuntamientos (síndicos y regidores de cabildos) ¡atiné!, por virtud de la observación sistemática de los hechos y los antecedentes, al triunfo de Edgar Olvera del PAN sobre David Parra Sánchez del PRI, aspirantes a la presidencia de Naucalpan de Juárez. Las implicaciones y trasfondos de esto los analizaré en otro momento y de forma concreta.

En lo tocante a las diputaciones federales, aun cuando lo sospechaba, me equivoqué al considerar la preferencia razonada del electorado por el PRI, en el supuesto de que un presidente municipal panista tendría que ser contrarrestado con sus opositores. En cambio, el triunfo de Angélica Moya (ex presidenta municipal de Naucalpan de Juárez) sobre Enrique Francesco Jacob García, puede leerse como el triunfo más bien sobre el estatus quo y una reacción de repulsa respecto de las dinastías políticas. El gran castigado localmente fue el PRI, si bien sabemos que el reparto del pastel colocará en su curul a todos o casi todos los competidores, a querer o no por parte del electorado, como es el caso del ex presidente municipal David Sánchez Guevara que, no obstante el triunfo panista gozará de su diputación federal y por lo tanto de fuero que, aun siendo un derecho de noble origen y principios, su abuso ha derivado en su execración por parte de sus detractores. El fuero debe seguir existiendo, sí, pero es necesario normar al respecto de las perversas tentaciones a que orilla.

Me equivoqué también en lo referente a las elecciones locales, en el sentido contrario, pues mientras suponía un voto razonado que en el congreso estatal contrarrestara con mayor presencia panista al gobernador Eruviel Ávila, su poder más bien se vio reforzado, lo que de alguna manera enfatiza la división que ya he anotado entre lo que podemos llamar "Grupo Ecatepec" frente al "Grupo Atlacomulco" y va ya definiendo algunas tendencias con miras a la conformación de la fórmula priyista hacia las elecciones presidenciales de 2018, poniendo cierto freno a las intenciones del presidente Enrique Peña Nieto de enfilar a su primo Alfredo del Mazo Maza como alfil para recobrar la gubernatura del Estado de México y sentando las bases hacia una nueva alternancia en el poder, respecto de la cual pronostico ya desde ahora la llegada de la izquierda al poder presidencial, siendo muy probablemente el favorecido el PRD, siempre y cuando consiga recomponerse tras la escisión larga y dolorosa que ya yo había augurado analíticamente tiempo atrás como consta en mis textos al respecto (Escisión a la vista 1, 2 y 3). Esta condición es fundamental pues, de no cumplirse, el favorecido con la oportunidad sería el partido MORENA y por lo tanto Andrés Manuel López Obrador que antes y durante las campañas recientes expuso abiertamente su interés de volvera a lanzarse a contender por el cargo, cometiendo el delito electoral de hacer campaña anticipada para entonces, pero que dudo resulte penalizado de algún modo llegado el momento. No en balde ya decía yo tiempo atrás:
La designación de Eruviel Ávila tiene como principal motivación atraer un sector geográfico y social del Estado de México que estaba en riesgo de ser perdido electoralmente tras los coqueteos que había venido haciendo desde años atrás la corriente MORENA de Andrés Manuel López Obrador, no tanto para llevar agua al molino del PRD como al propio.
Personalmente considero que MORENA (cuya fundación como partido también auguré aquí) sí podría aspirar a la presidencia en 2018, siempre y cuando consiga la izquierda recalcitrante que representa zafarse del fardo en que se han convertido Andrés Manuel López Obrador en tanto político y las tendencias rijosas de corporaciones como la CNTE y similares, aun cuando justo son las que le dan su toque de color extremista que hace de MORENA una plataforma atractiva para los amargados, los rebeldes a ultranza, los mesiánicos, los opuestos al establishment, los troles y otra fauna política y comunicativa que ha encontrado en las redes sociales la mejor extensión de la anarquía opinioncrática (véase mi texto "Cuando la opinioncracia nos alcanzó" y posteriores).

Lo mejor que puede hacer AMLO, en tanto líder moral y fundador (como también auguré en otro texto aquí) del partido que se estrena con muy buenas expectativas en estas elecciones, es quedarse así, en esa calidad, y hacerla valer como el único ideólogo a la vista en el vasto panorama de la política mexicana. Porque ya no hay ideólogos. Muerto Reyes Heroles (PRI), muerto Castillo Peraza (PAN), alejado de su creación Cuauhtémoc Cárdenas y muerto Heberto Castillo y coqueteando con el poder Fernando Belaunzarán (los tres del PRD), hay ausencia de ideólogos y visionarios. Ese sí es el principal valor de AMLO por encima de su tozudez.

Los dos panoramas revisados para mi municipio, los vi especularmente al revés y lo único que puedo pretextar es la confusión implícita en el electorado dubitativo y enfrentado al falso dilema "votar o no votar", que trazó una especie de neblina cognoscitiva que hacía difícil distinguir al elector indeciso del revanchista.


Elecciones 2015: Diputados federales, Distrito 22.
Fuente: PREP INE

Elecciones 2015: Diputados locales Estado de México
Fuente PREP IEEM

El fantasma del abstencionismo
Los candidatos que tuve ocasión de entrevistar, al cuestionarlos sobre cuál era su enemigo a vencer, invariablemente me respondieron: el abstencionismo. A la luz de los resultados de este 2015, ¿lo fue?

Respecto de este tema, mis previsiones no estuvieron tan descaminadas como también se observa en las imágenes que comparto aquí, aun siendo retratos parciales, pero en las que puede observarse que, en promedio, en efecto la abstención se mantuvo dentro de las cotas "normales" características de las elecciones intermedias, aun cuando acercándose de manera preocupante al 60% respecto del histórico.

Este dato, aunado al tema del voto nulo y blanco confirma y refuerza mi postura y mis dichos en cuanto a que la abstención también ha de ser regulada como una opción más, en tanto forma de expresión y acto comunicativo del elector y, por lo mismo, o se define la participación con carácter obligatorio haciendo del voto una obligación a despecho y contradicción con lo asentado en nuestra Carta Magna (lo que sí podría casi asegurar una participación, si no total, mucho más nutrida por virtud de la coacción) o finalmente y en consonancia con esta se le asienta en toda su dimensión axiológica en tanto derecho universal y humano, consolidando así su peso semántico y encausando la manera de interpretar su aumento o disminución.

Es necesario dar al ciudadano y al sistema político certeza sobre los mensajes que pueden significar estas opciones electorales del voto nulo, blanco y el mismo acto de la abstención, para que dejen de ser datos vagos y discriminables, y mejor cobren carta de naturalización.

El ciudadano necesita tener claro y dejar claro qué quiere decir cuando no asiste a la casilla electoral por voluntad propia por contraste con las veces cuando se ve forzado por distintas circunstancias a no hacerlo. Y tan lo necesita que basta ser funcionario de casilla, como he sido, para atestiguar las leyendas, diatribas, consideraciones, apuntes y señalamientos, incluso los mensajes añadidos, encartados, filtrados en la urna electoral por medio de las boletas.

El mexicano necesita tener claro y dejar claro mediante la boleta electoral —en tanto medio de comunicación— y de la urna —en tanto canal comunicativo— qué quiere significar con sus variados mensajes, algunos con carácter de protesta, otros de llamamiento a una revolución pacífica e íntima a efectuarse desde las instituciones.

Ha llegado pues el momento de no nada más construir, sino sobre todo de orientar, definir y dirigir el modelo de país que queremos. La partidocracia ha implotado. Quizá con estas elecciones, hito en la democracia mexicana, estamos fincando la piedra miliar del futuro parlamentarismo socialdemócrata mexicano.

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