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De lo fácil se habla fácilmente

Alguna vez compartí en cierta red social el siguiente enunciado invitando a mis lectores y amigos ahí a señalar el error gramatical:

Juegue fácil desde su hogar

Más tarde hice mi propio juego siguiendo la norma propuesta observando:
Solo dos amistades icieron la intentona de hayar el error, sin ati-nar. Doy ahora nueva oportunidad en el supuesto de que han tenido tiempo de pensar, inbestigar o restarle importancia.
Para volverlo un poco más interesante y balioso el ejersisio, sú-mense los fallos (13 en total de esta publicacion. No tengo mucho que ofreser, pero ¿querría el ganador qué recompenza? ¿Y en caso de empate, qué?
De nuevo la respuesta fue tan numerosa que eso y no haber publicado este ejercicio era lo mismo. No obstante, de las siempre amables contestaciones obtuve suficiente material como para ampliar el comentario con miras a redactar la presente lección explicativa.

Destaco la colaboración de un contacto que obedece al pseudónimo de L’Homme Revolté quien señaló atinadamente que el Diccionario de la Real Academia incluye bajo el registro “Fácil”, la acepción de “fácil-mente” equiparando el adjetivo con el adverbio. A lo que repliqué que el hecho de que la RAE incluya una acepción por causa del uso, abuso o mal uso de un vocablo no obsta para que consten las reglas gramaticales al respecto, las que también hay que decirlo no son inamovibles.

De hecho, revisando la enmienda a la entrada para la vigésima tercera edición del DRAE no especifica siquiera que se lo considere como sinónimo.

Es un error muy generalizado creer, porque una palabra está aceptada por la RAE o dada de baja de los registros lexicológicos a causa del desuso, cualquier hispanohablante cuenta con el "permiso autorizado" para emplearla indiscriminadamente sin el adecuado y previo análisis de los casos.

En este caso nos enfrentamos a un uso indiscriminado aunque "socialmente natural" o mejor dicho “convencional” de una figura retórica como lo es la elipsis y que consiste en omitir una o más palabras en una cláusula, las cuales, aun siendo necesarias para la correcta construcción gramatical, su ausencia no afecta al contexto mismo que permite a la idea sobreentenderse (de ahí la importancia del contexto siempre por encima de las palabras aisladas).

El abuso en la aplicación de la ley del menor esfuerzo, so pretexto de pragmatismo lingüístico aunado al abuso o mal uso de determinadas figuras retóricas (muchas veces de forma inconsciente, a causa de la misma dinámica del habla, que no de la escritura) ha llevado tanto a enriquecer como a empobrecer nuestra lengua de esta forma.

El error gramatical está: tenemos un adjetivo calificando a un verbo. La forma correcta de escribirse el enunciado puede ser una de dos: 1)  Juegue fácilmente en casa 2) Juegue de manera fácil en casa. La elipsis aplicada al segundo caso omite por desidia la frase "de manera". Tenemos pues aquí un ejemplo, toda proporción guardada, equivalente a lo que sucede en el ejercicio de las normas legales cuando se enfrentan a la presunción de que mor est iure (costumbre es ley), si bien sabemos que no siempre ocurre ni es cierta ni deseable como pasa con determinados usos y costumbres contrarios a hecho y derecho.

Para terminar, y a reserva de dejar al ánimo del lector ejercitarse localizando y corrigiendo los restantes errores gramaticales, baste dar dos pistas.

La primera. Uno de esos gentiles contactos apuntó como error el fragmento en mi texto: … Doy ahora nueva oportunidad en el supuesto de que han tenido tiempo …, considerando que el verbo empleado “han” debió haber sido conjugado mejor como “hayan” para decir: … Doy ahora nueva oportunidad en el supuesto de que hayan tenido tiempo …

Al respecto de su aportación expuse que ese se trataba de un distractor.

No hay fallo en realidad. Yo estoy utilizando en ese enunciado el presente histórico. En todo caso detectó bien un sutil error (no contabilizado para el ejercicio) de concordancia en relación al tiempo verbal, pues voy del pretérito al presente histórico.
Si se lo toma literalmente, el error es indiscutible y merecería yo un coco. Si se lo lee en contexto, el error es aparente, porque el presente histórico es a final de cuentas una forma literaria de referirse a un hecho transcurrido entre un pasado definido (aquí 10 días) y el momento de escribir el apunte en cuestión.
Lo deseable en este caso concreto es que el cambio de uso verbal se efectúe en un párrafo aparte, así que puede considerarse también como error ortográfico el uso de punto y seguido tras la expresión "atinar", en vez de punto y aparte.

Y la segunda consideración final es un exhorto a mirar la lectura actual reflexionando sobre la importancia de observar, examinar el valor de las palabras y lo signos en general en función del contexto que los contiene, pues si hay adjetivos que pueden ser usados como adverbios (como se ha destacado líneas arriba), los hay que pueden tomar carácter de sustantivo. Véase esto a la luz de lo dicho:

Perfecto me dijo perfecto que el vestido me quedaba precisa y perfectamente.

Piropeando, que es gerundio

‪Leo por ahí en una red social como Facebook el comentario de un caballero queriendo alagar a un grupo de bellas damas. Dice (sic transit): "4 bombonas!!!"

No pude contenerme y hube de intervenir así:

¡Qué feo eso de "bombonas"! Por querer a fuerza (esa tendencia tan actual) feminizar toda palabra que se encuentran, las personas terminan diciendo cada barrabasada, cada desatino, cada cosa... ¿Sabes qué es una bombona? No has hecho el favor a ninguno de los bombones que están sentadas a la mesa. Disculpen lo "pedante" del comentario, pero honor a quien honor merece y qué mejor que decirlo con propiedad.
Entrada: "Bombona" [Cf. Diccionario de la RAE]



Ni aunque se escriba con cepillo dental…

Ni aunque se escribiere con cepillo dental habría lengua pura. Lo anterior obedece a la reflexión derivada respecto de esta imagen alrededor de la que he afirmado: el primero en pedir disculpas ya perdió, porque las disculpas se ofrecen no se piden.

Hay una lógica y paradigmática diferencia entre ofrecer disculpas y pedir perdón, como bien escribí hace tiempo en uno de mis blogs en mi artículo "Aprender a perdonar". Cierta amistad comentó sobre mi apunte (sic transit):

"Ah pues don Antonio , esta bien que seas puritano de la sintaxis, pero dale oportunidad al inspirado e ingenuo autor de este pensamiento".

Ahora yo me pregunto desde cuándo propugnar por la corrección en el significado de lo que se dice para erradicar los equívocos causados por la indolencia gramatical es purismo lingüístico.

Es verdad que en el decir cotidiano poseemos y empleamos fórmulas idiomáticas que apelan a un conjunto de funciones metalingüísticas que dan por sentados determinados significados connotativos, en pocas palabras, apostamos a que con decir "pío" nos damos a entender cabalmente. El problema con esta apuesta es que presume la posibilidad de que dichas fórmulas obedecen a estructuras de pensamiento fijas, al margen de cualquier interpretación. La indolencia gramatical al hablar o escribir deriva de esta ingenuidad, a veces justificada por la ignorancia, a veces por la irresponsable y soberbia creencia de que, pues el lenguajes es flexible y dinámico, igualmente lo son las sigas significativas que unen a las palabras.

Esta indolencia, no obstante lo reprobable y nociva, debo darle crédito de que también es portadora de algunas virtudes en la evolución del mismo lenguaje, como bien hice notar en mi artículo sobre los cambios en el vocablo "chido".

Ahora bien, si somos permisivos a ultranza y abrazamos la máxima de dejar hacer, dejar pasar sin detenernos a ver las consecuencias de nuestros actos (y el acto verbal no es menor comparado con los de otra índole), entonces lo que propiciamos no es simplemente el “mal decir” como forma aceptada de conducir nuestros pensamientos y expresiones, sino más grave aún, extendemos mediante la principal herramienta de comunicación justo esa indolencia a otras maneras de ser y expresar que descansan en el lenguaje.

Por otra parte, el puritanismo también es odioso. Lo sé. Por lo mismo lo que practico en mis escritos y llamados de atención a diestra y siniestra distan de ser puritanos. Porque es una aberración prohibir lo que nos es connatural. No podemos atar las palabras. Su destino es evolucionar, pero la evolución forzada por la indolencia, la ignorancia o la tergiversación programada no es evolución sino involución. Aunque parezca exagerado el ejemplo, imagina una rosa a la que le arrancas los pétalos a la vez que rezas dubitativo “me quiere, no me quiere”; imagina regalar margaritas rojas a tu amor.

La mutación es intrínseca al lenguaje, y está visto que de esa mutación, cuando es ficticia, surgen esperpentos. ¿Por qué hacer de la indolencia el campo fértil donde germinen monstruosidades idiomáticas? La indolencia no es fruto de la espontaneidad, las transiciones lingüísticas a lo largo de siglos sí.


LO MEMORABLE COLECTIVO

21 de abril de 2014

Foto: Archivo VETA Creativa
Revisando mis materiales en archivo, al fin pude encontrar la copia fotostática ampliada del fragmento de artículo publicado en una conocida revista de espectáculos hacia 1993, y en cuyo final incluí (cosa prácticamente inusual en ese tipo de revistas de contenidos de información ligera y de entretenimiento) una nota de corrector. Ilustro la publicación de ahora con dicha imagen. Para ser más exacto se trata de la copia de la prueba de corrección tras ser revisada por el jefe de información y cuyos apuntes, añadidos y taches manuscritos destacan la forma como una aportación puede ser borrada literalmente por algo así como 10 plumazos, lo cual acepto sin guardar rencor. Ahora, pongamos el tema en contexto.

A 24 años de introducida una palabra: memorabilia

Entre los años 1992 y 1994 fungí como corrector de estilo de la revista TVyNovelas a la sazón dirigida por su creador, el periodista de espectáculos Jesús Gallegos. Entonces también trabajaba como formador de la revista su hijo, Armando Gallegos que en la actualidad se desempeña como director de la misma en consecución de Juan José Origel.

En esos años uno de los negocios de restaurante más pujantes por novedosos a causa de su concepto temático era el Hard Rock Café. Entre muchas de las cosas que lo destacaban era lo que llamaban su “memorabilia”.

Sería el año 1993 cuando la mentada firma, que entonces tenía entre sus accionistas a Miguel Alemán Magnani, hijo de Miguel Alemán Velasco socio de Emilio Azcárraga Milmo en Televisa; la mentada firma, decía, contrató además de espacios publicitarios para anuncios uno para un publirreportaje en la revista. La gente de la empresa envió la información y el director de la revista me pidió hacerle la corrección de estilo. A sabiendas que se trataba de un publirreportaje era poco, muy poco lo que podía yo hacer (por políticas empresariales y criterios editoriales), sin embargo consideré importante y pertinente que una palabra nueva y que tras una larga investigación apoyada por otros correctores de revistas vecinas de la misma editorial Intermex, por cierto entonces recientemente comprada por Grupo Televisa; consideré importante y pertinente, repito, incluir una nota para beneficio de los lectores que, me constaba, estaban en la misma duda que yo respecto de la palabreja, misma que tampoco tenía registro en inglés dado el origen de la información, siendo la franquicia estadounidense (y vaya que consulté diccionarios de varias lenguas).

Volviendo a la idea. Tras una acuciosa consulta, la mejor solución fue recurrir a las etimologías toda vez que es relativamente usual que muchas palabras anglosajonas conserven la etimología y fonética casi igual de vocablos originarios de las lenguas indoeuropeas. Así, me di a la tarea de ir más allá de la descripción básica y mercadológica que Hard Rock Café hacía de su “memorabilia” sin definirla a carta cabal.

LA SUPREMA PUTA

Quizá de las cosas que más me pueden seducir, aparte de las bellas formas de una mujer, está el lenguaje, el poder de la palabra bien acomodada, reluciente, empleada con buen propósito.

Recientemente nuestros magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en México, han sentenciado censurar, ¡censurar!, ¡penalizar más bien! el empleo de las palabras "puto", "puñal", "joto", entre otras para referirse a una persona (especialmente los homosexuales). Es la más imbécil y deleznable forma de lacerar lo que nos sustenta como hispanohablantes: nuestra lengua común, fundamento de nuestra cultura, dicho esto sin desmedro de las otras lenguas que la enriquecen so pena histórica del pecado del olvido y la conquista como son las indígenas, tan deliciosas y musicales. No se trata, eso sí bien dicho por los magistrados, de contravenir la libertad de expresión y voy de acuerdo que no debe ser excusa esta para el inadecuado uso de esas u otras palabras con un propósito ofensivo. Pero entonces lo que debe ser penalizado es la acción del decir, aún más la intención detrás del dicho. La intención en esto sí es lo que cuenta, pero como es tan difícil probar la intencionalidad de un acto, la ley ahora hace jurisprudencia para anclarse en lo más "evidente": la palabra.

PALABRAS PRESAS

Bajo la publicación de cierto amigo venezolano en Facebook se dio una "confusión" lingüística luego que bromeé con él al apuntar que sólo me anda "cucando" con las imágenes de las bellas amigas que me comparte (sólo en foto, ¡qué caray!). ¡Se quedó estupefacto, algo ofendido por que usé la palabra "cuca"! Me explicó que no sabía qué quería decir y que en Venezuela es una "mala palabra", sin entrar en detalles.

Yo, ni tardo ni perezoso, me di a la tarea de hacer la pertinente aclaración apuntando la definición de "cucar"del Diccionario de la Real Academia y no solamente:

El verbo también acepta la forma "cuquear" (derivación onomatopéyica del sonido del pájaro Cu Cú, empleado desde antiguo a modo de señal para provocar a los compinches en determinada acción a actuar conforme a lo planeado). En efecto, siguiendo la Enciclopedia del Idioma de Martín Alonso y el Diccionario de Latinoamericanismos del Dr. Santamaría o distintos diccionarios de sinónimos como el de Miguel Doezis, se dan como acepciones para "cucar": azuzar, provocar, incitar, guiñar, instigar, impeler a un animal o persona humana para que actúe de determinada manera.

Alguien más agradeció la "corrección" y seguí (edito, actualizando y ampliando):

El breviario cultural tuvo a bien, sin ánimo petulante, ayudarnos a todos a seguir aprendiendo, algo que no dejamos de hacer todos los días en distintos ámbitos. Ayer no habías escuchado o leído "cucar", hoy tu bagaje, tu acervo (que no acerbo) en cuanto a léxico se ve ampliado por un vocablo nuevo, reconocimiento de la ortografía y ampliación de relaciones significativas y de uso. ¡Es lo rico de leer!

Después, con una pena que comprendo bien, mediante correo privado, mi amigo me solicitó no insistir en el tema y tras explicarme que en Venezuela popularmente se llama "cuca" a la vagina. Así hice (respetando su muro) y su identidad nacional, no sin ceder a la tentación de ampliar el breviario cultural con buen humor de este modo:
Gracias por enriquecer mi acervo. Jajaja... No seguiré, pero ¡qué te preocupas! Si tú no tienes cuca, no puedes cuquear, jajaja. Y menos mal que ninguno tenemos una tía a la que digan de cariño Cuca, ahí va Doña Cuca, jeejejejeje (muy común en México y en España y otros países hispanohablantes como diminutivo de Refugio (Cuca, Cuquita) como ella http://cucacooking.blogspot.mx/ o como nombre para alguna mascota (derivado de cucita, como se denomina en zoología a la perrita faldera. 
Por cierto, últimamente hay muchas cucas (abreviatura de cucaracha, el insecto, que también en el caló mexicano se refiere groseramente a la vagina) rondando mi casa, ¡hay plaga! (del insecto, ojalá hubiera de las otras, sería más entretenido y suculento).
Ahora me doy a la tarea de abundar, para enriquecimiento y solaz de todos aquellos interesados en ampliar su vocabulario, incluso de aquellos magistrados, ministros de la Suprema Corte de Justicia que ahora repiensan la posibilidad de revertir su sentencia penalizante de las palabras maricón, puñal, joto en tanto presumibles alusiones a la homosexualidad de una persona.

Hay también la persona cuca o cuco (la taimada y astuta, solapada, pilla, calculista que ante todo mira por su medro o comodidad), la que se pone cuca (arreglada en el vestir y la apariencia, coqueta). Cuca es una oruga o larva de cierta mariposa nocturna (muy aparte de esta aquí retratada, inspirada en aquella). Es otro nombre para el cuclillo, ave trepadora; ¡cuco! es la expresión empleada en un juego de naipes también conocido como "malcontento", para señalar que se tiene el rey y no trocar. Es otra manera de referirse al tahúr. En Andalucía se llama así al culero del niño, al calzón interior femenino, al oriundo de Almodóvar del Río. En Santander, España, es una acepción para la nuez. En Salamanca dícese del ganado vacuno que tiene los cuernos excesivamente cerrados. En Guadalajara, España, es otra forma de referir al coquero, culero, talega, lienzo que se pone atrás a los niños pequeños para que hagan sus necesidades. En México, la frase "hacer a uno cuco o cuca" es hacer burla de alguien. Cuco también es otra manera de llamar al coco o fantasma que se figura para meter miedo a los niños.

De lo anterior se derivan: cucología, que en Navarra es la cuquería, es decir la gramática parda, o sea la habilidad para conducirse en la vida y para salir a salvo o con ventaja de situaciones comprometidas. Cucón, en Navarra es la coca o coco o golpe que se da en la cabeza de otro con los nudillos de la mano cerrada.

Si en Venezuela cuca popularmente refiere a la vagina, miembro femenil, la cucona es, por contraste en Argentina el pene o miembro viril. Los cucos, en Rioja, son una especie de guisantes muy pequeños para pienso del ganado.

En fin, que no podemos andar por cada región penalizando palabras. ¡Como si pudiéramos encarcelar la lengua a punta de cucas (dicho sea esto sin albur)!

Y para rematar, qué tal imaginarnos a las palabras que vayamos penalizando por virtud de la inteligencia jurídica y el criterio de los magistrados y legisladores cómo pasarían el tiempo entre los barrotes del desuso y el olvido. Yo creo que el gran Cuco Sánchez, puede darnos buena idea.





LENGUAJE DOSIFICADO

Llevo un par de días mascando la noticia acerca de de que los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación buscan revertir la restricción del uso de las palabras maricón y puñal por considerarlos (en una primera oportunidad) ofensivas por homofóbicas. La andanada de críticas (entre las cuales sumo y he sumado las mías) no se hizo esperar y para ello muchos utilizamos el mismo lenguaje restringido para referirnos a los ministros como putos, jotos, maricones, puñales, floripondios, maricas, mariquitas (y recuerdo al gran comediante mexicano Jesús Martínez "Palillo") acobardados pulpos chupeteadores del erario nacional "jijos de su mal dormir", y todo para referirme o referirnos al hecho grosero por obtuso de acusar a las palabras de lo que jamás podrán ser culpables: la intención.

Es de sabios cambiar de opinión y parece que ahora eso es lo que sucede. Los señores ministros (en el plural incluyo a las mujeres; es innecesario jugar con la aborrecible y tediosa fórmula diplomática introducida por Vicente Fox y otros en afán de granjear a los géneros) están reconsiderando su decisión no sólo por injusta para un elemento fundamental de nuestra idiosincrasia y cultura (el lenguaje, la lengua, el idioma), sino por inoperante. Lo que debe castigarse o premiarse siempre es el propósito no el instrumento empleado. El crimen o la ofensa no los comete el "puñal", sino quien lo empuña con todas sus razones, ventajas y desventajas. A veces entre amigos decimos "no seas maricón (cobarde, timorato), lánzate a la conquista de la morra esa o a resolver tal problema" y el aludido no se da por vilipendiado.

Más y mejor harían los homosexuales (y no nada más) en esa muy merecida y loable lucha por ejercer y exigir sus derechos en también obligarse a engruesar su piel y no andar ahora sí que de chilletas maricones diciendo a diestra y siniestra "mírelo miorcó". En una sociedad igualitaria y democrática como la que propugnamos quien se lleva, se aguanta. O todos coludos o todos rabones. Si son tan hombrecitos o mujercitas para hacer valer lo que les corresponde, séanlo también para adaptarse y orientar el sentido de la adaptación de esta a veces agobiante sociedad injusta en su heterosexualidad.

Los ecos del silencio

Llevo muchos años escribiendo blogs. He atendido a muchas recomendaciones, muchas de ellas contradictorias: escriba breve, escriba claro, escriba de manera auténtica, sea original en la elección de los temas (como si pudieran inventarse el agua tibia y el hilo negro), y un largo etcétera.

He abordado varios temas, los que no domino, los que domino, varios enfoques, siempre en el afán de atraer lectores. Cuido las formas o las descuido con todo propósito y la verdad sigo sin tener claro, como con otros contenidos en las redes y los medios en general, qué hace que un contenido estalle en el gusto general. Cuando creo haber encontrado patrones que explican la popularidad, viene otro contenido que nada tiene que ver con esos patrones y ¡zas! se disemina como yedra (o si lo prefieres, hiedra) alocada.

Lo que más me confunde es la respuesta de los lectores, de los internautas en general (soy uno de ellos al fin y por más que me examino no doy en el clavo de qué me puede unir a la baraúnda). Los comentarios, que en las redes pueden estar a la orden del día, así sean para insultar, saludar, agradecer, opinar, en los blogs (sean personales o en las notas de algunos periódicos), brillan por su ausencia. Ya no se diga la interacción del auditorio cuando hay transmisiones de vídeo o radio en vivo. El comportamiento es muy similar a lo que ocurre en los medios tradicionales. Lo que de nuevo me hace dudar sobre el verdadero valor de las medidas de raiting existentes.

Ya cuando laboraba en radio lo ponía en tela de juicio al raiting. Pues hay varias mediciones: las llamadas en cabina, ahora los e-mails, los comentarios en chat, finalmente las estadísticas medidas mediante una muestra probabilística. ¿Y cómo medir la respuesta que haya su expresión en el silencio? Sabemos que atrás de la bocina o del cinescopio hay alguien escuchando, viendo, imaginando, pero no nos retroalimenta a los creadores de contenido con más que su favor (gratísimo) de atender lo que hacemos. ¿Cómo saber si lo que hacemos o decimos va en consonancia de los reales intereses de los públicos? ¿Cómo identificar cuando un "Me gusta" es por simple solidaridad y simpatía o si obedece a un tácito acuerdo o desacuerdo con lo que se expone gráfica o verbalmente en medios como estos?

Mis blogs tienen, por decir, veinte veces más textos que comentarios. Y cuando miro los datos estadísticos supuestamente son leídos hasta en lugares que yo ni hubiera imaginado. Pero solo recibo la retroalimentación del eco del silencio. ¿Quien calla otorga? ¿Qué otorga? 

DE SINSAJOS Y CHARLAJOS

Recientemente publiqué en Facebook algunos textos en que empleé una, para algunos, “palabreja”, de esas que, sin ser altisonantes, les parecen a las “buenas conciencias” malsonantes, ofensivas, impúdicas: verga. No abundaré más en ella, porque sola se abre paso en nuestras respectivas conciencias y digo esto sin ánimo de hacer albur o acaso retruécano.

Luego, cuando pensaba que a pesar de esos vocablos hay otros de uso no muy común que a los ignorantes les parecen tan ofensivos como aquellos, por significar una bofetada recordatorio de su falta de vocabulario, yo mismo me he topado con la pared de una nueva palabra, un verdadero invento como aquella ‘fulsfisférnica’ palabra que me inventé de adolescente para referirme a todo y nada. Una palabra como extraída de algún idioma alienígena como el verbo y el sustantivo ‘catafixiar’ y ‘catafixia’ provenientes según los comediantes mexicanos Germán Valdez “Tin-Tan”, Manuel “Loco” Valdez y Xavier López “Chabelo” del ‘maute’, supuesto idioma marciano hablado por el invisible y diminuto acompañante del “Loco”, “Colofox”.

La palabra a que me refiero es ‘sinsajo’ y presto investigué qué carajo (ojo a la cacofonía introducida a propósito) podría significar. Encontré que en el Diccionario de la Real Academia, como era de esperarse, ni huella. Lo más cercano: cintajo, como sinónimo despectivo de cinta. Luego, navegando por el universo de la internet me enteré de que el actor cubano-mexicano William Levy podría participar en la más reciente o última entrega de la saga Los juegos del hambre: Sinsajo. Abundando, en Wikipedia hallé que ‘Sinsajo’ (en inglés ‘Mockingjay’) es «una novela para jóvenes adultos ‘distópica’ de 2010 y es el tercer libro de la trilogía de Los juegos del hambre, de la autora Suzanne Collins. Después de Los juegos del hambre, publicado en 2008, y Los juegos del hambre: En llamas, publicado en 2009, este continúa con la historia de Katniss Everdeen. Es donde se compromete a liderar la rebelión contra el Capitolio en el país futurista de Panem. La serie fue inspirada en el mito griego de Teseo y el Minotauro y en los juegos de los gladiadores romanos. Los críticos han señalado que aborda temas como la lealtad, la guerra y la pobreza, además de cuestionar la realidad. La novela y el audiolibro fueron publicados el 24 de agosto de 2010, mientras que el libro electrónico fue publicado seis días antes, el 18 de agosto. Sinsajo vendió 450,000 copias en la primera semana de lanzamiento, superando las expectativas de la editorial Scholastic. Recibió una reacción positiva por parte de los críticos en general» [“Sinsajo”. (2013, 9 de junio). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 01:55, junio 27, 2013 desde http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Sinsajo&oldid=67575327].


El tema base, por lo que veo, conecta esta saga con la que personalmente he venido escribiendo desde octubre de 2011 intitulada Laberinto Bestial y de la que sólo he autopublicado mediante Lulu.com y Bubok.com el volumen Laberinto Bestial I. Semillero de Indicios y del que, por contraste, sólo he vendido la exorbitante cantidad de dos libros por causa de no contar con los medios para contratar los servicios de distribución y promoción, o un agente literario o el apoyo de una editorial establecida y, en cambio, en su formato electrónico ha sido descargada gratuitamente 280 veces (que si se tradujeran en ventas ya me habrían significado una ganancia aproximada de $128,128 pesos mexicanos). Gajes de ser autor independiente y editor novel.

También ha llamado mi atención otra coincidencia aparente entre el concepto de esta novela y parte de mi trabajo literario reciente, y lo digo a partir de la definición que da la misma fuente citada:

Cenzontle
«La palabra ‘sinsajo’ no existe en castellano. Se trata de un neologismo creado para traducir el neologismo inglés ‘mockingjay’. Existen en inglés los términos mockingbird y Eurasian jay. El mockingbird es el: Mimus polyglottos conocido como sinsonte o cenzontle [nombre nahua, nota mía]. El sinsonte es un ave paseriforme nativa de América del Norte. Los ejemplares adultos son grises por la parte superior del cuerpo, con ojos de un amarillo pálido y pico negro. La cola es de color oscuro con los bordes blancos, y las patas largas y negras. Las alas muestran finas líneas blancas, y durante el vuelo dejan ver manchas, también blancas, en las alas y dos franjas blancas longitudinales en la cola. Se caracterizan por imitar sonidos de otros animales. El Eurasian jay es el: Garrulus glandarius conocido como arrendajo o gayo, otra especie de ave paseriforme de la familia de los córvidos. Es un ave muy ruidosa, con un reclamo muy característico, fácil de ver. Se mueve en pequeños grupos familiares, aunque se agrupa más en primavera. Es un ave muy abundante, sin problemas generales de población y que de hecho en los últimos tiempos ha aumentado, como el resto de los córvidos.
Arrendajo

»De la combinación de los nombres sinsonte y arrendajo los traductores formaron el nuevo nombre ‘sinsajo’, con las mismas raíces que ‘mockingjay’. El sinsonte posee la característica de imitar sonidos de otros animales o incluso máquinas, mientras que el arrendajo es de mayor tamaño y de sonido estridente.

»Aunque en Los juegos del hambre se especifica claramente que el ‘sinsajo’ surge de la combinación de los charlajos, una especie creada por el Capitolio durante los “días oscuros” para espiar a los rebeldes que tenían la capacidad de memorizar y reproducir una conversación humana completa, cuando los rebeldes lo descubrieron los utilizaron en contra del Capitolio enviando información falsa; así, el Capitolio “se deshizo de ellos” liberándolos y estos se reprodujeron con las hembras sinsontes y de ahí surgieron los ‘sinsajos’».

Siguiendo mi búsqueda en el afán de restar ambigüedad al término, y dejando aparte el interesante neologismo adicional de ‘charlajo’ que, dada la descripción de la novela supongo que permite asociar los personajes con los loros, hallé un afiche que describe (ignoro si es un extracto de la novela): «¿Qué es un ‘sinsajo’? ‘Sinsajo’ […] no es una simple palabra. Es aquella persona que te hace ver más allá de una ventana. Un protector, un guía, algo más que increíble… Alguien que sabe lo que mereces y no deja que se te utilice. [… Una] persona que sabe más de mí que cualquiera […,] que [yo] no sería capaz de olvidarla aunque ella lo pretendiera […]». Y esta descripción me conectó, en cierta forma platónica, con el trasfondo de mi personaje de la “Señora X”, porque mi versión de Ariadna no se entiende sin su ‘sinsajo’ que es mi versión de Teseo. Abandonada en la isla Naxos, a la deriva en sus pensamientos, recuerdos, rencores, dudas, mi “Señora X” ama y odia, trata de olvidar al hombre que ama pero, entre más lo intenta, más se hunde la presente ausencia de su amado en su ánimo, ocasionando que lo añore horrores. Y viceversa, Konstantinos, mi versión de Teseo, es nada sin esa mujer “X”, ‘sinsajo’ en la que vertió toda su historia, su inocencia, su madura inmadurez, todos sus anhelos y esperanzas, y de ahí que su aventura épica consista en hallarla aun en el infierno si es necesario.

El paralelismo aparente, sin que yo lo pretendiera, estriba en el empleo del mito de Teseo y el Minotauro, pero Suzanne Collins invierte los términos, colocando en el personaje de Teseo a una mujer, Katniss Everdeen y en el papel de Ariadna a un varón, Peeta Mellark. La autora comienza su historia luego de la “desaparición” del equivalente de Ariadna, mientras yo retomo desde los antecedentes del mismo Teseo y la historia griega preolímpica. Mi “Señora X”, correspondiente con Ariadna, en mi novela tiene varias identidades aunque la central es Mármara Afrodakis, y no pierde la memoria ni es torturada como Peeta. El equivalente en Collins del Minotauro, muere, mientras en mi novela, anclando el personaje en una versión del mito griego, no. La historia de amor para Collins deriva en la progenie de dos hijos, mientras en mi caso deja en suspenso, en el primer tomo, la probable muerte de Teseo o su alter ego Konstantinos Mirídakis. La diferencia fundamental entre ambas sagas es que la de Collins ocurre en una antiutopía de una sociedad polarizada, mientras la mía ocurre en un mundo aparentemente dominado por la ciencia.

Decires empolvados

Hace unos días, una amistad me hizo un señalamiento respecto de mi forma de expresión. Utilicé una palabra bastante coloquial, "chorcha" que, a juicio suyo, era más empleada por las abuelas que por nuestra generación de casi medio siglo y cuantimás de las menores. "Tu hablar suena viejo". No lo dijo así, pero lo dio a entender.

Las palabras existen para ser usadas. La razón por que caen en desuso no es un asunto de moda, aunque así se piense que es. El desuso viene como consecuencia de la reducción del léxico, o sea del vocabulario heredado y adoptado por el hablante, como también por el recambio, es decir, el rescate de palabras dejadas en el olvido para decirlas con nuevas pronunciaciones y hasta nuevos significados. Tiene que ver más con las circunstancias culturales que con el gusto individual. Dicha resta viene de una doble elección: herencias culturales o individuales aparte, uno escoge las palabras que más le acomodan a su entendimiento, gusto o costumbre y al del círculo social en que se desenvuelve y su nivel de conocimiento y utilidad prácticos; uno elige el grado de ignorancia, es decir, uno elige ignorar lo que le incomoda o aisla.

De esta doble elección deriva la selección del público, de la gente con quien uno puede tener o dejar de tener contacto.

Tener uno más o menos palabras en el haber lingüístico personal no le hace a uno mejor ni peor que el resto de los hombres, aunque sí dota de una más amplia y variada gama de “armas” para argumentar el diálogo alrededor de lo que uno cree, descubre, inventa, es. No obstante, la creencia parece ser la contraria.

Si, por una parte la abundancia de palabras en nuestro idioma castellano, aunada a su historia y ,derivada de la misma, la riqueza y complejidad de sus estructuras gramaticales y de construcción lo hace uno de los lenguajes más deliciosos y arduos de aprender, por otro lado el desdén que los hispanohablantes tenemos por nuestra misma lengua nos vuelve unos ingratos con nuestra naturaleza y mina y menoscaba  nuestras posibilidades y capacidades expresivas.
El comunicador cuidadoso... Aún más, el hablante cortés y perspicaz procura una de dos opciones: expresar su sentir y su pensamiento de forma tal que sea asequible para cualquiera, o hacerlo de tal manera que sólo unos cuantos comprendan su decir.

Examina los párrafos que llevamos arriba, amigo lector. Estoy seguro que varias palabras no forman, o eso crees, parte de tu vocabulario. Digo, “eso crees” porque en realidad ahí están, en tu ADN cultural, latentes en las páginas de la enciclopedia guardada en tu memoria gracias a una larga evolución y a una, no por menos larga menos importante, civilización. Almacenadas a la espera de que las despiertes de su letargo por medio del simple acto de decirlas o leerlas.
Vuelve a esos párrafos y copia o subraya esas palabras. Quizá subrayaste entre ellas la palabra “chorcha” que detonó este artículo. Te pregunto, si la hubiera sustituido por una palabra más “usual” como “barullo” o por la frase “un conjunto de gente divertida”, o por “relajo” o “desmadre”, ¿te habría sido más cercano el significado del texto? Es muy posible, pero entonces yo te habría limitado la posibilidad de asimilar y, por qué no, aprender y aprehender juntos una palabra nueva capaz de enriquecer el acervo (que no acerbo) de recursos lingüísticos con  que podrías expresarte en el futuro inmediato, aún más que el mediato. Ponerte incluso un ejemplo ante propios y extraños, como a veces nos parecen las jóvenes generaciones, ya en la academia, ya en la propia casa. Habría limitado la posibilidad de existencia de una manera de “pintar” un comportamiento, un objeto, un concepto, un sentimiento, una situación, hasta una manera de entender la existencia.

Sí, somos lo que somos en buena medida por el diccionario que empleamos. Hay quienes usan la Biblia o la Constitución como fuente de ideas o para corregir lo elemental; hay quienes se basan fundamentalmente en los carteles publicitarios, en lo impreso en los periódicos y revistas para algo más que formar opinión y hay quienes, más modernos o posmodernos, se atrincheran en la información que circula por redes sociales, sitios web o simplemente en lo que dice la gente.

¡CONDONES COSQUILLUDOS!

En las semanas recientes se ha publicado en la televisión mexicana un anuncio bastante... No quiero caer en adjetivaciones que mermen la seriedad de los artículos que suelo escribir, pero seguramente más de uno de nuestros estimados lectores encontrará el calificativo más ad hoc luego del presente examen.
El anuncio publicitario promueve la línea de condones M Force y si bien en términos generales no aporta nada nuevo a la forma de publicitar estos productos, su promesa básica sí que es original, pero no por creativa sino por adolecer de creatividad.
Creatividad no sólo significa hacer cosas "locas", novedosas, fuera de lo común... La creatividad primordialmente es un conjunto de estrategias que varía de individuo a individuo, de organización a organización y cuya finalidad es la resolución de un problema mediante la vía más efectiva y eficiente, aun si esto supone salir de los caminos de la ortodoxia. Ahora, incluso salir de los caminos del "sentido común" implica conocimiento de causa. No es válido actuar por impulso ignorante al momento de solucionar un problema.
Crear una frase "pegadora", contundente pues, en publicidad es un problema. No basta con juntar palabras más o menos llamativas o próximas a la idea para provocar la intención de compra en el consumidor. Cada palabra, cada imagen, cada signo de puntuación o cualesquiera otros elementos expresivos deben ser ponderados al elegirlos para construir el discurso publicitario.
En el anuncio mencionado la frase central dice:
Condones M Force texturizados;
igual de seguros, pero cosquilludos

Es claro que aquí he hecho un poco de corrección de estilo al incluir los signos de puntuación, pues en el original el redactor o el diseñador (hay diseñadores que se las dan de redactores y viceversa) los omitió olímpicamente. No obstante, ¿qué hace más ruido? ¿Alguna vez ha visto usted un condón riéndose o estremeciéndose a consecuencia de las cosquillas que desatan el tacto lingual o el digital, o el roce de la ropa o de la piel?
Si usted lo ha visto, entonces ¡corra a alguna institución dedicada a la investigación de lo sobrenatural y repórtelo de inmediato! Ese condón, quizá no es un condón sino un ser de otro mundo, muy susceptible.
Susceptible: sinónimo de cosquilloso, sensible, quisquilloso, puntilloso, minucioso, detallista, chinchorrero, meticuloso, cascarrabias, chinche, delicado, molesto, fastidioso, cosquilludo.
Si muchos publicistas y periodistas colegas míos, aquí y allá tuvieran a bien ceder a la curiosidad o el trabajo de abrir diccionarios, manuales de etimologías y similares antes de escribir, no dirían barbaridades.
La clave está en el sufijo "-udo", es decir la terminación de la palabra. Ese sufijo de origen latino (forma original: "-tudo"; castellanizado: "-udo", "-oso") es una partícula (morfema derivativo o desinencia dirán los lingüistas y semióticos) que convierte el sustantivo "cosquilla" en un adjetivo derivado a partir de una cualidad asociada al objeto. Es decir, una cosa que tiene cosquilla, concomio, hormigueo, escalofrío, picor, picazón, estremecimiento es cosquilluda. De igual modo, una cosa que tiene cornamenta es cornuda.
Desde este punto de vista uno se pregunta qué clase de producto es un condón que tiene picor. ¿Acaso uno al que se le ha untado jugo de chile (dicho sin doble sentido)? Yo no quisiera ser la vagina de una mujer expuesta a semejante producto.
Pero, seamos condescendientes, como suele ocurrir con el consumidor siempre noble y más inteligente por lo general de lo que piensa el publicista promedio, y deduzcamos que el autor de semejante frase, a partir del resumen del fabricante acerca de las cualidades y efectos esperados quiso decir o proponer a la imaginación general, la idea de un condón que por obra y gracia de la textura con que está hecho suscita hormigueo en la anatomía femenina, propiciando un placer más aguzado; lo que envuelve a dicho condón en un concepto más incitante que al resto de los existentes en el mercado. Bien, concedamos al error la gracia del sobreentendimiento. No deja de ser un error y, no por gramatical, despreciable. Quizá hubiera sido mejor usar otro sufijo para señalar que el producto es un agente productor de estremecimiento en la mujer.
Retomemos la idea y redactémosla de otras formas más precisas, correctas y contundentes, respetando las cualidades que se quieren destacar, es decir la seguridad del artículo profiláctico y la efectividad en la generación de cosquillas. Opciones hay muchas como se verá.
Condón M Force texturizado:
seguramente estremecedor

Condón M Force texturizado.
Seguro la estremeces

Estremécela seguro con M Force texturizado

¡Ni cosquillas! Con M Force texturizado ¡seguro!

¿Cosquilluda? M Force texturizado seguro la sensibiliza

¡Sensible! M Force seguro y hace cosquillas
Unas son frases muy directas, hasta simplistas, otras apelan al juego de los sentidos. Ahí les dejamos estas aportaciones de tarea. Si el anunciante se interesa, recuerde que existe VETA Creativa, puede recurrir a nosotros para obtener cuidado en sus mensajes. O si simplemente usted amigo lector, publicista, periodista o no, quiere que examinemos críticamente algún anuncio o lo corrijamos, háganoslo llegar; felices lo haremos y juntos habremos de divertirnos.

CHIDO ONE

Una amistad en Facebook me hizo una observación en un comentario luego de que yo empleara el vocablo "Nop" para responder a un apunte suyo. Dijo como un extrañamiento: "una persona culta no las usa".

Bien, ahora aquí respondo que todo lo contrario, una persona culta cuenta con una variedad suficiente de léxico no sólo en su idioma, sino de los extranjerismos que forman en un momento parte de la expresión. Si fuera lo contrario, Rubén Darío no habría creado el modernismo que tuvo como principal característica el cosmopolitismo en la expresión, tomando del inglés, el francés y el alemán todo lo necesario para complementar su poesía, ni Ezra Pound habría escrito sus maravillosos poemas con frases extraídas del chino y escritas en chino, ni... En fin, hay tantos ejemplos, incluso del empleo de dialectos como el nahua, el maya. La cultura implica ampliación de horizontes, no reduccionismo especialista. Así, digo yep a la libertad expresiva y niet al puritanismo lingüístico. Como siempre digo, para romper las normas, hay que conocerlas primero. Y como el lenguaje es dinámico...

Un ejemplo de nuestro propio idioma: hoy muchas personas emplean el mexicanismo "chido", barbarismo surgido en los años ochenta como una deformación del más antiguo "chilo" que decían los abuelos y tatarabuelos (generalmente en el argot más populachero). Este probablemente se derivó de algún pochismo introducido o por los pachucos en los años cuarenta o por la moda “Inn” característica de los jóvenes de “La Ola” en la segunda mitad de los cincuentas y los sesentas; quizá del inglés “chill” verbo con el significado de estremecerse por alegría o entusiasmo que al forzarse en su conjugación al español daría: “¡Caray, esta morra chila (estremece)!”, por ejemplo. Al castellanizarse pasó a chila, chilo, aplicando la ley etimológica del sonido Yod, se transformó en el actual “chido”, “chida”. Otro posible origen, en la misma idea, es que puede derivar del slang inglés “shill” (cómplice del embustero, fulero, fullero o fanfarrón). La primera partiría de un verbo “chill” (estremecer), mientras que la segunda lo haría de un sustantivo. La deformación por uso sería la misma, aunque el uso distinto, la frase de ejemplo podría ser: “¡Caray, chila morra!” (muchacha cómplice del hablante o un tercero).

INCORREGIBLE ENRAIZA EN EL HUMOR

Recientemente he leído un artículo debido a la pluma del escritor mexicano Antonio Andrade. El artículo se intitula México con M de Mateo. Ha llamado mi atención, además de su contenido en general, un juego de palabras que emplea y que me motivan al análisis sin más afán que el de pulir el uso adecuado de nuestro hermoso idioma castellano, no desde una perspectiva purista pero tampoco desde un enfoque permisivo.

En un fragmento del texto el autor apunta:

Atrincherado desde mi teclado, esta noche apelo a mi derecho ciudadano de exigirle a todo aquel que se presuma funcionario público, -burócratas de baratillo, perrada partidista, políticos hechos y cuasi derechos, candidatos, pre-candidatos y anexas- que le baje YA de morrales a sus acostumbrados procederes cotidianos, porque no es posible que a placeres y sabiendas, continúen teniendo así a nuestra nación.

Y este bajarle de hojaldre a sus costumbres que hoy les exijo no responde a un bellaco capricho literario y mucho menos a un lapsus chilangus incorregíbilus, responde simple y llanamente a que México –ese que se disponen a continuar ordeñando-, a partir de esta tarde es la nación de mi Mateo.

Aportaciones al calce, no con ganas de enchinchar sino más bien para el breviario cultural y a modo de corrección de estilo. Donde dice "incorregíbilus" debería decir "incorregívolo". Explico.

Incorregible es adjetivo, las normas etimológicas (no gramaticales) de derivación de vocablos establecen que para formar adjetivos de adjetivos es necesario anejar los sufijos correspondientes. En este caso, incorregible + -ulus (lat.), con significado de cualidad de, y que pasa al castellano como -volo, ejemplo, "malévolo" (cualidad de malvado). Los sufijos latinos -ilis (relación, conformidad, semejanza) y -bilis (capacidad, posibilidad) tienen la función de formar adjetivos pero a partir de verbos, así es un desatino construir incorregibili en tanto acto semejante a incorregir o con capacidad de incorregir. Por lo tanto, lo preferible sería incorregívolo o "incorregíbulus" para señalar la cualidad de incorregible, esto conforme al contexto de la línea y el párrafo. El uso correcto de una derivación así no afecta la intencionalidad de divertimento y ocurrencia que pretende el autor con la frase "lapsus chilangus incorregíbulus" (como si fuera una descripción tomada de "El Correcaminos".


La segunda nota... Más adelante del mismo artículo, donde dice "ansían enraizarse a esta patria" debería decir "en esta patria", toda vez que la preposición "a" denota dirección mientras la preposición "en" indica ubicación. Así, los árboles enraizan en tierra fértil y las personas echan raíces en un sitio donde morar. Los árboles no echan raíces como si las aventaran hacia algún lado o dirección, ni los seres humanos tiran raíces a menos que sea a modo de desperdicios, por ejemplo. Claro que nuestro idioma es tan rico y dinámico que cuando uno pasa del juego de las denotaciones al de las connotaciones, casi todo puede ser posible.

LA PRIMERA VÍCTIMA: LA VERDAD

Cada vez es más preocupante e interesante el papel que los medios de comunicación juegan en el desarrollo de las guerras de todo tipo, lo mismo las militares que las comerciales. El reportaje mostrado enseguida habla por sí mismo y la mejor síntesis está en su afirmación, verdad de Perogrullo: "No siempre todo lo que aparece en la pantalla es real".


La creación de una realidad paralela incide de manera muchas veces pervertida en la construcción del significado. La publicidad y la prensa al servicio de los intereses creados no tienen la culpa, tampoco lo mostrado es razón suficiente para tachar de mezquino al mensajero. No obstante, la forma como quienes laboramos en los medios podemos hacer de lo real algo virtual y viceversa, dar carácter de aparente a lo evidente, debería mover a más de un espectador a dudar no sólo de lo que escucha y ve, sino de los fundamentos mismos detrás de lo que cree.

Ya lo apuntaba Sir Francis Bacon: "Si comienza uno con certezas, terminará con dudas; mas si se acepta empezar con dudas, llegará a terminar con certezas".

Encuentra los errores

Enseguida te proporcionamos un conjunto de imágenes de un promocional. Anuncia un juego interactivo e invita a participar en el mismo. El juego se desarrollará, tras una "selección" de jugadores, dentro de la conocida red social y juego virtual Second Life. El anuncio, conformado por una página web completa, aparece en el momento cuando el usuario o internauta hace clic en el respectivo banner incluido en la sección de anuncios de Facebook. Para no variar, vaya más que como entretenimiento, el reto de encontrar los errores en el empleo del lenguaje textual (principalmente) por parte del grupo de creadores (diseñador, publicista, etc.) de dicho anuncio. Ya te hemos dado una ayudadita. Si necesitas ver mejor las imágenes, sólo haz clic en cada cual para ampliarla.



¡Ave!, Fénix

Por Santoñito Anacoreta


En términos generales, por ser el periodismo una actividad eminentemente surgida del hombre, se entiende como una sujeta a su voluntad. Así, el periodismo ciento por ciento objetivo resulta una falacia.
El periodismo es en esencia subjetivo, toda vez que implica el reporte de hechos y dichos que efectúa un individuo desde su literal punto de vista y perspectiva de los acontecimientos y sucesos cotidianos. Ello no obsta, sin embargo, para evidenciar la obligación contractual y de método que el periodista tiene para con la sociedad de describir y narrar los hechos tal y como los atestigua, haciendo nota y evitando en lo posible cualquier sesgo adjetivo, salvo para señalar, que no necesariamente denunciar, los factores de valor que descubre o supone, en su opinión personal, como nocivos o benéficos para la comunidad a la que se debe.
Pero las cosas cambian cuando el periodista o comunicador incursiona en la aventura, siempre retadora, de aglutinar la imagen y el parecer de un grupo específico de personas, ya sea como vocero de una organización, una empresa o institución. En esos casos, el comunicador, empleado para satisfacer ciertos intereses, renuncia cabalmente a la mínima conducta objetiva para ubicarse absorbido y asumiendo una filosofía, una misión, unos valores, propósitos y objetivos concretos muy específicos. Los principios y reglas aplicables no son los mismos aunque lo parezcan, se reportan los hechos y los dichos, pero sobre todo los más convenientes y que generan los interesados como fuente primordial y exclusiva; cualquier dato contrario se descarta por impropio.

Por razones como las anteriores, este blog desde hoy se deslinda de la causa que lo vio nacer y a la que sirvió como vocero por propia voluntad durante más de un año, desde noviembre de 2009.
En opinión del autor, vecino del fraccionamiento La Florida, habitante por más de 40 años de la zona metropolitana del Estado de México, las diferencias individuales que han abonado a la división, suspicacia, resquemores, inconformidad, desidia de parte de la comunidad, nada tiene que ver con la labor que vino desempeñando a lo largo del tiempo, así en su calidad de vecino como en su condición de profesional de la comunicación con más de 20 años de ejercicio.
Para el autor, vale más el conjunto de los intereses de los vecinos, que las parcelas de poder y satisfacción personal de unos cuantos que, al amparo de una asociación solicitada acremente por la comunidad, si bien han conseguido logros y beneficios para la misma, no han sabido disociar lo personal de lo fundamental.
Mientras este espacio ostentó el nombre emblemático de "Defiende La Florida... Comunicando", se procuró continuar con la noble labor de servir de nexo con otras comunidades circunvecinas a través de distintos medios, especialmente el electrónico; servir de voz unificadora e integradora que expresara las necesidades y problemas que aquejan a La Florida, pero no únicamente.
Con una visión lo más objetiva y abarcadora posible, siendo un medio "prestado" para servir como medio organizacional, se publicaron aquí notas, comentarios, artículos, en la medida que fluía la información, sin detener la maquinaria para discriminar las fuentes sólo por implicar animadversiones personales de tal o cual actor gubernamental o privado.
Nuevos derroteros
Abierto siempre tanto al flujo de los hechos y dichos, como al de la crítica y la autocrítica, a aceptar aportaciones variopintas de terceros, ha estado a la disposición no solamente de la asociación Defiende a La Florida A.C. (de la cual el autor funge como consejero suplente, aunque se le quiera borrar de un plumazo en desconocimiento de los estatutos), sino de la comunidad en general, incluidas las autoridades oficiales así como las auxiliares.
La Florida, Echevagary, Boulevares, Arboledas, Valle Dorado, Satélite, Ecatepec, Cuautitlán y, en fín, el Estado de México en su conjunto es más importante, por ser mi casa, tu casa, nuestra casa, que dos o tres mentalidades.
Por lo que al autor toca, continuará escribiendo desde su ermita cosas como esta y, en total independencia y ejercicio de sus derechos, pensando en su gente, en la gente, en su calle, en Las Torres de Satélite, el Parque Naucalli y todo cuanto le rodea.
Gracias a los lectores que confiaron y nos han distinguido con su deferencia dentro y fuera de las fronteras de México, este medio ahora evoluciona con aspiraciones de otra altura en el servicio. Nace Indicios Metropolitanos, sección de la revista electrónica Indicios Magazín-e y cuyo objetivo será, en la medida de las posibilidades y recursos, continuar la labor, la palabra empeñada pero con mayor libertad.
Como de costumbre, este espacio se alimenta de lo que tus ojos ven. Comparte tus experiencias, informa, comenta, critica.
Se descorre el telón, comienza el segundo acto.

Rumor de teclas

The Typewriter es una pieza corta compuesta en 1950 por el compositor estadounidense Leroy Anderson, en el ánimo de la producción de obras para el consumo mayoritario que implicaba el nacimiento del nuevo medio: la televisión.
Una época, junto con los 60s, de abierta experimentación con los sonidos y, en general, con las formas en todas las artes con ejemplos como Stockhaussen, Andy Warhol, por mencionar solo dos de un cúmulo de artistas de todo el mundoy todas las manifestaciones que dieron un nuevo impulso y, en mi opinión humilde y de expertos en la materia, quizá el último de gran valía al arte de las vanguardias que lograrían sostener su ritmo de producción e innovación hasta mediados de los 80s, cuando comenzó a reflexionarse muy seriamente sobre la idea de "la muerte del arte" y el "fin de las vanguardias", toda vez que de entonces a la fecha sólo atestiguamos una serie de repeticiones sobre lo mismo, con muy pocos elementos novedosos generalmente aportados por las nuevas tecnologías en constante y efímera evolución.
Por otra parte, es una especie de "homenaje" a un invento que revolucionó las formas de comunicación, democratizando el poder de la imprenta, llevándolo al hogar, a la escuela y la oficina, haciendo popular la herencia de Gütenberg. Quienes hemos tenido la fortuna de escribir con esos aparatos, aun cuando nos fascina la modernidad, ese sonido, esa textura del papel en el rodillo, la dureza o suavidad del flexible movimiento de las teclas nos conectaba como nunca con el sonido mismo de la palabra escrita. Escribir directamente sobre la máquina era respirar cada sílaba, imprimir el ritmo de cada palpitación de las ideas fluyendo desde el cerebro hacia las puntas de los dedos; lo más similar a empuñar la pluma para cortar el viento, para enfrentar la injusticia, para seducir a la prenda del deseo. Por eso aún guardo mis máquinas, poque si hubiere un Armagedón, su nobleza y durabilidad permitiría dar cuenta del fin de una era y el comienzo de otra. Sí, añoro la campanilla que anuncia el final y el principio, suerte de profecía del silencio en diálogo con la memoria.

Medios digitales y Lenguaje, un apunte

Sin afán de polemizar y a sabiendas de que en esta red hay muchos de mis estudiantes a lo largo de más de 20 años de docencia diré: Ser práctico no debe estar peleado con la corrección. Nadie es perfecto, eso se entiende, pero al mencionar yo lo de los pretextos señalo algo cierto desde que siempre hemos tenido alguno para justificar nuestro proceder con el lenguaje, con nuestra rica y preciosa lengua materna.
No soy purista, y muchos de mis alumnos lo saben. Hace muchos años no se acentuaban las mayúsculas a despecho de la regla con la justificación de que las máquinas de escribir no imprimían el acento por basarse en teclados de sistema americano. Vinieron las máquinas electrónicas, con posibilidad de configuración de teclados entre idiomas, pero el pretexto siguió siendo el mismo. Luego, la computadora, más poderosa y flexible, el pretexto el mismo. Más recientemente el chat, el SMS, y todo esto de ahora.
El asunto, me parece como comunicólogo, es más serio y fascinante. El pretexto de ser práctico en una comunicación asaz veloz "k obliga =o a decir 1 x 2 y ""te... convierte el fenómeno comunicativo en una suerte de regresión alfabética a los tiempos muy remotos de los ideogramas y los pictogramas, nada más que con piedras Roseta con patas, que son nuestros jóvenes y a los que constantemente hemos de consultar para entender someramente el código detrás de su expresión.
Esto no es ni bueno ni malo, refleja la creación de nuevas formas expresivas. El problema se da, y ahí si es serio, cuando la traducción de un formato y un soporte tecnológico a otro se comete el error de deslizar las mismas expresiones a despecho de los usuarios y lectores, cayendo en faltas ortográficas y gramaticales propias del sustento de cada formato.
Este mismo rollo de ahora, para muchos jóvenes (y no nada más) puede parecer mareador, por largo, explicativo y descriptivo; fuera de lugar tratándose de una "nueva tecnología". Mi gramática aquí no es la propia de un SMS, ni de un telegrama (antecedente más directo), pero si escribiera todo esto con el código y galimatías de un SMS (que no llega a jerga), mi decir y lo que los lectores pudieren captar sería tanto más o menos complicado como las normas no escritas empleadas por los jóvenes dentro de su pequeño círculo de comunicación. Las claves empleadas por un grupo u otro no son iguales aún cuando haya elementos de similitud.
¡Qué bueno que haya evolución! La comunicación es un fenómeno vivo, pero entre el deber hacer, el poder hacer y el querer hacer ha de existir un equilibrio. Y si se cometen errores no hay como aceptar el fallo y tratar de enmendarlo. Los tiempos inquisitoriales de "la letra con sangre entra" ya pasaron. Yo yerro, tú yerras, él/ella yerra... Ninguno somos perfectos, y poco se gana cuando se toma a lo personal o un justificante se convierte en el condescendiente argumento "políticamente correcto".

PULITZER PARA DIGITALES


Los periodistas digitales ya pueden optar a los afamados Premios Pulitzer. A partir de ahora los trabajos publicados únicamente en medios on-line y que se presenten al certamen serán tomados en cuenta del mismo modo que los difundidos por medios impresos.
El Pulizter está considerado como el galardón más prestigioso al que puede optar un periodista y a partir de ahora los medios digitales y demás informativos que publiquen exclusivamente en la red podrán concursar en las catorce nominaciones de estos premios que preside la Universidad de Columbia.
El organizador de los Pulitzer, Sig Gissler, ha asegurado que "este es un paso importante hacia adelante, en un contexto en el que el periodismo on-line crece a velocidad trepidante".
Los premios empezaron a aceptar trabajos de las versiones digitales de algunos periódicos en 2006, pero no ha sido hasta ahora cuando por fin han abierto el paso a los medios que carecen de una versión de papel a las mismas categorías a las que optan el resto de los periódicos, aunque con algunas salvedades.
Las páginas web deberán actualizarse al menos una vez a la semana y deberán estar principalmente ocupadas en el desarrollo de noticias y reportajes propios, así como informar sobre la actualidad y las historias del día a día. Los medios que funcionen principalmente como agregadores de noticias con comentarios no serán elegidos, algo que según Gissler se examinará caso por caso. Los trabajos procedentes de revistas, televisiones o las páginas web de éstas seguirán estando excluidos de estos premios.
Joseph Pulitzer, que da nombre a los premios, fue un editor húngaro que compró la cabecera del New York World a finales del siglo XIX, un momento en el que el periódico estaba perdiendo dinero a espuertas. Giró el volante del rotativo hacia las historias humanas, sensacionalistas e impactantes convirtiendo su periódico en el de mayor difusión estadounidense del momento. Se le considera uno de los creadores de la llamada prensa amarilla y el principal precursor de la escuela periodística.
(Fuente: Boletín DirCom de Periodista Digital)

ORTOGRAFÍA PUBLICITARIA


Cuando no es al periodismo, generalmente es a la publicidad, o de plano siempre se echa la culpa al habla cotidiana sino a la desidia o la ignorancia; como sea y por la causa que sea, los adefesios lingüísticos siempre están a la orden del día. Incluso algunos de ellos han adquirido tal fuerza con el tiempo, que la gente jura y perjura que obedecen a reglas gramaticales bien determinadas.
Es el caso de este anuncio volante de un trabajador mexicano especialista en la colocación de puertas y ventanas de aluminio. Ofrece sus servicios de casa en casa del modo como seguramente hemos visto en más de uno de nuestros países hispanohablantes.
Destacan: la zeta con que escribe la palabra "riesgos", y el cierre de la frase con repetidos signos de admiración cuya apertura jamás se dio; además de otras "minucias" como acentos ausentes o errores de lógica y puntuación.