La cabeza de Medusa (1a. parte)

marzo 16, 2015 Santoñito Anacoreta 0 Comments

LA "INGENUIDAD" DE CARMEN ARISTEGUI​ ha derivado (como lo demuestran otras relaciones laborales suyas en el pasado) en la soberbia.

Tarde o temprano la vida le iba a dar una fuerte lección, ya llevaba varias. Sigue sin entender  y elevando el discurso por las nubes de lo insostenible. Los errores se pagan de una u otra manera. Ella podría seguir en el aire. Las "bajas" en esa su "batalla por la libertad de expresión" se habrían limitado, en este caso a dos colegas despedidos, una vulgar batalla laboral, que a final de cuentas no es la gran cosa ni el final de la existencia (si lo sabré de sobra). Daniel Lizárraga e Irving Huerta no han muerto, como otros periodistas que sí han sido verdaderas víctimas de la intolerancia, la corrupción y de los "poderes fácticos" (frase muy socorrida por Carmen y más de un izquierdoso). Pero tomó el equivocado camino de la solidaridad necia, en vez de uno más astuto y conciliador de la reparación del daño. Tan fácil habría sido y es reconocer el yerro, solicitar a MéxicoLeaks​ la eliminación de la marca MVS y dejar solamente Aristegui Noticias o negociar con MVS los pros y contras de que se ligue al medio con dicho nuevo esfuerzo noticioso por lo demás muy plausible y al cual personalmente me sumo. Pero no se vale actuar sin la consulta previa a quien hace posible el trabajo cotidiano. Es, lo dice el dicho, morder la mano de quien da de comer.

Carmen es una periodista independiente como muchos de nosotros y a eso tiene todo el derecho: ejercer la profesión en entera libertad y esto significa con todas las responsabilidades que atañen. Al trabajar para una empresa que además es quien contrata al equipo con quien ella labora tiene que acatar las reglas internas o exponer por las vías conducentes a sus patrones y con detalle aquellas normas con las que no concuerda y entonces, aclarado el tema, decidir mutua o unilateralmente la pertinencia de continuar colaborando. No es accionista, no es dueña del espacio ni de la infraestructura, solamente colabora, aun ostentando el cargo de "Directora de contenidos" del espacio en cuestión. Su calidad no es lo que se discute, solo el grado con que ella y/o los que conformaban el equipo de MVS Noticias se tomaron atribuciones indebidas. Si ella fuera la patrona, ¿cómo reaccionaría en un caso semejante?

A diferencia de otras ocasiones, esta vez no puedo estar de acuerdo con el actuar de Carmen, aun cuando en esencia comparto su espíritu y la respeto como profesional. Se la extrañará definitivamente en la radio. Pero también estoy seguro que no durará mucho su ausencia. Tiene a la mano su canal de YouTube (Aristegui Noticias), colabora aún con CNN en Español (con quien ya también tuvo tiempo atrás un roce por circunstancias parecidas) y le encanta mover las aguas. Y, guste a unos o no, da raiting aun con lo conflictiva que pueda ser.

¿Es un día triste para el periodismo mexicano? Me parece un exceso afirmar tal. No es la primera periodista en perder el empleo. Yo lo perdí tres veces: la primera alegando mi impuntualidad y vaya que el estimado Chucho Gallegos hizo lo posible por defenderme como su corrector de estilo en TVyNovelas; la segunda achacándome abuso de confianza, sabotaje (los Autrey llegaron al nivel de sembrar un virus en mi computadora para acusarme de tal cosa, sin contar con mi astucia: guardé copias de los archivos en distintos puntos, por lo que la información no se perdió), ofender con palabrotas a uno de los dueños, Sergio Autrey, y cometer desacato de las instrucciones del hermano mayor, Alfonso, que pretendía que yo manipulara unas encuestas para favorecer las decisiones internas y justificar con datos falsos la venta de automóviles a los empleados con tal de equilibrar las finanzas de los lotes de su propiedad, cuando el primero fue quien me tachó de ser un cabrón mientras yo me limitaba a escuchar sus vituperios y el segundo, ante el Director Nacional de Logística, estalló iracundo ante mis cuestionamientos. La tercera vez que fui despedido ocurrió luego que fui utilizado como pivote para sacar el trabajo de mercadotecnia en la Universidad Iberoamericana mientras el personal sindicalizado se iba a la huelga, la cual, una vez terminada, implicaba que yo estaba de más, pero fui acusado de incumplir el contrato, demostré lo contrario sin irme a pleito legal.

No, Carmen, esta vez tienes que entender tu puesto en la profesión, en el mundo, en el trabajo y en la vida. Ya hubiera yo querido que, en mi momento, llegaran los colegas y amigos a darme la palmada en el hombro y consolarme con hipócritas loas. Al contrario, me dejaron solo, me dieron la espalda, ni siquiera me jalaron las orejas como algunos ahora hacemos contigo.

Dice en "Eclesiastés": hay un lugar para cada cosa, y cada cosa va en su lugar. Vales mucho como mujer, como profesional, para la audiencia y para el gremio mismo. No caigas en el despropósito del reconcomio y de una lucha justiciera que solo conduce a la amargura y la frustración. Recuerda siempre que, tarde o temprano, las cosas como las personas, caemos por nuestro propio peso. De poco vale elevar al Olimpo la gritería, sería mejor consultar al oráculo de Delfos y tomar las providencias para el destino por venir.

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