El pastel radioeléctrico

diciembre 02, 2015 Santoñito Anacoreta 0 Comments


LO QUE DIRÉ ES totalmente alejado de mi personal aprecio por la familia Ibarra propietaria de Grupo ACIR, mismo del que dejo constancia en un texto dentro de mi blog La Casa del Duende Verde); alejado también de mi paso por la XEW como productor, guionista, actor y locutor; o por mi paso por Grupo ACIR como productor del programa "Sin Máscaras", programa conducido por la periodista Elizabeth Ojeda en los noventas y al que llegué en calidad de productor sustituto, mientras a la productora original, una chica joven y bella le encomendaron la producción de las transmisiones de las Olimpiadas de Barcelona 1992.
El autor del blog, Germán Sánchez, Carlos Mercenario
y Pablo Latapí, 1992
Foto: Archivo VETA Creativa

Por cierto, autorrabanazo aparte, en ese grupo tuve la osadía de ganarle la partida a todos, dentro de ACIR Sat como a la misma Televisa al conseguir la primera exclusiva a medios del marchista Carlos Mercenario, único medallista de oro mexicano entonces, esto gracias a la intermediación de Germán Sánchez. Me disculpo por la digresión autocomplaciente.

El autor del blog, Carlos Mercenario, Elizabeth Ojeda
en la cabina de ACIR Sat, 1992.
Foto: Archivo VETA Creativa
Y lo que digo aquí obedece a una nota publicada en el diario El Financiero acerca de los nuevos intentos del Grupo Radio Centro, de la familia Aguirre, por hacerse de un canal de televisión.

Dicho grupo ya había intentado tal cosa hace unos pocos meses quedándose, como se dice coloquialmente, colgado de la brocha. Mejor dicho dejando a sus accionistas colgados de la brocha y babeando luego que no pudo demostrar tras la licitación contar con los fondos proyectados para ganar la misma.

Sí, los Ibarra saben lo que es hacer radio, no solo por los cincuenta años dedicados al negocio y conformarse, en tanto grupo, como uno de los principales conjuntos de radiodifusores. No son solo los Ibarra.

Mi querido Paco, mi hermano, es colega comunicólogo egresado de mi misma Facultad de Comunicación - Universidad Anáhuac Norte, aunque más dedicado a la parte ejecutiva y operativa que a la comunicativa, lo que no le resta méritos y conocimientos. Toñito es un buen administrador y Carmita es una cuidadosa publirrelacionista.

La salida de Toño Esquinca que molestó a muchos como en su momento la salida de Carmen Aristegui de Grupo MVS, o los acuerdos de negocios para apuntalar a un consorcio nada tienen que ver con saber o no de hacer radio ante el micrófono o frente a la consola. Antes que nada se trata de una empresa y las empresas deben evolucionar. Ninguno somos indispensables. Toño Esquinca duró ¿cuántos años? Yo estuve escasos seis meses y las razones de mi salida, aunque "oscuras" no minaron mi ánimo ni menoscabaron mi profesionalismo. Entonces, en situaciones como la vivida incluso por Aristegui es cuando se demuestra la madurez.

En los medios electrónicos, más en nuestro país donde la constitución los limita a la figura de concesiones y los mexicanos nos llenamos la boca alegando que la abstracción llamada espectro radioeléctrico nos pertenece a todos se sigue considerando al rating como la base para la toma de decisiones y como el dato determinante de la valía en la opinión pública. Todos al fin y al cabo y muy a pesar del nombre conseguido en la opinión pública, estamos de paso.

Aplaudo la declaración de Toño Ibarra, la comparto solo en parte y me sumo a su dicho reflexivo. La familia Aguirre, muerta doña Esthercita (si no es que desde antes) que tanto quiso a mi "Chaparro" papá (como le decían sus buenos amigos) y como bien me corroboró un miembro de su familia que tuve como alumno en la Ibero, ha sido víctima de su ambición desmedida.

Me parece legítimo que cualquier empresa de medios aspire a competir en uno o más rubros. Si queremos contrarrestar el poder multimediático de Televisa, eso no lo conseguiremos poniendo piedritas en el camino de los interesados so pretexto de tal dicho "zapatero a tus zapatos". La primera y mejor muestra, aunque discutible, la tenemos justo con el Grupo MVS, el segundo en tener radio y televisión; el diario El Universal, que todavía no cuaja en televisión. Ahora también Excelsior, revitalizado tras el rescate a manos de Vázquez Raña y Vázquez Saldir. Tal es el interés en abarcar los distintos canales que no en balde más de uno empieza a experimentar, a abrazar la distribución de contenidos de audio y video vía streaming.

Quizá el mayor daño que nos hacemos quienes laboramos como o en medios es justo cuando señalamos la paja en el ojo ajeno sin sopesar la viga en el propio. Viga en ocasiones colocada por la envidia y su amargura, cuando no por un equivocado sentido de la crítica.

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