En esta esquina...
Carmen Aristegui, periodista mexicana. Foto: J.S.Zolliker |
Podría seguir la línea muy atinada de quienes en los comentarios a dicho texto hacen observaciones como las que acostumbro hacer en este espacio o las redes sociales desde el punto de vista gramatical y hacer eco de argumentos similares para jalarle las orejas a Fernanda Familiar. No obstante, aun comulgando con los señalamientos de los lectores no sigo enteramente algunas de sus diatribas, porque me parecen que tienen muy "endiosada" a la respetable Carmen Aristegui y parecen tomar como verdad absoluta las denuncias, investigaciones, reportajes y apuntes editoriales de Aristegui Noticias.
Personalmente a ambas las respeto primero por su "condición" de mujeres, aun cuando decir esto así ya pueda resultar odioso y con cierto tufillo misógino. Pero lo digo así para ser "políticamente correcto" frente a los cientos o miles de damas y damicelas feministas que las defienden, como si lo necesitaran, a capa y espada por esa misma y sola condición.
En segundo lugar, que debería ser el primero, por ser personas de valía incuestionable en los ámbitos profesionales donde cada cual se desempeña, con todo y sus asegunes. Periodista una, locutora y empresaria la otra. Ambas son comunicadoras, paradas en puntos diferentes en el tratamiento de la información.
Con uñas y dientes afilados
Si bien el tema de la gramática, me consta, no es por fuerza aunque debería serlo el quid en el manejo de la herramienta básica del periodista, pasa a segundo plano cuando del fondo se trata y esto es lo que a mí me puede importar más cuando de rascar en la verdad se trata. Y sí, desafortunadamente para la imagen de Carmen Aristegui, entre su carácter, su personalidad y el modo de trabajar la noticia tanto por ella como por sus colaboradores, más de una vez ha sido evidente una tendencia a comportarse como "gato boca arriba" (ahora que tengo gatos entiendo mejor la metáfora). Se agazapa en las palabras, salta sobre los hechos y los actores dando el zarpazo y en el revolcón del juego mediático tarde o temprano termina Carmen boca arriba, panza expuesta y pateando desenfrenadamente a sus detractores, les haya hecho los señalamientos periodísticos con razón o sin ella, con fundamento o sin él.
En esta parte de la crítica voy con la Familiar, porque sí creo que ya es momento de hacer a un lado aquello de que "perro no come perro". También entre nosotros, quienes nos dedicamos profesionalmente a la comunicación debemos tener no nada más autocomplecencia sino autorregulación. Está visto que el público al que nos debemos merece no solo respeto al momento de informarlo, sino nuestra humildad al reconocer que sí, podemos meter las cuatro patas en el afán de ganar la noticia o pretender normar la opinión. Nuestro papel como agentes de cambio jamás puede pasar por alto que somos los primeros en mantener la sensatez en la ostentación del poder que nos es otorgado por nuestro oficio, nuestra profesión y nuestro lugar como contrapeso de los otros poderes de la sociedad, el político, el económico y el de las armas.
Desafortunadamente, en esta refriega gatuna ninguna de las contendientes sale bien librada, como ya se ve, ni por fondo ni por forma. Algo me dice que incluso ni el público seguidor de una y otra, pues mientras unos apuestan a la denostación, los otros apuestan a la superficialidad haciéndose unos y otros, más que atentos lectores de sus mensajes, correligionarios de una especie de partido político cuya ideología pretende descansar en algo que se cree es la verdad.
Entre estas comunicadoras y el público que las sigue se comprueba aquello de que siempre hay un roto para un descosido. Y que conste que voy cayendo en la misma cesta junto con ¿cuántos más? Porque no faltará quien cuestione ¿y este qué, quién es, de qué lado masca? Porque hace más de una veintena de años que por circunstancias de la vida me alejé de los medios tradicionales impresos, televisivos, radiales, pero nunca me he alejado de mi profesión, de mi vocación, de lo que me hace ser lo que soy. Y aquí me tienen, de cara al viento y a las redes sociales, pendiente de lo que sucede, dentro de mis limitaciones, sin ostentarme poseedor de la neta del planeta o guía espiritual de los rencorosos, los renegados, los olvidados o los antes carentes de voz. Pues sí, esos antes carecían de voz propia, porque no tenían acceso a ningún medio a no ser de manera pasiva, cuales receptores. Hoy todos somos, en mayor o menor medida, más perceptores de lo que acontece y más preceptores preocupados por los contenidos que circulan en la infósfera, los que vamos creando codo con codo o más literalmente publicación con publicación en estos muros y los blogs que ya hacen, ni duda cabe, el registro no nada más diario sino al instante del pensar y el sentir humanos.
Así pues, mis estimadas y respetadas colegas, en tanto público que atiende sus mensajes y en tanto esto, colega, que soy de ustedes no me resta sino a exhortarlas a medir el agua a los camotes, para ponerlo en términos coloquiales y actuar en consecuencia: una, poniéndose urgéntemente a reparar su gramática (parte de la imagen que debería ser congruente con Grupo Imagen Multimedia); la otra, poniendo orden en sus filas y achatando un poco sus incisivos porque ya van varias veces que se le quedan atorados en las hebras del estambre noticioso sin asir de manera adecuada a la presa.
P.D.: En descargo de Fernanda Familiar, cabe señalar a sus detractores gramaticales que en realidad, si son buenos lectores, podrían darse cuenta clara de que se trata de una transcripción de lo dicho por ella en su programa de radio. Casi una estenografía, por lo que es comprensible no solo la lógica sino la gramática, pues nadie o casi nadie habla del mismo modo que escribe y viceversa. Aunque cada vez parece que ocurre lo contrario y la gente tiende a escribir como habla. Entonces la culpa no es tanto de la oralidad de la Familiar, sino del redactor que tuvo a bien extraer punto por punto lo dicho. Aparte, en esta entrega sólo ilustro con una fotografía de Carmen Aristegui, porque de Fernanda no hay una sola imagen en la red que tenga licencia para reutilización, y procuro ser respetuoso de los derechos de autor. Para más detalles acerca del tema: el mismo diario publicó, un poco más tarde el mismo día un resumen.
En ese resumen, El Universal menciona como fuente de la información un presumible "correo [electrónico]" que la locutora enviara a la periodista. Si esto es así, las fallas gramaticales señaladas por lectores sí serían atribuibles a Fernanda Familiar. Si no, serían excusables bajo el pretexto de la transcripción sic transit o atribuibles a la redacción misma del diario escudada en una interpretación de un supuesto modo gramatical.
En ese resumen, El Universal menciona como fuente de la información un presumible "correo [electrónico]" que la locutora enviara a la periodista. Si esto es así, las fallas gramaticales señaladas por lectores sí serían atribuibles a Fernanda Familiar. Si no, serían excusables bajo el pretexto de la transcripción sic transit o atribuibles a la redacción misma del diario escudada en una interpretación de un supuesto modo gramatical.
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