La prevención, origen y fin de la seguridad

junio 08, 2017 Santoñito Anacoreta 0 Comments


UNO DE LOS TEMAS, sin duda más importantes, cuando se habla de seguridad, es el de la prevención.

Tendemos a pensar la seguridad como un tema casi exclusivamente asociado a situaciones de orden policiaco. Pero, en realidad, la seguridad es uno de los asuntos más amplios y que requieren mayor atención de parte de los gobiernos, lo mismo los municipales que los federales.

Prácticamente podemos decir que, en la vida humana, si la comunicación está en el centro de todo, la seguridad es uno de los fundamentos de todas las actividades que realizamos.

Desde un punto de vista sistémico, no hay sistema que no se preocupe de manera constante y permanente por la seguridad que lo define. Una seguridad que pasa lo mismo por la clasificación y organización de los datos, de la información en general, que los la salud del conjunto de subsistemas que lo componen.

Capacitar a cada parte del sistema es vital para que este se desempeñe de manera adecuada y para que cada una de sus partes obtenga la mínima autonomía de gestión como para mantener el funcionamiento del sistema completo y, por supuesto, de aquellos asuntos que, en lo particular, atañen a esa parte en tanto su responsabilidad.

Viéndolo así, cada uno de nosotros somos una parte del sistema social y la mejor manera como podemos conseguir que este se desasrrolle, evolucione y funcione cabalmente es capacitándonos en lo necesario dentro de nuestras atribuciones como ciudadanos. Eso es justo a lo que apunta el civismo: hacernos conscientes tanto de nuestras obligaciones como de nuestros derechos, poniéndolos en práctica.

En los últimos años, las noticias más frecuentes que leemos en diarios, escuchamos en radio y TV o seguimos por la Internet y las redes sociales, parerecían obedecer a una especie de obsesión por lo violento y lo policiaco: asaltos, violaciones, asesinatos, accidentes. Y, como ciudadanos, tendemos a culpar a los gobiernos porque no tienen policías adecuadas, recursos para atajar al crimen, porque son corruptos. Pero, ¿cuántos de esos casos podrían evitarse si nosotros, en nuestra calidad de ciudadanos, nos preocupáramos por capacitarnos en los temas elementales que permiten prevenir esas situaciones?

Pensemos, imaginemos un caso patético y trágico: una persona actúa de modo inconveniente frente a un asaltante haciéndose o como héroe o simplemente por miedo, coraje e impotencia tratando de defeder su posesión o su patrimonio, forcejea con el malhechor y resulta herida. El asaltante huye, la policía, tarde o temprano, llega al sitio del hecho. La autoridad competente o nosotros, si no estamos capacitados, podemos convertirnos de pronto en peores verdugos que el mismo criminal que detona la tragedia si, por ejemplo, no sabemos cómo actuar para subsanar la herida, y no nada más tener el conocimiento de los teléfonos de emergencia. Esa persona podemos ser nosotros mismos.

Por eso, me parece de vital importancia que la Dirección General de Protección Civil y Bomberos de Naucalpan, imparta cursos de Reanimación Cardiopulmonar (RCP) dirigidos a estudiantes de todos los niveles, con el propósito de que cuenten con las herramientas necesarias para saber actuar ante situaciones de emergencias que pudieran presentarse tanto en sus centros de estudio, como fuera de ellos.

Paramédicos certificados como Técnicos en Urgencias Médicas del área de Atención Prehospitalaria de Protección Civil llevan al cabo esta capacitación,para brindar a los estudiantes los conocimientos básicos para atender a una persona en caso de que sufra un paro cardiorrespiratorio.

Uno de esos cursos de capacitación RCP se impartió recientemente a los alumnos de la escuela preparatoria Sor Juana Inés de la Cruz de la colonia de Valle Dorado y a estudiantes de Ciencias de la Salud del Colegio de Bachilleres del Estado de México, plantel 37 de San Francisco Chimalpa, además de a personal que labora en las oficialías del Registro Civil,  y empleados del Organismo de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (OAPAS).

Los cursos se imparten en las escuelas e instituciones que así lo solicitan a la Dirección General de Protección Civil y Bomberos. El personal acude apoyado con un maniquí para que las personas puedan realizar prácticas de la técnica de reanimación cardiopulmonar y puedan actuar en tanto llegan los servicios de emergencia, para lo que se cuenta con el apoyo del helicóptero “Águila 1”, que además de reforzar acciones de seguridad apoya en materia de Protección Civil.

Ojalá más de nosotros nos interesemos por estos cursos, porque en nuestras manos está el origen y el fin de la seguridad.

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