Reacomodo mexiquense
Estos podrían ser los resultados con base en la proyección del comportamiento durante los comicios en Edomex. Proyección: Indicios Metropolitanos |
MIENTRAS ALGUNAS
ENCUESTAS DE SALIDA dan por virtual triunfadora de las elecciones en el Estado
de México a la candidata panista Josefina Vázquez Mota con más del 35% de votos
del electorado y ubican como segunda fuerza a Delfina Gómez, candidata de
MORENA, otras contradicen los datos que van obteniéndose de manera provisional,
complicando las proyecciones sobre los resultados de los comicios.
Una visión
apresurada y lo más objetiva posible de los datos provistos puede permitirnos
ubicar, con un aproximado margen de error más/menos tres por ciento que muy
probablemente quien gane la elección en el Estado de México introducirá una
nueva variable largamente esperada: la alternancia.
La diferencia entre
PAN y MORENA es tan relativamente escasa, pero tan aparentemente notable
respecto del PRI, cuyo candidato Alfredo del Mazo ha caído al parecer por
debajo del 30% en las preferencias; es tan escasa, que el tema de la
alternancia en el poder podría considerarse resuelto.
Falta ver, tras los
resultados preliminares y los finales, si el poder lo detentará la izquierda
morenista o la derecha panista. Por supuesto, el abstencionismo continuará
siendo elevado, entre el 48 y el 52%, y la anulación de alrededor de un 3%. La
candidatura independiente prácticamente quedará reducida a un retazo de chucuta.
Desde tiempo atrás
he venido augurando que el 2018 llevará a la alternancia en el poder a la
izquierda, y lo sigo afirmando tras solo analizar la historia de nuestra
democracia.
Para que nuestra
democracia pueda llamarse tal debe dar espacio y oportunidad a todas las
fuerzas, no nada más para competir por el poder, sino para acceder al mismo y
demostrar, desde ese puesto lo que es capaz o incapaz de llevar a efecto.
El laboratorio que
ahora es el Estado de México nos coloca en un momento histórico sin
precedentes. Quienes han destacado ese dato que ha llevado a las elecciones en
esa entidad a ser las más vigiladas, complejas y retadoras, el dato de la falta
de alternancia y de la dominación priyista por más de 80 años, parecerían
apelar a aquellos argumentos esgrimidos cuando Vicente Foz resultó elegido como
presidente de la República, como una forma de reacción más visceral que
razonada producto del hartazgo frente a lo que intelectuales y críticos
llamaron la “dictablanda” del PRI.
Pero lo que ahora
pierden de vista esos mismos que exhortan “a sacar al PRI del Estado de México”,
a “no dar un voto más al PRI”, es que las ligas “por lo oscurito” que vinculan
a los candidatos con las estructuras básicas del PRI ahí están, ya sea en la
forma de viejas militancias que, llevadas por la frustración y el reconcomio,
abrazaron otros emblemas y logotipos de una oposición a modo; o ya en la forma
de arreglos y acuerdos pensados para establecer las aptitudes de una
partidocracia para la cual, el ciudadano no importa más que los intereses
creados y con la fuerza para impulsar hacia el poder y sus tentaciones.
Las campañas de
estas elecciones, al menos por lo que toca al Estado de México, pasarán a la
historia como las más huecas de todas, plagadas como estuvieron de ataques
entre candidatos que, en ocasiones, rayaron en pamemas ridículas, insulsas, monótonas,
repetitivas, sin propuesta novedosa, sin inventiva.
En realidad, la
elección del Estado de México ha resultado complicada no por la competición
entre los partidos y sus candidatos y sus fórmulas, chuecas o derechas, sino
porque sencillamente no hay uno ni siquiera del cual decir “este es el menos
peor”.
Al momento de
escribir estas líneas, las casillas habrán cerrado para comenzar el proceso de
conteo de votos. Si las proyecciones primeras llevaban razón, podemos mirar a
futuro que la izquierda, como sostengo, tendrá asegurada la alternancia en el
2018, aun cuando no gane la gubernatura del Estado de México.
Por otra parte, si
hacemos caso a las voces de radio pasillo que en Toluca a veces hablan de más,
el enfrentamiento entre el denominado “grupo Ecatepec” del que forma parte el
gobernador Eruviel Ávila y el infame “grupo Atlacomulco” del que surgiera el
hoy presidente Enrique Peña Nieto, bien podría ser la razón de ese cambio “acordado”
en lo oscurito: el PAN arregla la casa, para que no llegue la izquierda en el
Estado de México, pero ambos prepararán el terreno para que la alternancia,
como ya vislumbraba don Daniel Cosío Villegas con la teoría del péndulo,
finalmente se consolide en 2018.
El cordero del
sacrificio será entonces Alfredo del Mazo Maza, el candidato priyista Puedo
equivocarme… Comienza el escrutinio.
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