Reacomodo mexiquense

junio 04, 2017 Santoñito Anacoreta 0 Comments


Estos podrían ser los resultados con base en la proyección del comportamiento durante los comicios en Edomex.
Proyección: Indicios Metropolitanos
MIENTRAS ALGUNAS ENCUESTAS DE SALIDA dan por virtual triunfadora de las elecciones en el Estado de México a la candidata panista Josefina Vázquez Mota con más del 35% de votos del electorado y ubican como segunda fuerza a Delfina Gómez, candidata de MORENA, otras contradicen los datos que van obteniéndose de manera provisional, complicando las proyecciones sobre los resultados de los comicios.

Una visión apresurada y lo más objetiva posible de los datos provistos puede permitirnos ubicar, con un aproximado margen de error más/menos tres por ciento que muy probablemente quien gane la elección en el Estado de México introducirá una nueva variable largamente esperada: la alternancia.
La diferencia entre PAN y MORENA es tan relativamente escasa, pero tan aparentemente notable respecto del PRI, cuyo candidato Alfredo del Mazo ha caído al parecer por debajo del 30% en las preferencias; es tan escasa, que el tema de la alternancia en el poder podría considerarse resuelto.

Falta ver, tras los resultados preliminares y los finales, si el poder lo detentará la izquierda morenista o la derecha panista. Por supuesto, el abstencionismo continuará siendo elevado, entre el 48 y el 52%, y la anulación de alrededor de un 3%. La candidatura independiente prácticamente quedará reducida a un retazo de chucuta.

Desde tiempo atrás he venido augurando que el 2018 llevará a la alternancia en el poder a la izquierda, y lo sigo afirmando tras solo analizar la historia de nuestra democracia.

Para que nuestra democracia pueda llamarse tal debe dar espacio y oportunidad a todas las fuerzas, no nada más para competir por el poder, sino para acceder al mismo y demostrar, desde ese puesto lo que es capaz o incapaz de llevar a efecto.

El laboratorio que ahora es el Estado de México nos coloca en un momento histórico sin precedentes. Quienes han destacado ese dato que ha llevado a las elecciones en esa entidad a ser las más vigiladas, complejas y retadoras, el dato de la falta de alternancia y de la dominación priyista por más de 80 años, parecerían apelar a aquellos argumentos esgrimidos cuando Vicente Foz resultó elegido como presidente de la República, como una forma de reacción más visceral que razonada producto del hartazgo frente a lo que intelectuales y críticos llamaron la “dictablanda” del PRI.

Pero lo que ahora pierden de vista esos mismos que exhortan “a sacar al PRI del Estado de México”, a “no dar un voto más al PRI”, es que las ligas “por lo oscurito” que vinculan a los candidatos con las estructuras básicas del PRI ahí están, ya sea en la forma de viejas militancias que, llevadas por la frustración y el reconcomio, abrazaron otros emblemas y logotipos de una oposición a modo; o ya en la forma de arreglos y acuerdos pensados para establecer las aptitudes de una partidocracia para la cual, el ciudadano no importa más que los intereses creados y con la fuerza para impulsar hacia el poder y sus tentaciones.

Las campañas de estas elecciones, al menos por lo que toca al Estado de México, pasarán a la historia como las más huecas de todas, plagadas como estuvieron de ataques entre candidatos que, en ocasiones, rayaron en pamemas ridículas, insulsas, monótonas, repetitivas, sin propuesta novedosa, sin inventiva.

En realidad, la elección del Estado de México ha resultado complicada no por la competición entre los partidos y sus candidatos y sus fórmulas, chuecas o derechas, sino porque sencillamente no hay uno ni siquiera del cual decir “este es el menos peor”.

Al momento de escribir estas líneas, las casillas habrán cerrado para comenzar el proceso de conteo de votos. Si las proyecciones primeras llevaban razón, podemos mirar a futuro que la izquierda, como sostengo, tendrá asegurada la alternancia en el 2018, aun cuando no gane la gubernatura del Estado de México.

Por otra parte, si hacemos caso a las voces de radio pasillo que en Toluca a veces hablan de más, el enfrentamiento entre el denominado “grupo Ecatepec” del que forma parte el gobernador Eruviel Ávila y el infame “grupo Atlacomulco” del que surgiera el hoy presidente Enrique Peña Nieto, bien podría ser la razón de ese cambio “acordado” en lo oscurito: el PAN arregla la casa, para que no llegue la izquierda en el Estado de México, pero ambos prepararán el terreno para que la alternancia, como ya vislumbraba don Daniel Cosío Villegas con la teoría del péndulo, finalmente se consolide en 2018.


El cordero del sacrificio será entonces Alfredo del Mazo Maza, el candidato priyista Puedo equivocarme… Comienza el escrutinio.

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