Infernal hermosura... Entrevistas encadenadas

marzo 08, 2016 Santoñito Anacoreta 0 Comments

(Fragmento de mi ensayo Infernal hermosura sobre el tema de "El Chapo" que vengo escribiendo y publicaré pronto. Entre las fuentes destacables abajo incluyo y comparto tres entrevistas, dos de Adela Micha a la supuesta hija de "El Chapo" Rosa Isela Guzmán Ortiz, al reportero que entrevistó a esta para The Guardian y un fragmento de la entrevista que éste hizo a la misma luego de las declaraciones de Emma Coronel descalificándola y desconociéndola.)

EN MEDIO DE LOS DIMES Y DIRETES alrededor del caso de “El Chapo”, a las declaraciones de Emma Coronel siguió la efervescente “batalla mediática” de los familiares de “El Chapo” orquestada por sus abogados y la amenazante declaración de parte de uno de ellos, José Luis González Meza, sobre publicar pruebas e información sensible relacionada con las aportaciones financieras del narcotraficante a políticos mexicanos, calificando al presidente Enrique Peña Nieto de “asesino” (ZERMEÑO, 2016).

También, a las declaraciones de Emma Coronel y de Rosa Isela Guzmán Ortiz (GUZMÁN Ortiz, 2016) siguió una polémica cargada de descalificaciones sobre la identidad de la que pronto dieron en llamar los colegas periodistas “la supuesta hija de ‘El Chapo’”, pero también sobre la veracidad de los dichos de la primera. Hijos de “El Chapo” tuitearon al respecto, como Iván Guzmán quien aseveró en su cuenta de Twitter el 4 de marzo: “Las Noticias siempre inventan cosas de mi padre para poder vender, desconozco a la supuesta hija, como es falsa la traición del señor Mayo”, publicaciones a las que, de otro lado, supuestos simpatizantes del capo (GENTE DEL CHAPO, 2016) se adhirieron como quien espera instrucciones para actuar.



Noticiarios caracterizados por especializarse en la nota sensacionalista como Al Rojo Vivo de la cadena Telemundo acudió a entrevistar a “especialistas” para “analizar” el trasfondo de verdad de las declaraciones (GONZÁLEZ, 2016) mediante el estudio de la comunicación no verbal, tal como sucede en la trama de la serie televisiva Lie to me inspirada en las investigaciones científicas del psicólogo Paul Ekman, uno de los científicos más destacados del siglo XX pionero en el estudio de  las conexiones existentes entre los estados emocionales y las expresiones faciales [cf. (EKMAN, 2004), (EKMAN, "Entrevista a Paul Ekman", 2005)],  concluyendo de bote pronto que Emma Coronel es una mujer frágil que habría visto en “El Chapo” a su protector y que, por ser tan emocional, en lo futuro podría tener una vida difícil que la orillare a buscar una pareja similar, por lo menos en carácter, al narcotraficante.

De nuevo, en medio de la opinioncracia que nos caracteriza, no faltaron quienes se colgaron de la historia para llevar agua a su molino. Medios institucionalizados, blogs, personas con altos o regulares raitings en canales de streaming hicieron su agosto al tener, todos, un tema candente, sabroso, tuétano del cual hablar para atraer lectores, audiencia. Algunos de ellos, tomando con seriedad su giro comunicativo ponderaron y juzgaron a los actores. Los “inspirados” por fuerzas naturales no escaparon a la tentación de aseverar, por ejemplo:

Las cartas me dicen que […] cada palabra que salió de sus labios son las mentiras más grandes que le han tocado decir a ell a[Emma Coronel] en su vida, en público, y respecto a su marido. 

[…] Lo que yo tengo que descubrir es cuál es la razón de esas mentiras tan garrafales que dijo; pues todos sabemos, por todos los medios de comunicación, lo que se ha ventilado alrededor de la vida del señor Guzmán […La razón] de esta entrevista fue para confundir al pueblo y hacer creer a la gente todo lo contrario de lo que va a suceder. […] Lo que estoy viendo aquí [en las cartas] va a ser histórico: […Funcionarios involucrados y sus abogados] han formulado una gran nube negra con la que harán ver a “El Chapo” como un persona muy enferma, delicada de salud [para propiciar su tercer escape pronosticado …] del que más sabe el señor Peña Nieto […] Pero ese hombre [“El Chapo” …] aquí me sale que está sano y que está […] muy alerta, calculando cada paso […] El gobierno de México no lo va a extraditar porque tiene miedo de las cosas que él puede decir; y a “El Chapo” no le conviene que lo extraditen porque en Estados Unidos recibiría trato como un delincuente más […] 

No se sorprendan si […] mañana declaran al “Chapo” muerto por un infarto; o muy grave que lo tengan que llevar a un hospital […] (ALICIA "La Psíquica", "Las grandes mentiras de Emma Coronel", 2016).
Afirmaciones semejantes, que han apostado a una muerte fingida del capo del narcotráfico —y a la fecha de escribir estas líneas está por verse—, sobre que “se estaría cocinando una tercera y muy fina fuga” de “El Chapo” han incidido todavía más en la confusión mediática, al descrédito, a las teorías conspiratorias y extendiendo una espesa humareda tras la que solo el prejuicio y la incertidumbre han encontrado su camino.

Las especulaciones alrededor de los efectos y la conveniencia de extraditar al narcotraficante, también hicieron acto de presencia en la opinión pública, de la mano del imaginario colectivo que gusta de ver el sistema judicial norteamericano como uno de película, incorruptible, infalible, justo, cuando en la realidad no es así. Muy rara vez sabemos en el mundo sobre la aprehensión de algún mafioso del país del norte y cuando llega a ocurrir parecería que todos los malos fueran de origen extranjero, ya rusos, latino o afroamericanos, chinos, japoneses.

El discurso hollywoodense que ha investido de santidad impoluta a los personajes de corte policiaco y militar, los “Rambos”, los “duros de matar”, las estrategias políticas estadounidenses tendientes a prohijar la idea de hacer de ese país el policía del orbe para instaurar su “nuevo orden mundial” a modo ha conseguido permear en la mentalidad de muchos individuos, todo eso ha hecho del mito del “sueño americano” la manzana de la discordia para oriundos como para migrantes, atizando la xenofobia rampante en la que personajes populistas como Donald Trump se supieron montar para granjearse la aprobación popular de los sectores más recalcitrantes. Ya esto lo había acusado desde mediados la década de 1990 el documentalista y cineasta Michael Francis Moore en sus obras en las que exhibía la decadencia del imperio capitalista en contraste con la realidad estadounidense.


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