Una metodología para el autoplagio

julio 05, 2016 Santoñito Anacoreta 0 Comments

UNA AMISTAD Y COLEGA compartió mediante Facebook una guía o manual de entre tantos que hay para citar trabajos, documentos, fuentes informativas, referencias en lo que uno escribe. Concretamente en relación al conjunto de normas de la American Psicology Asociation (APA). Es una buena guía simplificada (aunque no indica quién es el autor; en la casa del jabonero...). Si gustan el documento armado en PDF, pueden descargarlo desde mi biblioteca virtual haciendo clic aquí.

Me detengo en dos puntos de las descripciones y explicaciones vertidas en ese manual.

1) La mayoría de las normas metodológicas se preocupan mucho por los derechos de autor, el copyright, y está bien, pero también existe el Copyleft del Creative Commons y, si bien, de algún modo aplica igual la citación para obras registradas bajo ese esquema, referirlas, incluirlas, modificarlas (según el caso de la licencia) es un gorro, pues no falta el lector-investigador ortodoxo o por lo menos tarambana que confunde la cita modificada con plagio sin serlo necesariamente.

Esto me lleva al segundo punto, donde se define y describe el autoplagio, en parte, si se quiere, para curarme en salud.

De antiguo se consideraba que, si uno no es citado o referido por el conjunto de los colegas o por terceros, uno prácticamente no existe, aun teniendo ideas decentes, aceptables, por lo menos “en el parecer de mi mamá”.

Con el avance de la tecnología, la abundancia de asociaciones gremiales, el snobismo de ciertos grupos académicos e intelectuales, y los intereses creados alrededor de la producción de conocimiento y contenidos, se sigue considerando el autoplagio una especie de pecado. Y puede serlo, pero hay que distinguir la sutileza de los casos. En aquellos en que el autor (típico en los contenidos de blogs y sitios diversos en internet), falto de originalidad o memoria, copia y pega lo dicho y escrito en algún momento pasado solo para justificar el tráfico, la temporalidad del contenido, aun dando una “manita de gato” a la forma o el fondo, para allegarse centavos y oportunidades no a costa de otros autores sino de su propia pobreza intelectual, comete autoplagio por pereza. Los lectores no son tontos y más pronto que tarde se percatan del “fraude” intelectual y creativo anclado en la repetición, peor que en la redundancia.

Sin embargo, también ocurre que el autor (en esa canasta me meto), en afán de mantener, justificar, remembrar, redundar y no perder la congruencia de lo dicho y por decir, se cita a sí mismo, directa o indirectamente, parafraseándose incluso, como un servicio de continuidad a sus ideas y su obra, pero también como un servicio de honestidad intelectual frente a sí mismo y de los lectores asiduos y los por venir.

Es difícil saber cuándo uno es citado por los colegas o por los no colegas. Hoy, las etiquetas en las redes sociales, los vínculos con funciones de tracking facilitan un poco ese conocimiento en calidad de vana retroalimentación (el mejor ejemplo lo tienes, amigo lector, en los vínculos que he incluido en este texto para no incluir más adelante una lista de referencias). Entre que son peras o manzanas, a veces uno, ya por presunción ya por previsión, en la idea ya expuesta o con el fin de justipreciar el trabajo previo a falta del reconocimiento ajeno, opta por autocitarse, por autoplagiarse como que no quiere la cosa, autoincluirse en la lista de referencias como si se tratara de un otro distinto, poniendo así una leve distancia respecto del propio trabajo de investigación o creativo previo y que fundamenta la argumentación actual a los ojos del lector.

Todavía hay quien, al amparo de las normas metodológicas, mira esta conducta legítima —no dejes a los demás lo que puedas hacer por ti mismo— como reprobable por egotista, dicen, cuando de alguna manera es una forma de hacer valedero el esfuerzo personal sin esperar el apoyo de las vejigas de algún flotante santón. No en balde escribí hace tiempo este, el primero de tres artículos alrededor del tema: “¡Que me plagio solo!” y con respecto de lo cual lo aquí comentado ya se puede conocer como una cuarta continuación. Sí, esto que escribí originalmente en Facebook, lo copio, pego y me plagio ahora aquí, en mi blog.

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