Rechazan Colonos de “La Florida” insistentes cambios de uso suelo

octubre 28, 2016 Santoñito Anacoreta 0 Comments



HABITANTES DEL FRACCIONAMIENTO residencial La Florida, Naucalpan, mostraron su opuesto rechazo a la apertura de un asilo de ancianos.

Lo anterior, debido a que sistemáticamente se ha venido cambiando de manera "drástica" el uso de suelo para facilitar numerosos giros comerciales y servicios en casa-habitación, que vienen impactando el área urbana y creando numerosos conflictos.

Consuelo Hernández, residente del lugar, aseguró que, no obstante a que el asilo para personas mayores fue clausurado por las propias autoridades, de nueva cuenta lo pretenden abrir.

En su opinión el espacio no es factible para que opere ahí un asilo donde se proyecta atender a alrededor de 40 octogenarios. Cree que esto incidiría en el incremento del tránsito vehicular, índices de contaminación, afectaciones del abasto del agua, impacto visual, así como problemas de seguridad y protección civil. Y deploró:
Basta ya con seguir autorizando el gradual crecimiento de diversos negocios en casa-habitación, desde talleres mecánicos, escuelitas, fábrica de ropa y salones de belleza, entre otros en este periodo de gobierno
Observó que por estas causas ha aumentado la densidad urbana de manera desmedida, colapsando diversas áreas del fraccionamiento y Anunció que endurecerán acciones para evitarlo, como cerrar calles e iniciar con una campaña intensa de divulgación para protestar por los cambios de uso del suelo.

Lo cierto es que la casa mencionada, sita en la esquina de Rosas y Paseo de La Florida con posibilidad de ser utilizada como "asilo" o "casa hogar" para ancianos, no sería la primera en su género en el fraccionamiento. Desde hace varios años opera ahí, en otro punto, este sobre Paseo del Otoño, de forma discreta, una casa hogar en la que la misma propietaria habita junto con, cuando mucho, una docena de ancianos, algunos incluso, en algún momento familiares de vecinos de la localidad. Para ella, una anciana octogenaria, el resultante del alquiler de cuartos y de otra propiedad en el mismo fraccionamiento es uno de sus pocos ingresos.

Alrededor del 80% de la población de La Florida ronda los setenta años de edad. A pesar de vivir en zona residencial, algunos vecinos incluso viven en condiciones lamentables que hacen pensar en abandono de parte de sus familiares, sin embargo ni vecinos ni autoridades pueden hacer nada al respecto. Algunos vecinos ven con ojos positivos la creación, en una zona residencial, de casas de este tipo mientras no contravengan el uso residencial. Otros, como la entrevistada, de plano se oponen terminantemente.

Como Indicios Metropolitanos y vecino de la localidad tomé nota de las quejas hacia el mes de agosto, aun cuando no publiqué nada al respecto habidos los antecedentes y no considerar el hecho motivo de noticia relevante. Pocas semanas después el inmueble fue clausurado por el gobierno de Naucalpan.

El aumento en el número de habitantes de zonas residenciales en edades avanzadas es un problema serio que hasta ahora ningún gobierno ha sabido, querido o podido atacar con cabalidad. Y menos bajo los lineamientos legales existentes.

Recuerdo cuando, ayudando a mi madre a realizar ciertos trámites ante el DIF, llegó a su casa una visitadora para tomar nota de las condiciones en que vivía mi madre. Le bastó saber y ver que vivía en una casa grande, en zona residencial, para concluir que no requería de los apoyos del DIF, aun cuando se le mostraron documentos que comprobaban su circunstancia legal y económica, tanto la de ella como la mía, en tanto hijo y responsable. Como ella, luego supe de muchos otros casos de personas ancianas que, por el solo hecho de habitar en zonas residenciales, no podían ser candidatas a beneficios gubernamentales. Eso ha ido cambiando lentamente. Pero ahora, por lo que he observado, entre los mismos vecinos existe una cerrazón frente a probables soluciones a un problema que va en aumento y sin que, en cambio, se propongan respuestas constructivas no solo para los probables usuarios de estas "casas hogar" como para la misma comunidad. Vecinos de reciente arribo a la colonia desconocen el crecimiento que esta ha tenido y adoptan una de dos actitudes: desidia u oposición tajante. De entre los pocos que quedamos de los inicios del fraccionamiento, se observa más temor por las consecuencias del deterioro.

Cierto funcionario de gobierno comentó a Indicios Metropolitanos meses atrás que entre las prioridades del alcalde Edgar Olvera Higuera estaba La Florida. "Para La Florida todo lo necesario", habría dicho a este funcionario. Y en buena medida ha ido cumpliendo por lo pronto en lo tocante a luminarias, podas y seguridad, aun cuando la percepción de algunos continúa siendo negativa en este último tema y sí, nadie niega que falta mucho por hacer.

Entre los proyectos anunciados y por venir, que de hecho debieron haber comenzado a mediados de octubre, está la rehabilitación de las riberas del río Chico de Los Remedios que hace frontera entre La Florida y Echegaray, para hacer ahí un paseo similar al que se efectuó en Satélite en la zona de Las Marinas.

El conflicto, si lo hay, estriba no nada más en que en esa esquina se abra una casa hogar, en un inmueble donde ya había habido antes guarderías infantiles sin que nadie, entonces exclamara como ahora. Las razones reales del conflicto son de otra índole y pasan por temas como los parquímetros, la proliferación de ambulantes y de giros comerciales y de oficinas en la zona, muy especialmente en las calles próximas a la zona de comercios, como son Rosas y Gladiolas, las más afectadas por el tránsito y la falta de cajones de estacionamiento para los usuarios de restaurantes, tiendas, bancos.

En otro punto de La Florida, como es el retorno Nardos, donde se encuentra la reactivada asociación de Colonos de La Florida, presidida por la Dra. María de Lourdes Valdés Fromow opuesta desde su reinicio a toda gestión de los representantes del Consejo y Delegación de Participación Ciudadana, Hugo López Lozano y Felipe Peralta, también se han dado conflictos por motivos semejantes respecto de la movilidad. La misma presidente de la asociación acudió a solicitar y exigir al Dir. Gral. de Vialiadad y Movilidad Urbana de Naucalpan, Juan Fernando Coronel Aranda, y al Dir. de Tránsito Municipal, sin que por ahora se haya hecho algo al respecto.

Quienes hemos vivido de cerca y de manera responsable y comprometida la problemática del mantenimiento de nuestros familiares ancianos, a veces vemos con otra perspectiva estos asuntos como el que dio pie a la nota del colega Mario Ruiz en que baso estas líneas.

Personalmente me he preocupado en concreto por una vecina que vive a espaldas de mi casa que eventualmente deambula por la cuadra en triste facha de abandono y pobreza. Más seguido de lo deseable me pide algún mendrugo, detiene a los peatones para preguntar el día y la hora. Al cuestionarla, me ha dicho que no vive sola, que vive con su sobrina, pero ocurre que su sobrina trabaja en Estados Unidos. Me dice que otro familiar le habla por teléfono, pero sus ropas gastadas, sucias y raídas, los moretones de sus caídas resultantes de sus desvanecimientos cuentan otra historia.

Pregunté a Adriana Hinojosa, Directora del Instituto Naucalpense de la Mujer qué procedía en casos así y la respuesta fue todavía más preocupante. Las leyes maniatan a ciudadanos y autoridades. Para que el Estado pueda tomar cartas en el asunto, yo tendría que levantar un acta en el Ministerio Público para que este diera instrucción y vista a la Policía Ministerial, esta fuera al domicilio para inspeccionar el caso y, de sus conclusiones, se turnaría a un juez para que sentenciara la probable extracción del anciano para ubicarlo en un albergue u hospicio adecuado a sus condiciones físicas y mentales.

En casos así no puedo sino traer a la memoria a mi abuelo paterno y las dos ocasiones cuando se perdió por salirse de su casa. La segunda vez lo recogió una amable familia hasta el otro extremo de la ciudad. La tercera fue el acabose, la policía lo encontró extraviado y sin documentos y lo remitió al albergue donde, en la noche, en sus desvaríos se introdujo en el ala de los malvivientes y uno lo molió a palos. De ahí, a una de las primeras clínicas geriátricas (ubicada en una zona residencial), donde murió al cabo de quince días.

Cabe entonces la pregunta, ¿el uso de suelo puede ser más importante que el bienestar de un conjunto de personas? Parece que sí. Porque también hay que decirlo, no falta los que lucran con el dolor humano y la necesidad de algunos familiares por deshacerse de esa "carga" en que todos, tarde o temprano, nos convertimos para las nuevas generaciones.

Nadie nos enseña a a gobernar, como nadie nos enseña a amar; nadie nos enseña a vivir, porque nadie nos enseña a morir.

La Florida, me queda claro, como habitante del fraccionamiento, ya no es ni puede ni debe seguir siendo lo que fue, por más que un puñado se empeñe en ello. Eso no obsta para que se expresen en estricto derecho las inconformidades y se denuncien los atropellos y las ilegalidades fruto de la corrupción. Pero creo que a veces acusamos más movidos por el propio, miope y parcelario interés que por otras razones de mayor visión.

Si me preguntan (sé que no faltará el vecino que lo haga) si estoy a favor de que haya asilos en el fraccionamiento, deberé responder que la diferencia entre asilo y casa hogar y clínica geriátrica es determinante. Tal vez pueda ser manejable convivir con una casa hogar (en cierto modo, irónicamente, el fracionamiento entero es casi una gran zona residencial ocupada por ancianos), sigue siendo una residencia al fin y al cabo. Un asilo conlleva otros servicios que sí, pueden resultar problemáticos. Una clínica geriátrica ya supone un permiso e instalaciones especiales.

El problema con muchos de mis vecinos (y esta es razón por la que algunos no me quieren ni en pintura) es que son dados a reaccionar y juzgar de bote pronto, llevados por prejuicios, chismes y rumores, sin detenerse a hacer la labor de campo e investigar a fondo. No digo que este sea el caso, pero no lo descarto con la experiencia ya vivida, por ejemplo, con el caso de la "esquina de la discordia" sobre la que escribí meses atrás dando puntual seguimiento al detalle sobre la probable instalación de un colegio. La de ahora, ¿será una nueva esquina de la discordia? Parece que ya nos gustaron los "esquinazos".

(Con información e imagen de Mario Ruiz / Vallemex Noticias.)

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